La migración ha cobrado relevancia en estos días y prácticamente desde que asumió Donald Trump la presidencia de EE. UU. se ha vuelto en un tema que tiene absoluta relación con Guatemala.
Y a pesar de lo difícil que se ha tornado la migración hoy en día con medidas cada vez más coercitivas tanto en EE. UU. como en México, el 23% de los guatemaltecos ven el salir del país la única alternativa de superación.
Si bien es cierto, el 77% de los entrevistados cree que sí se puede crecer y desarrollarse en Guatemala, preocupa que el 23% restante no ve alternativas en el país.
La Encuesta Libre revela que la intención de migrar es mayor entre quienes pertenecen al nivel socioeconómico popular, es decir, lo que tienen peores ingresos económicos, así como entre los guatemaltecos del área rural, las áreas desde donde se registra mayor pobreza y en donde los indicadores económicos confirman un descenso de la inversión.
Por si eso fuera poco, casi el 50% de los encuestados reconoció que tiene por lo menos a un familiar cercano que reside en EE. UU., lo cual puede fomentar ese deseo de migrar, no solo por los deseos de superación económica, sino también el anhelo de reunirse con sus familiares.
El deterioro de las condiciones de vida va de la mano con que el 70% de los guatemaltecos cree que el país avanza por mal camino, y este detrimento de la calidad de vida se confirma con los indicadores económicos.
Por ejemplo, según estadísticas del Banco de Guatemala (Banguat) la inversión extranjera directa cayó al comparar al 2014 con el 2018, y pasó de US$1 mil 388.7 millones a US$1 mil 31.5 millones, una reducción de US$357.2 millones. La baja de inversión tanto privada como extranjera directa impacta claramente en la reducción de empleos.
Además, aunque el producto interno bruto (PIB) creció en ese lapso y pasó de Q454 mil millones a Q589 mil millones, se desaceleró. Así, mientras en el 2014 el crecimiento interanual se ubicó en 4.1%, en los años siguientes descendió gradualmente hasta alcanzar apenas el 3.1% al finalizar en el 2018.
Similar fenómeno ocurrió con la inversión privada, ya que, aunque el monto neto de quetzales subió de Q454 millones en el 2014 a Q589 millones en 2018, el porcentaje de esta en relación con el PIB disminuyó de 12.1% a 10.8%.
A la reducción de la inversión privada se suma la disminución de la inversión pública que se refleja en la construcción de carreteras, escuelas, hospitales, centros de salud y el resto de los servicios públicos. Según el Banguat, esta cayó Q1 mil 62.8 millones del 2014 al 2018.
Por si los anteriores números no fueran suficientemente desalentadores, el encarecimiento de los productos, también desde el 2014, según información oficial del Instituto Nacional de Estadística (INE), golpea la economía de los guatemaltecos.
En diciembre del 2014, la canasta básica vital, compuesta por más de 400 productos, se cotizaba en Q5 mil 906.39 al mes, para una familia promedio de 5.3 integrantes. Ya para julio del 2019 había aumentado a Q8 mil 305.31
En tanto, la canasta básica alimentaria, integrada por 34 productos básicos de la dieta básica de los guatemaltecos, también aumentó en cinco años y se situó en julio del 2019 en Q3 mil 559; Q361 más que al finalizar el 2014.
Cifra “dramática”
El especialista en desarrollo rural y excatedrático universitario Adrián Zapata calificó de “dramático” el que uno de cada cuatro guatemaltecos piense que la única forma de conseguir prosperidad es la migración y atribuyó ese sentir de los encuestados a la falta de oportunidades que existe en los “territorios rezagados” que se convierten en “expulsores de migrantes”.
“Es necesario y un reto convertir los territorios expulsores de migrantes en territorios desarrollados, para que la gente tenga oportunidades. Para eso falta una política de desarrollo rural que los priorice”, enfatizó el analista.
Expuso que es “absolutamente comprensible” que los guatemaltecos anhelen migrar por la situación de un país en donde el 60% vive en pobreza, cifra que se incrementa hasta un 70% en el área rural, de tal manera que buscan “la prosperidad que no encuentra en su territorio de origen”.
Al hablar de los principales factores que impulsan la migración, Zapata, más que hablar de uno en específico considera que la falta de servicios, y de oportunidades para generar ingresos se conjugan y dan como resultado el pensar en la migración como única alternativa de prosperidad.
La internacionalista Lucía Muñoz coincidió en que la cifra es preocupante y alerta sobre el hecho de que Guatemala no ha sido capaz de proveer a sus ciudadanos las condiciones necesarias para gozar de una vida digna.
No hay garantía de prosperidad
Muñoz, quien ha hecho estudios en las áreas rurales del país, consideró que la cifra de uno de cada cuatro “se queda corta en cuanto a la realidad de las aldeas y comunidades lejanas donde la única esperanza es la migración”, y aunque el 77% cree que sí se puede prosperar en el país, la realidad es que estos tampoco tienen la garantía de que conseguirla.
La analista añadió que para desincentivar la migración falta no solo empleo, sino también mejorar la seguridad y facilitar el acceso a la educación, así como garantizar la seguridad alimentaria y minimizar los impactos del cambio climático.
“Las mujeres y niños están dispuestos a sufrir cualquier violación de sus derechos con tal de llegar a una a EE. UU., a veces se trata no solo de la esperanza de una mejor vida, sino de vivir”, expuso.
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