Aura Hernández, guatemalteca de 37 años, madre de Daniel y Camila, de 10 años y 15 meses, no pudo evitar las lágrimas cuando habló de la orden de deportación que la separaría de sus hijos y la enviaría a su país, donde, aseguró, enfrentaría la violencia de las pandillas y podría encontrar la muerte.
La inmigrante recordó en el acto, en el que participaron religiosos de diversas denominaciones, -entre ellos el sacerdote y activista mexicano Alejandro Solalinde-, que debió presentarse para ser deportada el pasado 1 de marzo.
En lugar de ello, optó por pedir ayuda a la Coalición Nuevo Movimiento Santuario, del que admite no conocía mucho pero no quería dejar a sus hijos.
Hernández fue recibida entre aplausos y la frase de “No estás sola” por parte de inmigrantes y miembros de la iglesia que asistieron al acto, que también contó con la indocumentada mexicana y activista Jeanette Vizguerra, elegida entre las personas más influyentes de la revista Time en 2017.
“Llegué desesperada, buscando ayuda porque estaba en una situación muy difícil para mí y mis hijos”, dijo Hernández, la segunda guatemalteca en una iglesia en Nueva York luego de que Amanda Morales hiciera lo mismo hace ocho meses.
Hernández recordó que no es la única latina que enfrenta deportación. “No importa el país que sea, estamos juntos en esto y no me voy a quedar callada más, nadie debe hacerlo. Defiendan sus derechos pero sobre todo, los de tus hijos”, afirmó la inmigrante.
“Por favor, no más separación de familias, estamos en Cuaresma, un tiempo de unirnos más. Habrán muchos que se burlarán de mí, que se preguntarán qué hago aquí”, indicó.
Hernández fue acogida primero durante dos semanas en otra iglesia “santuario”, también en Manhattan, donde su compatriota Amanda Morales se refugió con sus hijos.
Hay más de 100 indocumentados en distintos “santuarios” repartidos en Estados Unidos luego de que la Administración de Donald Trump endureciera las redadas y acciones contra inmigrantes.
El pasado domingo Hernández fue recibida en la Cuarta Iglesia Universalista, sin denominación religiosa, que es ahora su hogar y el de su hija de forma indefinida. Su niño vive con su padre, también indocumentado, y pasará con ella los fines de semana.
Hernández llegó a Nueva York en 2005 pero a su entrada a EE.UU. con su sobrino fueron detenidos por agentes de la frontera. Estuvieron tres días en un centro de detención donde alega fue abusada sexualmente por un agente, según relató a The New York Times.
Después de salir del centro se estableció en Nueva York y nunca leyó los documentos que le entregaron porque estaban en inglés, así que no supo que tenía que acudir a una cita en una corte de Texas.
Fue detenida en Nueva York en el 2013 por una infracción de tránsito y al no tener documentos, la policía la reportó con Inmigración y así conoció que tenía una orden de deportación.