Migrantes

“Hay personas que no les gusta que las iglesias ayuden a los indocumentados”

Las secuelas de las redadas del 7 de agosto en Misisipi son profundas y la comunidad hispana, en un 80 por ciento integrada por guatemaltecos en las seis ciudades afectadas, aún espera la respuesta del gobierno de Guatemala, mientras tanto, la caridad es su única alternativa.

El sacerdote guatemalteco Roberto Mena, párroco de la iglesia San Miguel, en Forest, Misisipi, otra de las ciudades fuertemente golpeadas por las redadas de migrantes. (Foto Prensa Libre: Sergio Morales)

El sacerdote guatemalteco Roberto Mena, párroco de la iglesia San Miguel, en Forest, Misisipi, otra de las ciudades fuertemente golpeadas por las redadas de migrantes. (Foto Prensa Libre: Sergio Morales)

Roberto Mena, es un sacerdote guatemalteco con casi 15 años de hacer su trabajo pastoral en EE. UU. En los últimos 18 meses ha vivido en Carthage, Misisipi, una de las seis ciudades donde hubo redadas masivas el 7 de agosto.

El religioso conversó con Prensa Libre sobre cómo ciertos sectores se han aliado para apoyar a los migrantes durante esta crisis y dar el apoyo legal, humanitario y moral que no les ha dado su país, incluso, la oposición de otra parte de la comunidad por asistir a migrantes ilegales.

¿Cómo se ha organizado la comunidad hispana y estadounidense para ayudar a las familias afectadas?

Nos organizamos a nivel de parroquias de las ciudades que fueron afectadas. Estamos unidos, porque se han vuelto las iglesias como un centro de ayuda durante esta emergencia después de las redadas.

¿Cómo obtienen los recursos para ayudar a la gente?

Vienen de distintas instituciones y asociaciones, y luego a nivel de la iglesia está Caridades Católicas, que ellos son los que proveen la mayor cantidad de ayuda en esta situación.

¿Ha habido algún tipo de movilización por parte de la sociedad estadounidense?

A nivel de parroquias, por ejemplo, la iglesia Saint Paul, en Flower, ha ayudado bastante, así como la catedral de Jackson. Son parroquias donde va la comunidad estadounidense, no solo hispanos, sino también de distintas culturas.

Es decir, hay una coordinación entre parroquias

Hay otras denominaciones también que han apoyado, -están- los metodistas, los presbiterianos, los bautistas y los evangélicos de las comunidades, se han unido y han colaborado económicamente y dado recursos, ha habido esfuerzos ecuménicos.

La ayuda no puede ser para siempre ¿Cómo ven eso?

Primero tenemos que esperar -a ver- cómo se desarrollan los acontecimientos a nivel legal, cada semana se descubren nuevas situaciones y cómo se puede ayudar, ninguna semana es igual a la otra, por ejemplo, esta semana, el énfasis han sido en varios casos que han comenzado a recibir -en la- corte, entonces el esfuerzo ha sido a nivel legal.

¿Después de las redadas cómo ha sido la respuesta en general de las ciudades de Misisipi?

Ha habido una buena respuesta, claro, hay personas que también no están de acuerdo. Los sacerdotes recibimos cartas y llamadas de gente que nos dice que dejemos de ayudar a las familias porque dicen que son ilegales, entonces, no todo es tan bueno, hay oposición de personas que no les gusta que las iglesias ayuden a los indocumentados y les busquemos abogados, nos dicen que estamos perdiendo el tiempo.

¿Y qué les responden?

Pues en la mayoría de los casos no les respondemos, los ignoramos porque nos enfocamos en los esfuerzos positivos.

Seguro, pero ¿qué se les puede decir a estas personas a la luz del Evangelio?

Hasta en eso hay muchas interpretaciones, porque, digamos, los pastores más allegados a la justicia social predican sobre la ayuda a los inmigrantes, pero al mismo tiempo hay otros pastores que dicen que cuando nos involucramos con los inmigrantes se vuelve un asunto político, dicen que no entiende por qué tenemos que ayudar.

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