Las otras tres personas fueron asesinadas en otra matanza perpetrada en abril de 2011 en ese mismo estado mexicano, comentó.
Explicó que el retardo fue porque los guatemaltecos no habían sido identificados plenamente por la autoridad forense mexicana.
No obstante, después de una serie de exámenes, incluido el de ADN, se pudo “corroborar en efecto la identidad de estas personas”, puntualizó.
La masacre de San Fernando, una de las peores contra indocumentados en México, se registró en agosto 2010 y la investigación oficial, basada en el testimonio de dos sobrevivientes, apuntó a que los migrantes fueron secuestrados en algún punto de su ruta clandestina hacia Estados Unidos por el cártel de drogas Los Zetas, que opera sobre todo en el sur y este de México.
Los sicarios los habrían finalmente asesinado porque sus familiares no lograron pagar sus rescates y porque los indocumentados se negaron a enrolarse en esa organización delictiva.
Se estima que unos 200.000 migrantes cruzan cada año la frontera sur de México, la mayoría de ellos centroamericanos, en un esfuerzo por escapar de la violencia y las precarias condiciones económicas de sus países de origen.