Después de muchos intentos del hombre, las jóvenes tenían la costumbre de dejar caer la tinaja para que se rompiera, como señal de que aceptaban a quien las cortejaba.
Si la relación se volvía más seria, se debía contratar a un xamán (testigo) para pedir la mano de la novia a sus padres.
Leyenda
El escritor sololateco Carlos Urízar contó que esta práctica estaba inspirada en la historia zutujil, cuando Chitinamit era gobernado por el cacique Tepepul, y su hijo se enamoró de una bella joven, quien no le correspondía, porque su corazón ya pertenecía a un plebeyo.
Ante la negativa, se hizo pasar por el plebeyo y citó a la joven a un desfiladero solitario para aprovecharse de ella. Sin embargo, la doncella, al darse cuenta del engaño, se lanzó al Lago, para morir antes que entregarse a él.
Con el impacto, también se quebró la tinaja que la joven llevaba. Se dice que el fuerte viento conocido como Xocomil que sopla sobre el Lago, es la doncella que recorre las aguas en busca de su amado, el plebeyo.
Regalos a los padres
En Jutiapa, el cronista Luciano Castro relató que hasta la década de 1960, los novios no podían verse en la calle, sino que solo en la casa de los padres de ella, y en su presencia. Además, los regalos que el pretendiente llevaba no eran para la novia, sino para ellos. “Era normal obsequiarles quesos y tortas, lo que servía para congraciarse con ellos y para demostrar que tenía dinero para formar un hogar”, explicó.
Durante la década de 1970, una banda marcial de la zona militar ejecutaba piezas musicales en el parque de la cabecera de Jutiapa, jueves y domingos, y mientras las señoritas se sentaban en las bancas, los jóvenes caminaban alrededor de los jardines en espera de una señal de su amada, para ir a sentarse junto a ella.
Luego fue inaugurado el cine Dardón, en donde los novios podían ver películas románticas.
También se acostumbraron serenatas, pero las canciones no tenían que ser muchas, pues de lo contrario, las fuerzas de seguridad los encerraban por escándalo en la vía pública, o hasta los obligaban a casarse.
Chalina
En la provincia también hay historias tristes, pero que son recordadas por ser ejemplo de la fidelidad, como una de Cobán, Alta Verapaz, en la que se recuerda a Rosalina Guerrero (Chalina), quien a los 16 años quedó vestida de novia, plantada en la iglesia, y al novio nunca se le volvió a ver.
Decepcionada, Chalina se encerró en la casa de sus padres, en la 3a. calle 2-38, zona 3 de Cobán, y no volvió a salir de ella, como tratando de evitar que le dañaran otra vez el corazón, y solo se le veía de vez en cuando al asomarse a la ventana, pero no salía a la calle.
Murió en 1992, a los 94 años. En la casa donde vivía funcionó un hostal, y ahora, oficinas.
Costumbre
Micos y palomas
El historiador Fernando Urquizú expuso que antes de la comercialización del Día de San Valentín, era bastante popular que la mujer le obsequiara a su pareja un mico, y a cambio recibiera una paloma, durante la conmemoración del Corpus Christi.