La congresista por California explicó que “el grupo de Asuntos Centroamericanos proporcionará una vía para educar a los miembros -de la Cámara de Representantes- sobre los problemas que enfrenta la región y mantendrá un diálogo continuo y productivo entre el Congreso y los gobiernos y la sociedad civil “.
Según el congresista demócrata Eliot Engel, la creación de este grupo “demuestra el compromiso del Congreso a apoyar al pueblo de Centroamérica a medida que trabajan para mejorar la prosperidad y reducir la violencia y la corrupción”.
Torres recordó que los países del Triángulo Norte siguen enfrentando “retos como corrupción, violencia y falta de oportunidades”.
La congresista de origen guatemalteco aseguró que este grupo se compromete a trabajar dentro del Congreso para garantizar que Estados Unidos “continúa poniendo énfasis en esta región y que el Congreso proporcione la supervisión necesaria para asegurar que la asistencia para la región vaya adonde se destina y que nuestra ayuda esté produciendo resultados reales”.
El anuncio de la creación de este grupo en la Cámara de Representantes coincidió con la reunión en Washington del vicepresidente de los Estados Unidos Joe Biden con los presidentes Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Juan Orlando Hernández (Honduras)y Jimmy Morales (Guatemala) para discutir el progreso del Plan de la Alianza para la Prosperidad en el Triángulo del Norte.
Presidente @jimmymoralesgt sostiene una reunión con la congresista, Norma Torres en el edificio del Capitolio. pic.twitter.com/4zrNFGNfk2
— Gobierno Guatemala (@GuatemalaGob) 24 de febrero de 2016
Durante su reunión está previsto que los tres presidentes centroamericanos expliquen a Biden las iniciativas a las que destinarán los 750 millones de dólares aprobados por el Congreso para apoyar el plan que impulsan desde 2014 las tres naciones de la región.
El “Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte” fue lanzado conjuntamente por los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador para crear mejores oportunidades en sus países para que la inmigración sea una opción y no una obligación.
Se trata de un plan regional de mediano y largo plazo con el que los tres gobiernos centroamericanos quieren realizar reformas estructurales y crear condiciones económicas y sociales para generar más y mejores oportunidades que permitan el desarrollo y el arraigo de la población, especialmente los jóvenes.