Por su parte, su homólogo cobanero, Norman Martin, lamentó hasta la tristeza la derrota de su equipo.
Arita y Martin fueron los rostros del gozo y del sufrimiento. Lo mismo sintieron miles de capitalinos y cobaneros que durante más de dos horas y media estuvieron atentos a la final del torneo de fútbol.
Azul y rojo
Ayer, una de cada tres localidades del estadio Mateo Flores fue ocupada por un cobanero. Cinco miembros de la familia Juárez Morales fueron los primeros en ingresar en la instalación deportiva, a las 10:45 horas, más de cuatro horas antes del partido.
Del lado rojo, los primeros en ocupar sus lugares fueron Fredy Salguero y sus hijos, Fredy y Felipe.
En las afueras del estadio, decenas de vendedores ofrecían gorras con los colores de Cobán y Municipal, fabricadas en El Salvador.
También llamó la atención la cantidad de autobuses, camiones y otro tipo de vehículos que llegaron a la capital desde los 16 municipios de Alta Verapaz. ?Cobán, campeón?, decía en el vidrio de un autobús estacionado en la 19 calle, a las 11 horas.
De la alegría a la tristeza
En Cobán, el ambiente de alegría se mantuvo hasta eso de las 17:40. A falta de cuatro minutos para celebrar su primer campeonato desde que el equipo se fundó, en 1936, Juan Carlos Plata enmudeció a miles de personas.
La multitud estaba reunida en la Sociedad de Beneficencia, donde habían sido colocadas dos pantallas gigantes.
Al concluir el juego, el ambiente era de desolación.
?Se nos fue el campeonato?, dijo con voz entrecortada Berta Herrera, en el parque central de la localidad.
A la misma hora, pero a 219 kilómetros de distancia, no dejaba de escucharse en el Mateo Flores los gritos de ¡Arita! y ¡Somos campeones!.