Sin embargo, un grupo de guatemaltecos que radica en Miami, Florida, a sabiendas de las penurias y hasta miserias que esta crisis está dejando en familias de migrantes indocumentados, se las ingenió para buscar alimentos y repartirlos, en una acción valiente que se convirtió en un alivio para estos grupos familiares.
En total fueron casi 11 toneladas de comida -dos camiones llenos- lo que se entregaron esta semana a unas 250 familias de Doral, ciudad del condado de Miami Dade. Aunque fueron de todas nacionalidades, el 60 por ciento de los beneficiados fue de guatemaltecos.
“Esta gente ha perdido sus empleos. Aquí en el sur trabajan muchos en viveros y en la agricultura y los han despedido porque ha bajado la producción”, expuso Sergio Morales, presidente de la Asociación Guatemalteca Americana, organización que coordinó la entrega de alimentos que fueron donados por una empresa privada.
Esta compañía suele ayudar a las personas cuando ocurre alguna catástrofe como huracanes o tornados, fenómenos naturales muy recurrentes en Florida. Morales indicó que los alimentos también fueron gestionados por la concejal de la Municipalidad de Doral, Digna Cabral, y también por Dunia Miranda, antigua agregada comercial del Gobierno de Guatemala en Miami. Esto hizo más ágil la donación.
En el área sur de Florida que comprende principalmente el condado de Miami Dade se encuentran muchísimos guatemaltecos, un buen grupo que ha llegado en los últimos años; por ejemplo, en el área turística, en la ciudad de Miami Beach es muy frecuente hallar a connacionales originarios de Jutiapa.
“En Miami Beach trabajan unos 15 mil jutiapanecos, yo lo sé porque muchos años trabajé en el consulado y uno los conoce. A cada restaurante que uno llega se encuentra hasta seis personas que son de Jutiapa y ahora se han quedado sin trabajo porque han cerrado”, explicó el líder migrante.
Estas personas no tienen ninguna posibilidad de ayuda del Gobierno de EE. UU., a menos que tengan documentos legales, pero la mayoría, asegura Morales, son familias jóvenes cuyos padres tienen de 20 a 25 años y tienen un estatus migratorio irregular; sin embargo, en los restaurantes les dan empleo porque “son muy buenos para trabajar y muy responsables”.
Por aparte en el área norte del condado, donde abundan las granjas agrícolas, se calcula que laboran unos 80 mil guatemaltecos de las etnias q’anjob’al y mam, que migraron de distintos municipios de Huehuetenango y San Marcos, y que también han sufrido los impactos económicos por la crisis del coronavirus.
Conocemos los problemas que atraviesan
Morales indicó que la convocatoria de las familias se hizo a través de las redes sociales, pero como muchas familias no están pendientes de estas, se les llamó por teléfono para que llegaran al parqueo de el Jacalito, un restaurante de comida mexicana, propiedad de un miembro de la asociación, a recoger los alimentos.
Para evitar cualquier acercamiento, precisó, los vehículos solo se parqueaban, abrían su baúl y se le colocaban las bolsas de alimentos, una, dos o tres, dependiendo de cuántas familias representaban, y luego se iban. Aparte, los voluntarios tomaron todas sus medidas de higiene y siempre usaban guantes y mascarilla para preparar y entregar las bolsas.
“Nosotros conocemos dónde viven las familias más vulnerables -por ejemplo-, en lugares donde se paga menos renta, y uno, después de tantos años de vivir acá, se da cuenta y uno sabe cómo viven en Estados Unidos y qué les hace falta porque uno conoce la problemática”, apuntó Morales.
Contó que tuvieron que dividir las raciones para que alcanzara para todas las personas que llegaron. Al final cada bolsa de ayuda tenía un valor en el mercado de US$30 a US$40.
Situación sombría
Al igual que el resto de los estados de la Unión Americana, los líderes migrantes son poco optimistas del futuro cercano debido a que las propias autoridades estadounidenses han advertido que las próximas dos semanas serán cruciales para tratar de contener la pandemia.
En Miami Dade rige un toque de queda de 10 de la noche hasta las 5 horas del día siguiente, gran parte del comercio está paralizado y aunque algunos empleos como la construcción aún funcionan, las autoridades exigen que las personas no se acerquen a menos de dos metros de distancia.
Sin embargo, en busca de una mayor contención del covid-19, las autoridades podrían ampliar las restricciones.
“En las noticias se dice que en las próximas dos semanas mucha gente resultará infectada y no sé si va a haber respaldo necesario con el equipamiento de los hospitales, que es lo que todos tememos que haya un brote grande como en Nueva York. El panorama se ve bastante sombrío”, señaló Morales.
Considera que menos gente saldrá a las calles por el temor a contagiarse y se acentuará el desempleo. “Hay mucho temor, desconfianza e incertidumbre de lo que pueda pasar, pero mientras tanto ahí estamos dándole para delante, de una u otra forma pasaremos esta situación”, subrayó.
Sabedores de esto Morales, y las autoridades de Doral ya gestionan más apoyo humanitario y en las próximas semanas podrían hacer una segunda entrega de alimentos a 400 familias para que puedan pasar lo más fuerte de la crisis.
