Aseguró que el Comando Seis de la Policía Nacional, el cual era dirigido por García Arredondo, no estuvo a cargo del operativo, pues esa movilización había estado bajo el mando del Cuerpo de Detectives. “La Policía, al igual que la Iglesia funcionan por jerarquías y García Arredondo no tuvo participación en el operativo”, refirió.
Bombas y pólvora
Indicó que la movilización de campesinos a la Embajada de España no había sido pacífica, pues los ocupantes llevaban bombas molotov y que de hecho en el informe de la emergencia del hospital donde fue atendido el embajador español Máximo Cajal se hacía alusión a la existencia de esas bombas. Afirmó que los campesinos también llevaban pólvora, la cual fue un acelerador del fuego. La Fiscalía reiteró que fue un lanzallamas el que aceleró el fuego e indicó que se basan en la declaración de un expolicía del Comando Seis.
Ante el tribunal compareció ayer la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, hija de Vicente Menchú, una de las 37 personas que murieron durante la quema de la sede diplomática.
Pidió justicia y que el fallo sirva para dignificar a las víctimas que desde hace 35 años piden justicia. Aseguró que está satisfecha por estar
ante un tribunal guatemalteco.
También comparecieron a dar su declaración Sergio Fernando Vi, hijo de Sebastián Vi; Rafael Yos González, hermano de Juan José Yos, y Rodolfo Anleu, hijo de María Lucrecia Rivas de Anleu.
Letal incendio
El 31 de enero de 1980, un grupo de campesinos llegó a la Embajada de España a pedir la intermediación de esa sede ante los abusos del Ejército.
Ese día 37 personas murieron en la sede diplomática: 36 como consecuencia de quemaduras, y una más —el excanciller Adolfo Molina Orantes—, a causa de heridas de bala.
En esa sede también murió el ex vicepresidente Eduardo Cáceres Lehnhoff, y el secretario de la Embajada de España, Jaime Ruiz del Árbol.