A golpe de vista, un título que sugiere una averiguación que se centra en los aspectos artísticos de la obra del gran compositor guatemalteco. Pero, ciertamente, va bastante más allá. Tomando el concepto de una “estética del oprimido” como uno de sus ejes, y haciendo el recuento de una labor que va desde la invención y construcción de los “útiles sonoros” de Orellana, hasta su filosofía y su proyección, Gerardo recopila numerosos datos, referencias y fuentes dispersas de información.
El estudio no surge como un requerimiento escolástico ni como una empresa comercial. Es una iniciativa personal de alguien que está preparado a dar testimonio de Orellana, aun cuando no es su connacional. Durante una semana, el maestro Meza adicionalmente ofrece talleres a pianistas de la Escuela Superior de Arte y del Conservatorio, da clases particulares y dicta la lección inaugural del semestre a los estudiantes de arte en la Universidad de San Carlos.
La visita no está exenta de momentos relajados. Un pepián en la Antigua Guatemala. Una ronda por la XI Feria Internacional del Libro. Entrevistas de trabajo se conjugan con intercambios amistosos y reuniones informales. Gerardo es amable e interesante. Bajo una apariencia de calma, se resguardan proposiciones que podrían ser incendiarias. ¿Por qué? Porque la música, el arte, la ciencia social y la filosofía son los fundamentos para incendiar a una sociedad dormida, que ni siquiera reconoce en Joaquín Orellana a uno de sus hijos más preclaros.
Gracias, Gerardo, por recordárnoslo.
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