El joven tiene una hermana mayor que se llama Rosa, y debido a que su padre falleció hace unos años por enfermedad común, ambos se las ingenian cada día para llevar dinero a su hogar y comprar alimentos.
Luego de ir a la escuela, donde el Chavas cursa sexto primaria, en las tardes ayuda a un repartir pan, trabajo por el cual recibe entre Q15 a Q30 diarios, depende dela cantidad de producto que venda.
El adolescente relata que desde que tenía 7 años trabajaba en un supermercado de la localidad, donde llevaba las bolsas de productos que los clientes compraban y a cambio recibía una ayuda económica.
“Mi sueño es que mi madrecita mire otra vez la luz del día, el sol, las estrellas y todas las maravillas de la tierra”, dijo el Chavas, quien asegura que su madre es el ser más maravilloso del mundo.
Agradecida
A pesar de que Rosa Choc no ha podido ver nunca el rostro de sus hijos, asegura que los ve con los ojos del alma, pues son los hijos más amorosos que pudo haber tenido y está muy orgullosa de ellos.
Choc y su familia no pierden la esperanza de que algún día pueda recuperar la vista y esperan poder reunir recursos para efectuarse exámenes médicos que determinen si su problema tiene algún tipo de tratamiento.