Aunque no fue parte de los anuncios oficiales que divulgó la Casa Blanca, el presidente Alejandro Giammattei lo oficializó en la conferencia de prensa el día de la visita. Días antes, asesores de Harris ya lo habían dado a conocer.
¿Pero que debe tener un centro de atención de la población retornada para que contribuya a reducir la migración?
Hasta el momento no hay información oficial de los detalles del proyecto, solo se conoce que tendrá el apoyo de EE. UU. y que no recibirá a deportados de Honduras y El Salvador, según el vicecanciller Eduardo Hernández en una citación en el Congreso.
Muchas necesidades
Existe una amplia gama de necesidades que tienen los guatemaltecos que son retornados desde EE. UU., desde no poder trasladarse a su lugar de origen hasta apoyo psicológico para enfrentar el duro proceso de deportación.
Elena Olea, directora asociada de Programas para la organización Alianza Américas, expuso que un lugar de esta naturaleza debe enfocarse en dar apoyo a las personas que llegan con un fuerte impacto emocional y físico y en muchos casos “sin un quetzal en el bolsillo”.
Estas personas necesitan apoyo psicológico, porque quien fue deportado sin siquiera tocar suelo estadounidense el proceso representa un fracaso; mientras, quien es retornado después de años de vivir en EE. UU. puede que haya dejado familia, amigos o propiedades valiosas.
Estos retornados deberían recibir orientación de qué hacer para recuperar a su familia o sus bienes, producto de muchos años de trabajo y sacrificio en EE. UU., o coordinar la forma de que puedan disponer de ellos a través de un apoderado.
El proyecto también tendría que incluir apoyo para la inclusión laboral de los adultos y al sistema de estudios para aquellos menores que necesiten hacer equivalencias de los años que estudiaron en aquel país.
Actualmente, estas funciones son llevadas a cabo por algunas organizaciones no gubernamentales dispuestas a ampliar su cobertura, pero sus recursos son limitados. Si un programa no cuenta al menos con ese tipo de elementos “lo más probable es que la persona opte por volver a irse a EE. UU.”, explicó Olea.
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Cosas simples
Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante, coincide con que la mejor forma de hacer que las personas se queden en Guatemala es una política pública que genere oportunidades de empleo porque “la gente lo que quiere es trabajo”.
Sin embargo, en muchas ocasiones, los guatemaltecos retornados ni siquiera tienen cómo regresar a sus lugares de origen. La Casa del Migrante los apoya si no tienen un lugar donde pasar la noche, porque viven muy lejos o porque no tienen los medios para viajar.
“Los deportados quieren llegar pronto a sus comunidades de origen y quieren retomar sus proyectos de vida, salir adelante y tener un futuro mejor”, subrayó Verzeletti.
Al respecto, Olea añade: “Las personas no pueden quedarse varadas en el aeropuerto o a la espera de un familiar. Hay cosas muy simples que pueden hacer menos duro un proceso que ya es profundamente doloroso”.
La diputada Ligia Hernández, de la Comisión del Migrante del Congreso, indicó que las autoridades deben pensar en acciones diferenciadas para distintos tipos de población. Por ejemplo, en el caso de los menores, acompañarlos en el proceso de reintegración a la comunidad, mientras que a los adultos al mercado laboral.
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En cualquier caso, la legisladora señala que debe llevarse un registro detallado de las personas retornadas para darle seguimiento continuo y atenderlos, porque de lo contrario, el centro se convertiría en un centro receptor de necesidades que no tendrá capacidad de resolver problemas.
Hernández también aboga por condiciones humanitarias dignas para la recepción de los migrantes.
“Que la atención no se limite a darle una refacción y un carné de libre de covid-19. Tiene que haber un abordaje para que la gente llegue de manera segura a sus comunidades y que ya de vuelta puedan ingresar a un plan de capacitación o fortalecimientos de sus capacidades”, dijo.
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Respuestas confusas
Las instituciones que tienen relación con la creación del centro de atención para deportados no aclararon todas las dudas y en algunos casos se contradijeron.
Patricia Letona, secretaria de Comunicación Social de la Presidencia, dijo que el centro no tendrá nada de diferente de los que ya funcionan en el país, en San Marcos, Quetzaltenango y en la Fuerza Aérea Guatemalteca.
A los deportados, que según la funcionaria, la mayoría recién acaban de hacer el viaje, se les da atención médica y se les asiste para que vuelvan a sus comunidades. A partir de ahí, es el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua) quien debe darles una atención integral, dijo Letona.
En esta institución, ni el secretario Raúl Berríos ni su equipo de comunicación respondieron sobre qué papel jugará Conamigua en la puesta en marcha de este centro.
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La Cancillería, por su parte, se limitó a informar que el proyecto sería solo para retornados guatemaltecos; sin embargo, la oficina de Comunicación dijo que no podía informar qué diferencias habría respecto a la atención actual que se da a los retornados porque “es un proyecto nuevo” y “falta establecer cuál será el protocolo de atención”.
El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), cuyo director Stuard Rodríguez ya visitó un área en Tecún Umán, San Marcos, donde sería construido el centro de atención, informó que la diferencia es que el centro contará con un albergue para guatemaltecos para que puedan pernoctar en lo que se coordinan los viajes a sus lugares de origen.
Pidieron apoyo
Letona aseguró que el Gobierno de Guatemala pidió apoyo a EE. UU. para equipar el centro.
Mientras tanto, la embajada de EE. UU. en Guatemala indicó que apoyan los esfuerzos por una repatriación segura y la reintegración de los migrantes guatemaltecos mediante el establecimiento de instalaciones seguras y controladas que proporcionen acceso a servicios gubernamentales para ayudar a los migrantes.