El programa es “quizá es una especia de carrera para ver quién puede utilizarlas más rápidamente”, dijo Michael Camilleri, director ejecutivo del Grupo de Trabajo del Triángulo Norte de la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (Usaid), en una conversación telefónica con varios medios de comunicación.
EE. UU. anunció el pasado 21 de abril el otorgamiento de ese número de visas a los países del Triángulo Norte de Centroamérica, la norma se oficializó un mes después al ser publicada en el Registro Federal.
Este viernes, funcionarios del Departamento de Estado destacaron la publicación e informaron que estas seis mil visas H2B serán repartidos entre los ciudadanos de los tres países, aunque no hay un número específico para cada uno.
Las visas serán exclusivamente para este año y no se prevé obtener más en corto plazo.
“La creación de vías de migración legal mediante la expansión de visas H-2B para trabajadores temporales es un componente clave del enfoque de la administración Biden-Harris de abordar la migración irregular”, dijo Camilleri.
Agregó que Usaid trabaja con los ministerios de trabajo de Guatemala, El Salvador y Honduras para recibir y procesar las solicitudes de posibles trabajadores del programa, y capacitan a los empleados que salgan favorecidos sobre sus derechos y responsabilidades.
Por su parte Emily Mendrala, subsecretaria adjunta en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, destacó que las seis mil visas representan “más de la cuarta parte de la cantidad otorgada a nivel mundial”.
Esto, añadió, beneficia no solo a los trabajadores de los países del Triángulo Norte, sino también a los empleadores en EE. UU. para mitigar “la escasez crítica de mano de obra que hay en algunos sectores” económicos.
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Asimismo, Mendrala resaltó que la ampliación generará oportunidades para viajar a EE. UU. sin los riesgos de hacerlo de manera irregular. “Los trabajadores que reciben estas visas no tiene que incurrir en deudas impagables con coyotes, recibirán un salario de acuerdo con las leyes estadounidenses y no vivirán con el temor de ser arrestados”, subrayó.
No es suficiente
El analista en temas migratorios Pedro Pablo Solares considera “preocupante” que EE. UU. crea que el otorgamiento de estas visas puede mitigar la migración desde el Triángulo Norte ya que “los números indican que la cantidad de personas que buscan incorporarse al mercado laboral estadounidense supera los cientos de miles de personas”.
“Este anuncio va en línea contraria al corazón de lo que ha dicho que se propone la vicepresidenta Kamala Harris, de que el propósito de EE. UU. es colaborar con la esperanza de que las personas puedan vivir en Guatemala”, remarcó Solares.
“Un anuncio como este es desesperanzador toda vez que se mira que es un esfuerzo que no está acorde a la realidad y pone en duda la seriedad que EE. UU. le está poniendo al tema”, añadió.
Tan solo desde Guatemala en los últimos años ha crecido el número de personas que migran hacia EE. UU., según estimaciones, el 70 por ciento lo hace por razones económicas.
En el 2017, el Ministerio de Relaciones Exteriores aproximaba la cantidad de connacionales que radicaban en EE. UU. a 2.7 millones, y dos años después a tres millones. Esto significa que más o menos cien mil guatemaltecos se establecieron por año en aquel país.
Según los datos más recientes del Programa de Migración Laboral del Ministerio de Trabajo, 32 mil guatemaltecos esperan por una oportunidad para trabajar en EE. UU. solo en actividades agrícolas, —visas H2A—, la demanda podría crecer al ampliarse el programa para actividades no agrícolas.
Álvaro Caballeros, subsecretario del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua) coincide con que el número de visas a otorgarse es muy bajo en relación con la oferta y demanda de empleo que hay entre ambos países.
No obstante, indicó que estos programas pueden ser la oportunidad de sentar las bases para transitar de una migración irregular a una ordenada. “Ahorita podrá ser una cantidad baja, pero creemos firmemente que es un paso hacia la migración ordenada segura y regular”, dijo; además, “dependiendo de una serie de factores de política exterior el número de visas se puede incrementar”.
Caballeros considera que Guatemala está en capacidad de ofrecer más trabajadores, no solo para el sector agrícola y no solo para EE. UU. puesto que hay países como Canadá, Israel, Alemania o Italia que puede ser mercados para trabajadores guatemaltecos.
Sin embargo, aseveró que reducir la migración irregular no depende solo de programas de este tipo, sino que se requiere la implementación de proyectos productivos en departamentos y comunidades con mayores tasas de migración, así como fortalecer la presencia del Estado en educación, salud, vivienda y desarrollar una política de desarrollo rural.
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Gobernanza y corrupción
Los funcionarios estadounidenses insistieron en que todas las políticas que implementa EE. UU. en la región tienen como eje central la gobernanza y la lucha contra la corrupción y que, en ese sentido, Usaid está ampliando “agresivamente” los programas económicos, de seguridad y enfocados a alcanzar la buena gobernanza.
“Nos enfocamos en las causas fundamentales que socaban la esperanza de la gente de un futuro mejor”, expuso Camilleri. Como ejemplo, dijo que la directora de Usaid, Samantha Power, solicitó hace poco al Congreso US$800 millones para ser utilizados en el Triángulo Norte el próximo año, del paquete de US$4 mil millones que piensa invertir EE. UU. en la administración Biden-Harris.
Camilleri aseguró que EE. UU. cree “firmemente” en que fortalecer el estado de derecho, combatir la corrupción y fortalecer las esperanzas reducirían la migración irregular desde Guatemala, El Salvador y Honduras hacia aquel país.