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“Nos dieron regalos de Navidad y nos sentimos felices, pero a veces nos sentimos tristes”, dice Jaquelin, una niña guatemalteca de 12 años, que le pidió a Santa Claus poder entrar a Estados Unidos tras ser retornada a México, donde espera su cita ante la corte de El Paso el 18 de febrero.
“Que nos dejaran cruzar a todos, ese es el regalo que quiero”, confiesa la niña, que viaja con su papá y su hermano de 9 años. Su mamá y su otro hermano menor están ya en Estados Unidos, tramitando el asilo.
El grupo denominado “El Kartel”, conformado por más de 400 aficionados de los Bravos, repartió donas y juguetes entre los pequeños migrantes que huyen con sus padres de la violencia y la pobreza que golpea a regiones de México y Centroamérica.
“Gracias por hacer sonreír a mi hija esta Navidad”, dice Kevin Nolás, quien trabajaba como taxista en el violento estado de Guerrero (sur), donde el crimen organizado comenzó a extorsionarlo.
Mientras su hija Yaremi, de 6 años, juega con un set de maquillaje infantil y un juego de té color rosa, Nolás cuenta que en Nochebuena comieron pollo que vecinos les llevaron al campamento donde duermen. Sus casas de campaña están cubiertas de plásticos apuntaladas con piedras para los días de lluvia.
Juguetes para aliviar la pena
Aunque algunas noches el termómetro marca 7 grados bajo cero, unos 400 migrantes permanecen junto a tres puentes internacionales de Ciudad Juárez, informa el director municipal de Derechos Humanos, Rogelio Pinal.
Francisco Almodóvar, aficionado de los Bravos de 50 años, fue quien se puso el traje de Santa Claus para visitar a los niños migrantes, a quienes abrazó y deseo una feliz Navidad.
“Es algo muy bonito. Todos son bien recibidos aquí”, dice Almodóvar.
José Javier Molinar, representante de “El Kartel”, explica que el objetivo fue atenuar el duro trance que enfrentan, especialmente los niños.
“Sé que los papás lo hacen por darles un mejor futuro, pero, al fin y al cabo, ellos no tienen nada y traerles un juguete, algo que les haga salirse por un momento de lo que están viviendo se nos hizo la mejor manera en que podíamos ayudar”, explica Molinar.
De los mexicanos que acampan junto a los puentes internacionales, 90% son desplazados de la violencia según una encuesta sobre migración presentada hace dos semanas por un grupo de académicos del estado de Chihuahua, al que pertenece Ciudad Juárez.
“Cruzar es el regalo que quiero”
Personal de la local Casa del Migrante también celebró la Navidad con cerca de 200 mexicanos, guatemaltecos, hondureños, salvadoreños y nicaragüenses.
Algunos pedirán asilo por primera vez, mientras otros aguardan en territorio mexicano la respuesta de cortes estadounidenses a sus solicitudes, según un acuerdo establecido por ambos gobiernos.
Según datos del Instituto Nacional de Migración (INM), desde marzo pasado más de 18 mil extranjeros hispanohablantes han sido retornados a México por Ciudad Juárez, pero ninguna autoridad tiene certeza de cuántos permanecen en la frontera.
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