Según versión de los nietos, sus abuelos, quienes vivían solos, por las tardes solían caminar a un potrero cercano a la aludida aldea para amarrar sus vacas lecheras.
El pasado domingo llegaron a la vivienda, vieron la puerta abierta y al no hallarlos decidieron dar aviso a sus padres, quienes iniciaron la búsqueda y fue hasta el mediodía del domingo que localizaron los cuerpos.
Los familiares dieron aviso a las autoridades, quienes llamaron al juez de Paz para levantar el acta de rigor y ordenara el traslado de los cadáveres -con los rostros y los cráneos destrozados a pedradas- a la morgue del Organismo Judicial de Coatepeque.
Los parientes explicaron que los ancianos no molestaban a persona alguna, por lo que es un misterio este doble crimen y exigirán que las autoridades esclarezcan este doble asesinato.
En tanto, las autoridades locales indicaron que comenzarán las investigaciones pertinentes para dar con los criminales.