Un oficial les pidió pasar a la oficina de Migración para registrarse antes de cruzar la frontera.
Sin embargo, los migrantes rompieron el cerco de policías y lograron entrar a Guatemala.
Unos 12 policías guatemaltecos los esperaron a la orilla de la carretera, pero los dejaron pasar, limitándose a escoltarlos en dos vehículos.
Otros migrantes que llegaron después a Corinto desde San Pedro Sula en grupos pequeños fueron retenidos por los agentes del orden que les pidieron documentos.
Wilmer Gabriel Benítez, de 30 años, iba con su hijo de 10 junto a otros cuatro hombres que no pudieron cruzar.
“Vamos a esperar que vengan los demás”, que caminaban desde San Pedro Sula para cruzar en grupo, recomendó Benítez a sus acompañantes.
No deje de leer: Quería ser soldado: Matan a guatemalteco en gasolinera de Denver
Con mochilas en la espalda, cerca de 1 mil personas, hombres y mujeres, algunos con niños en brazos y coches, se aglomeraron desde la tarde del martes 14 de enero en la estación de buses de San Pedro Sula, 180 km al norte de Tegucigalpa.
Al filo de la medianoche, cerca de la mitad del contingente salió caminando hacia Corinto.
En el trayecto, algunos subieron a camiones o vehículos que ofrecieron llevarlos, mientras los demás avanzaban lentamente a pie a la orilla de la carretera.
Los migrantes caminaban por la carretera asfaltada al borde del mar Caribe mientras policías y militares los seguían de cerca en vehículos y retenes.
“Ya no puedo más, no tengo ni cama donde dormir”, dijo una mujer de 28 años que se identificó como Yoly Sabillón, originaria del departamento de Santa Bárbara, noroeste, y madre de tres hijos de 13, 7 y 3 años.
“No hay trabajo aquí, el gobierno nos tiene abandonados”, se quejó Antony Gómez, de 26 años, oriundo de San Luis, también en Santa Bárbara, mientras acompañaba a Yoly con otros dos migrantes.
Antes del amanecer de este miércoles, partieron los migrantes que quedaban en la terminal de transporte.
En pequeños grupos lograban pasar sin problemas en la aduana de Corinto, siempre que fueran mayores de edad. Policías y militares les salían al paso y si llevaban identidad les permitían cruzar a Guatemala, aunque retenían brevemente a los menores de edad.
Astrid Franco, auxiliar de la Procuraduría de Derechos Humanos, informó que verifican las condiciones de las personas y que la Cruz Roja brinda asistencia a quienes la requieran.
Delegados de la Casa del Migrante del Vicariato Apostólico de Izabal informaron que se encuentran preparados para recibir algunos de los migrantes.
Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante en la ciudad de Guatemala dijo que esta nueva caravana es “un llamado de atención a las autoridades porque las personas están abandonado los países por no tener oportunidades de vida”.
Aunque dijo que se están preparando para recibir a los migrantes que deseen llegar a la Casa del Migrante que él administra, agregó que les preocupa el posible despliegue militar que puedan encontrar en la frontera con México.
“Sabemos que van a tener dificultades cuando lleguen, creo que México tiene que ablandar su corazón también para que ellos puedan seguir su camino”, agregó.
Respecto de la caravana de hondureños, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, afirmó que devolverán a los niños a quienes no se compruebe que son hijos de los migrantes.
“Hemos visto niños que van en brazos de otros y ni siquiera son sus hijos, deben de demostrar con papeles que son los padres o tutores legales, de lo contrario los niños serán devueltos a Honduras”, argumentó.
“En Honduras nos matan”
“Buscamos refugio: En Honduras nos matan”, decía un afiche de la convocatoria a la “caravana migrante” que circuló por las redes sociales en las últimas semanas.
Lea también: Migrantes guatemaltecos demandan a Gobierno de EE. UU. por “crueldad y maltratos”
Antes de partir de la central de transporte, los migrantes recibieron instrucciones por Whatsapp: “No decir fuera JOH (presidente Juan Orlando Hernández)”, “ir en grupo sin separarse” y “no hablar mal del país”.
Un activista que pidió a la AFP identificarlo como “El Güero” dijo que se prohibía la consigna en que piden la salida del presidente “para evitar la represión” policial.
En el mismo mensaje les informaron que el 17 enero se sumarán salvadoreños y guatemaltecos para continuar el recorrido.
Primeras caravanas
La modalidad de migrar en caravanas comenzó en Honduras el 14 de octubre de 2018, con unas dos mil personas que huían del desempleo y la violencia de las sangrientas pandillas y narcotraficantes que dominan vastas zonas del territorio hondureño.
Al éxodo masivo se sumaron salvadoreños, guatemaltecos y mexicanos, lo que provocó la ira del presidente Trump, quien despachó soldados a reforzar el cordón policial de fronteras para bloquearles el paso.
La colaboración de los gobiernos de El Salvador, Guatemala y México para dificultar los éxodos habían disuadido a los migrantes, por lo que sorprendió que acudieran a la nueva convocatoria.
Unos 30 mil hondureños que llegaron en caravanas o en grupos menores permanecen en México en espera de la respuesta de su pedido de asilo Estados Unidos, según la cancillería de Honduras.
Honduras. Miles de hondureños salen en la primera caravana. Cientos de niños y jóvenes se van por la crisis de violencia. pic.twitter.com/Wq9f0rbdej
— Gilda Silvestrucci (@GildateleSUR) January 15, 2020
Contenido relacionado
Guatemaltecos de Los Ángeles llevan esperanza a migrantes varados en la frontera con México
Mario Aguilar, el migrante guatemalteco al que maestros enviaban las tareas mientras estaba detenido
Guatemaltecos cuidan a otros guatemaltecos en las cortes de inmigración