En su opinión, esta situación va a provocar una crisis humanitaria exponencial en Guatemala, porque el fenómeno migratorio es estructural.
Precisó que en El Salvador muchas familias dejan sus hogares debido a la violencia y vendrían a solicitar asilo a Guatemala.
¿Qué piensa del acuerdo?
Nos duele mucho cómo ciertos gobiernos, en este caso el de Guatemala y el de EE. UU., transan a su interés y, básicamente al económico, poniendo vidas en riesgo.
Esto es demagogia y denota la clase de gobernantes al momento que se ponen intereses antes de los derechos.
¿Qué se obvió en este proceso?
Es legítimo que las personas deseen buscar oportunidades, más cuando en los países de origen no las hay, por lo que también hay un elemento de responsabilidad de esos países. Limitar esto es contrario al estado de Derecho y criminaliza a las personas.
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¿Qué está originando el desplazamiento forzado?
Hay familias que dejan sus casas porque su vida está en peligro por culpa de la violencia.
Ahí también hay una irresponsabilidad alta de las autoridades, que están limitando que las personas puedan huir, cuando muchas veces las propias decisiones de los gobiernos encauzan en esta forma de violencia.
Creo que eso no se habló en esta ocasión como Tercer País Seguro. Nadie deja su país por voluntad propia, sabiendo que no podrá regresar, cuando estamos hablando de desplazamiento forzado.
El año pasado acompañamos a más de mil víctimas por desplazamiento forzado en el Instituto de Derechos Humanos en la UCA. En ninguno de estos casos las familias dejaron el país a sabiendas de que no regresarían por voluntad propia y la única manera de salir del país es que su vida está en un eminente peligro, porque en sus familias han tenido varios ataques.
¿Qué puede pasar en el corto plazo?
Será una crisis humanitaria y no solo desde el punto de vista cuantitativo, sino el drama humano que se descubrirá cuando se analicen los casos de solicitantes. Al final, podemos ver que Guatemala se convertirá en un país opresor, que ha decidido no respetar los derechos humanos.
Además, no solo la crisis humanitaria que se está viviendo en El Salvador, sino en Honduras, se va a trasladar a Guatemala y va a haber un momento en que no van a poder soportar esta situación.
Las soluciones que buscan los gobiernos son demagógicas y sencillas, como la de Tercer País Seguro, y el problema va a aumentar y dentro de tres, cinco y diez años con muchos más agravantes.
Las leyes, los muros no van a parar a las personas. Ellas intentan ser pragmáticas en el diario vivir.
¿La violencia es un factor que provoca un desplazamiento forzado en El Salvador?
Un problema en Centroamérica es la falta de datos precisos, porque a los Gobiernos no les interesa tratar esta problemática.
Los datos que se pueden recopilar de las instituciones y sociedad es que la violencia de las pandillas o crimen organizado expulsa a las personas, pero en años recientes también hay una violencia generada por las propias fuerzas del Estado.
¿Alguna solución efectiva al tema migratorio?
Esta no es una solución solo de Guatemala, sino a escala centroamericana, hay que atacar las causas de la violencia, combate a estructuras del crimen organizado y control a lo interno para que los agentes no cometan actos que provocan el desplazamiento; mayor educación, control territorial, en sí, es un enfoque regional.
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