López expuso que la tala y comercialización ilegal de rosul se ha incrementado, porque el pie aserrado tiene un costo promedio de Q40, y se conoce que tiene demanda en varios países de Asia, como China e India, donde se cotiza en dólares.
Añadió que hacen operativos en áreas de la Biósfera Maya, en la zona conocida como San Miguel La Palotada, en San Andrés, donde se instaló un centro de operaciones.
Indicó que en cuanto al Parque Nacional Laguna del Tigre, el área vulnerable es la parte oeste, que colinda con territorio mexicano.
“Hacemos lo que está a nuestro alcance para erradicar el contrabando. Se han registrado capturas y recuperado cientos de pies de madera, tanto en tabla como en trozo”, añadió.
El tráfico de rosul se incrementó hacia China, debido a que ese país puso precios de hasta de US$16 y US$20 por pie cúbico, lo que significa que un camión cargado con 20 metros cúbicos tendría un valor de US$8 mil 484.
Debido a sus características y su resistencia al agua, el rosul se utiliza para fabricar pisos y tableros de yates o vehículos de lujo, así como para instrumentos musicales y muebles.
Denuncias
Byron Castellanos, de la Asociación Balam, indicó que la tala ilegal de maderas preciosas se practica más en la zona de adyacencia con Belice, en San Luis, Poptún y Dolores.
Añadió que un estudio concluyó que la madera que se trasiega de forma ilegal proviene de propiedades privadas y de bosques donde hay especies en peligro de extinción, por lo que pretenden implementar un programa con apoyo de la Unión Europea en busca de reducir el contrabando.
Rolando Gómez, de la Fundación para el Ecodesarrollo y la conservación (Fundaeco), indicó que especies como el hormigo, mora, caoba, cedro y jícaro son explotadas con fines de consumo familiar y una mínima parte para la industria en la Franja Transversal del Norte, en especial en Barillas, Huehuetenango.
Indicó que el 80 por ciento de la tala es ilegal, y que los pobladores no solicitan licencia al Inab y al Conap para cortar árboles, sino que utilizan autorización municipal para consumo familiar.
Sin estadísticas
José Morales Dardón, director del Inab, expuso que no cuentan con estadísticas específicas de la cantidad de árboles cortados ni de la madera extraída, pero que se han logrado controlar diferentes rutas que utilizan los traficantes.
Refirió que las maderas más codiciadas son roble y caoba, especies propias de bosques latifoliados de Petén, Izabal y el norte de Alta Verapaz; sin embargo, indicó que la tala se ha reducido debido a los operativos coordinados con el Conap, como los que se tienen en los puertos Santo Tomás de Castilla, Izabal, y en Puerto Quetzal, Escuintla, para evitar el contrabando.
Refirió que la tala y transporte ilegal es difícil de controlar, pues hay grupos organizados que al ser descubiertos utilizan otras rutas, y que de esa forma, los operativos que se llevan a cabo son evadidos por los delincuentes que se internan en las montañas.
Morales comentó que un alto porcentaje de madera de contrabando que pasa por el país proviene de Belice, y que la tala también afecta en Honduras, por lo que se coordina con autoridades de esos países en la lucha contra ese ilícito que genera millones de dólares de ganancia a los traficantes.
Manuel Benedicto Lucas, director del Conap, expuso que tampoco tienen estadísticas precisas sobre ese delito; sin embargo, cuentan con estudios que reflejan que en áreas protegidas es donde menos se registra este tipo de delincuencia.
Agregó que parte de la estrategia es trabajar con apoyo de las comunidades de las concesiones forestales, pues estas se preocupan por la conservación de los bosques.
Resaltó que la tala de caoba y cedro se ha reducido, en parte porque hay organizaciones internacionales que las incluyen en sus listas de especies protegidas, por lo que el tráfico ilegal se concentra en el chicozapote, santa maría, tucté y rosul.