Ellas eran parte de los 55 niños rescatados por las autoridades el 10 de septiembre recién pasado, en un hotel de paso en la avenida Bolívar, zona 3. Todos eran obligados a ofrecer baratijas en semáforos o a pedir limosna.
Eran de occidente
Érick Cárdenas, procurador de la Niñez y Adolescencia, explicó que de los 55 niños rescatados ese día, 42 ya han regresado con sus padres o abuelos. “En los albergues aún se encuentran 13 menores que están pendientes de resolver su situación”, explicó Cárdenas.
“La mayoría proceden del occidente del país, como Quiché, Sololá, Huehuetenango y Quetzaltenango”, comentó. Cárdenas agregó que los menores que regresaron quedaron bajo “terapia psicológica”, y sus encargados deben acudir a la escuela de padres.
Tortillas y sal
Rosa y Marta debían pagar Q25 al mes para tener un espacio de un metro cuadrado, un pedazo de cartón y una sábana.
Cuando llegaron al albergue de la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (Svet) no se sentían bien.
“Cuando llegaron les dimos cereal, panqueques y jugo de naranja, pero no quisieron comer. Lo apartaron; se negaron a probarlo. Pidieron tortillas y sal. Y eso comieron”, explicó Franklin Azurdia, subjefe de la Svet.
Añadió que durante el tiempo en que los menores permanecieron en ese albergue debieron cambiar el menú, porque solo aceptaban huevos, frijoles y tortillas. También se proporcionó ayuda psicológica para que el impacto en los niños fuera mínimo.
De acuerdo con la investigación, en algunos casos los padres cobraron por entregar a sus hijos a personas en la capital para que vendieran artículos varios en semáforos o pidieran limosna.
Cárdenas explicó que las responsabilidades penales serán determinadas por el Ministerio Público. Por ese caso son procesados Rudy Doroteo
Lajpop Ambrosio, de 23 años, y Pablo Rolando Marroquín Chaj, 41, acusados de trata de personas.
Dato
13 niños de los 55 rescatados siguen en albergues.