El mandatario que tiene el récord de haber recibido con menos tiempo de anticipación la banda presidencial es Álvaro Arzú, del Partido de Avanzada Nacional, quien el 8 de enero a las 13.30 horas de 1996 fue declarado ganador de la segunda contra Alfonso Portillo del Frente Republicano Guatemalteco, y tomó posesión del cargo siete días después, el 14 de enero.
El excanciller Eduardo Stein cuenta que prácticamente no hubo transisción, porque sólo se contó con seis días para armar el gabinete de Gobierno, pues aunque tenían varios profesionales comprometidos para ocupar algunos puestos claves, algunos se retiraron a última hora. No obstante, considera que hubo bastante colaboración del gobierno saliente que era encabezado por Ramiro De León Carpio y Arturo Herbruger, quienes fueron nombrados para concluir con el mandato de Jorge Serrano Elías y Gustavo Espina, por el autogolpe de Estado de 1993.
Stein cuenta que ese trajín y cuestiones de seguridad le impidieron recibir el Ministerio de Relaciones Exteriores, de manos del canciller Alejandro Maldonado Aguirre, en las oficinas del Palacio Nacional de la Cultura. Relata que los “papeles” de esa cartera los recibió en la cafetería de un hotel ubicado en la zona 1. “Preferimos hacerlo ahí porque porque teníamos desconfianza de que en el despacho del Palacio nos estuvieran grabando”.
¿Uno en ascenso y otro en descenso?
Algunos analistas políticos consideran que después de la segunda vuelta la imagen del presidente Morales comenzará a diluirse y que, conforme avancen los meses la figura del mandatario se irá esfumando del imaginario nacional, lo cual no significa que se interrumpirá la agenda oficial de trabajo hasta el 14 de enero del 2020.
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Esta situación permitirá que durante cinco meses tengamos “un presidente electo que tuvo la capacidad de capitalizar la demanda ciudadana en votos y por el otro un mandatario saliente (Morales) que pareciera que tiende a desarrollar una agenda de concentración del poder y resguardar sus intereses”, indica Ricardo Barreno analista del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep).
De acuerdo con Barreno, contar con dos personajes en la retina de la población “podría generar una situación de mucha tensión democrática entre ambos y es aquí donde la ciudadanía debe jugar un papel preponderante y que es apoyar a la figura entrante y comprometer a la saliente (Morales) para que desempeñen de mejor manera los cinco meses que le queda, que facilite la información”.
Este lapso de transición permitirá experimentar una situación muy dinámica, similar a la vivida en los países vecinos de El Salvador y México, cuando resultaron electos los presidentes Nayib Bukele y Andrés Manuel López Obrador. Ambos se dedicaron a viajar a varios países para sostener conversaciones con funcionarios de naciones amigas y también conversaron con autoridades de otros países que efectuaron visitas oficiales para conversar con los presidentes de turno.
Por ejemplo, el 12 marzo el presidente López Obrador y Bukele, en ese momento electo, se reunieron en el Palacio Nacional de la Ciudad de México para tratar sobre la cooperación para el desarrollo como opción para reducir la migración.
¿Un país, dos agendas?
El expresidente Alejandro Maldonado Aguirre considera que la agenda del nuevo mandatario deberá estar muy bien definida ya que cuenta con un tiempo bastante cómodo para formar un equipo de gobierno homogéneo, pues el tiempo le permitirá dialogar con personas altamente capacitadas para ocupar los puestos más importantes del nuevo Gobierno.
Maldonado Aguirre, quien entregó el cargo a Morales el 14 de enero del 2016, asegura que este lapso será vital para el gobernante electo. Esto le dará suficiente tiempo para abrir y mantener buena comunicación con los presidentes de los países vecinos, es decir los de Centroamérica, México, Estados Unidos, incluso República Dominicana, este último que forma parte del Parlamento Centroamericano.
El exvicepresidente Eduardo Stein considera que lo primero que debe tener en su agenda el nuevo mandatario es presentar a su equipo de trabajo porque es uno de los signos de confianza que la ciudadanía estará esperando para determinar no solo la conducción, sino también bajo el mando y la calidad profesional de quienes van a estar en las distintas carteras.
