Guatemala

El 57.4 por ciento de niños migrantes viaja sin guía a EE.UU.

Vivir cerca de una frontera en el país, tener una familia numerosa y baja escolaridad, entre otros aspectos, son factores comunes entre los menores guatemaltecos no acompañados que migran hacia Estados Unidos, quienes en su mayoría no tienen más de 15  años.

Niños detenidos en EE. UU. son llevados a un albergue mientras se resuelve su situación migratoria, de estadía o retorno a su país de origen. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Niños detenidos en EE. UU. son llevados a un albergue mientras se resuelve su situación migratoria, de estadía o retorno a su país de origen. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Uno de cada cuatro de estos menores y adolescentes que buscan una oportunidad de superación  es una niña  que además viaja sin guía alguno.

Los datos son parte de la Encuesta de Hogares de Movilidad Humana recogida por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que será presentada hoy, en el marco del Día Internacional del Migrante, que se conmemora el domingo.

Los viajes al llamado “sueño americano” son, en un 57.4 por ciento, sin apoyo de un traficante de personas, mientras que  el 39 por ciento decidió pagar por los servicios de un coyote.

Un 3.6 por ciento viajó de otra manera, que incluye visas de trabajo, turismo, documentos mexicanos o residencia extranjera.

El estudio está basado en 594 niños y 197 niñas que fueron retornados luego de haber sido detenidos en los pasos fronterizos de EE. UU. y México, de marzo a noviembre de este año.

Otra de las situaciones que hacen vulnerables a los no acompañados es que su nivel de escolaridad no supera la primaria. En ambos casos, niñas y niños no han cursado un grado más que  sexto de primaria.

La encuesta, que documentó a cinco mil 302 familiares de los menores, facilitó determinar que el 24.9 por ciento de estos fueron mujeres, y un 75.1 por ciento, hombres, y que en ambos casos la mayoría no supera los 15 años.

 “Estas personas dejaron la escuela por razones como el alto costo de la educación, falta de interés, porque tenían que trabajar o por inseguridad. Además de acoso sexual y escolar, desintegración familiar o por maternidad”, destaca el informe.

Un registro de la Secretaría de Bienestar Social  compartido a la OIM  indica que la principal motivación para viajar a otro país es obtener un empleo, seguido de reunificación familiar y educación.

Huehuetenango es la región donde más infantes han dejado sus hogares. Esa localidad, al igual que San Marcos, Quiché y Quetzaltenango, acumula  cinco mil 94 retornados este año. El mismo estudio determinó que el 62.1 por ciento de niños es indígena y el 37.8, de otra etnia.

La mirada al norte

Aunque el destino final para el 70.2 por ciento es Estados Unidos, un 29.6 por ciento de los menores que fueron retornados a Guatemala tenía la intención de quedarse en la Ciudad de México, Chiapas, Quintana Roo y Querétaro.

El principal destino de los miles de niños sin compañía sigue siendo EE. UU., en lugares como Tennessee, Nueva Jersey, Texas, California, Nueva York, Florida, Washington y Alabama, que concentran a grandes comunidades latinas.

“Se hace un llamado a que se priorice la garantía y cumplimiento de los derechos de esta población vulnerable, con base en la Convención de los Derechos del Niño. Se recomienda focalizar los esfuerzos a escala municipal, para dar seguimiento a la niñez y adolescencia retornada, para garantizar sus derechos”, establece el informe.

Las cifras de la patrulla fronteriza de EE. UU. indican que hasta noviembre último habían sido detenidos  18 mil 926 menores guatemaltecos sin compañía, mientras que en México fueron siete mil 422.  

Familias numerosas

El estudio determinó que el 21 por ciento de los hogares de donde salieron los no acompañados estaban a cargo de un padre o madre, pero en otros casos eran abuelos, tíos y hermanos.

En las encuestas, la OIM también determinó que los núcleos familiares son de hasta seis integrantes, con al menos dos menores de 18 años, tres personas de 19 a 60  y el menor que viaja.

Además del niño migrante, el 68.5 de los menores que integran el hogar estudia, frente al 31.5 que no lo hace,   grupo que reveló el alto costo de la educación como motivo.

Como parte del estudio practicado por la OIM fueron consultados los jefes de hogares de los niños retornados, sobre su decisión de migrar si tuviera la opción, y  el 31 por ciento dijo que lo haría si tuviera la oportunidad.

Piden acciones

El organismo que estudia las migraciones pide al Estado  que, para futuras acciones, planes y políticas relacionadas con el tema, sustenten los datos con información transparente y verificable.

Además, pide al Gobierno, familias, organizaciones no gubernamentales, empresas privadas y sociedad civil  que garanticen los derechos de los niños y adolescentes en general, pero especialmente de quienes  están en situación vulnerable o riesgo de migrar. Estiman que es recomendable centrar acciones a escala municipal.

Muchos migran a EE. UU. junto con sus hijos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Tristeza

  • Poco se puede hacer

Fernanda Durand, de la organización de apoyo a migrantes Casa de Maryland, catalogó de alarmante y triste la situación que viven los menores centroamericanos al intentar llegar a Estados Unidos sin acompañantes porque “se enfrentan a un sinfín de peligros en ese viaje”.

“Desafortunadamente, con la situación política que vive Estados Unidos, hay muy poco que se pueda hacer, no tenemos ninguna esperanza de que exista ningún tipo de solución por medio del Gobierno —estadounidense—”, aseveró Durand.

Agregó que este contexto se da por todo lo negativo que se ha escuchado decir al presidente electo, Donald Trump, sobre los migrantes, lo cual calificó de “alarmante”.

“Políticamente no esperamos mucho en los años que vienen. No sabemos si se va a proteger a esos niños; esto es muy triste y alarmante”, agregó Durand.

La activista catalogó de positivos los esfuerzos de los gobiernos del Triángulo Norte y de EE. UU. para fomentar el Plan Alianza para la Prosperidad, pues “todo esfuerzo para ayudar a la población es encomiable” e instó a los gobiernos de los países centroamericanos a trabajar por su gente.

Proceso

  • Preocupan instituciones débiles

Abel Núñez, director del Centro de Recursos Centroamericanos, explicó que en los Estados Unidos hay un proceso que se agota antes de ordenar la deportación de un menor.

Precisó que en primera instancia se abre un caso con un juez, quien ordena que se verifique si es posible ubicar al menor con un familiar, debido a que las  normas de ese país hacen lo posible para restringir lo menos posible la libertad de los menores.

 Aseveró que aunque en algunos casos los menores pueden apelar ante el juez sobre su situación e incluso optar a quedarse en el país, el problema principal radica en que los niños o familiares no tienen dinero para pagar a los abogados que se necesitan para llevar el proceso, y al final el juez autoriza la deportación, pese a que las leyes de ese país los protegen.

“No hay ninguna prestación para ayudar con el costo de la asesoría legal. Eso es una gran tragedia, debido a que en los países de origen de los niños la institucionalidad es débil y no pueden proteger a la niñez”, agregó Núñez, quien resaltó que en muchas ocasiones los menores vuelven a lugares violentos y sin oportunidades, de donde intentaban escapar.

Éxodo

  • Falta información

Wálter Batres, de la Red de Migrantes Guatemaltecos, resaltó que es preocupante el desplazamiento de menores no acompañados y destacó que lo que antes era una opción para las personas —migrar a los Estados Unidos—, ahora se ha convertido en una necesidad.

Destacó que entre las organizaciones que apoyan a migrantes en Estados Unidos se estima que luego de Siria, los países del Triángulo Norte son los que más piden asilo, lo cual es lamentable.

Explicó que, según información de las autoridades estadounidenses, no menos del 52 por ciento de los menores que llegan a ese país lo hace por reunificación familiar.

Esta situación hace que el menor viva un “éxodo” desde que emprende el viaje, y la situación se complica muchas veces por la falta de información real que hay entre los niños y familiares de estos, que al final puede provocar la deportación del niño.

Explicó que esta situación de desinformación es aprovechada por los llamados tramitadores, que en muchos casos engañan a las familias.

El activista agregó que viajar siempre representará un riesgo, sea para un menor o no, y hay cientos de situaciones que pueden afectar a las personas  e incluso puede costarles la vida.