Según Stein, durante este tiempo la población va a estar esperando de qué manera y cómo el nuevo gobierno va a enfrentar los retos que van desde la agenda social, como educación, hasta las políticas de seguridad pública. Tres respuestas básicas serán ¿cuál es su equipo?, ¿qué piensa hacer? ¿cómo lo piensa hacer y ¿con qué recursos lo piensa hacer?
Según el ex vicemandatario, la nueva administración va a tener que relacionarse muy rápidamente, no solo con los gobiernos del Triángulo Norte, México y Estados Unidos, cuya agenda se ha centrado en migración irregular, y crimen organizado, sino también con otros países para construir una agenda internacional más compleja y constructiva.
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De acuerdo con Stein, el nuevo gobierno deberá reconstruir las relaciones con los socios históricos de Asia, pero sobre todo con los de la Unión Europea. “En un mundo tan interrelacionado e interdependiente en el que vivimos, tenemos que estar muy conscientes de cuáles son los temas que nos hermanan con el mundo. Guatemala no puede subsistir aislada”, puntualizó.
Stein es enfático en cuanto a que no cabe duda de que durante estos cinco meses el presidente electo va a sufrir desgaste, porque el mundo, no solo Guatemala, va a estar pendiente de por dónde va a ir la nueva administración, que en ese lapso no va a tener ningún poder decisión sobre ni un solo centavo del presupuesto. “La mayor demanda va a ser para que explique públicamente qué es lo que piensa hacer con cada uno de los desafíos del país”.
Para Francisco Villagrán, exembajador de Guatemala en Washington DC y las Naciones Unidas, expuso que cinco meses es inusual en la mayoría de países democráticos. “Lo que sí es normal es que los gobiernos salientes ya no toman decisiones trascendentales o, en todo caso, las consultan con el presidente electo”.
Villagrán, quien también fue embajador en la Organización de Estados Americanos (OEA), opina que si el presidente Morales “aprendió algo durante estos años que ha ocupado la Presidencia, debería comenzar a hacerse a un lado, porque, además, su poder ha disminuido, lo cual debe reconocer. Así funcionan todas las democracias”.
Luis Velásquez, profesor en Ciencia Política de la Universidad de San Carlos, coincide en cuanto a que Morales ha ido perdiendo el poder político, lo cual se refleja en sus últimas decisiones, las cuales le han sido revertidas por la Corte de Constitucionalidad, e incluso el presidente estadounidense Donald Trump ha criticado su administración.
El analista político Renzo Rosal consideró que estos cinco meses serán poco efectivos, porque el Gobierno no cumplirá con su papel de trasladar información al presidente electo, por lo que el que resulte ganador tendrá que ver cómo se prepara y organiza el trabajo del nuevo gabinete, “tomando mucha distancia y sin contar con la contraparte”.
Dejará pasar el tiempo
El expresidente Rafael Espada, advierte que la agenda del presidente Morales no tendrá mayores cambios, porque durante los tres años que ha dirigido los destinos del país no ha hecho nada, únicamente se dedicó a atender el conflicto que mantiene con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según el ex vicemandatario, estos cinco meses los van a sentir eternos, porque Morales no va a poder hacer mayor cosa debido a que ya no le interesa hacer nada y porque tampoco sus oponentes lo van a dejar hacer algo, y eso es negativo para el país, porque Guatemala no está para perder el tiempo.
Espada espera que el ganador de las elecciones del domingo sea una persona sensata que evite dar opiniones al azar, porque esto contribuirá a “que se queme muy pronto”, por lo que debe evitar emitir juicios sin tener bases sólidas. Algo que le sumaría muchos puntos al nuevo presidente sería que presentara su plan de Gobierno.
El médico no duda que durante ese lapso vendrán al país líderes políticos que tendrán como parte de su agenda conversar con Morales y con el mandatario electo, pero que este debe ser muy sabio y no dedicarse a dar espectáculo ante la prensa. “Los que tienen previsto visitar el país, deberían esperar que tome posesión para que ya poder tomar decisiones con su plataforma de Gobierno”.
El analista Alejandro Rodríguez considera como algo positivo a contar con esos cinco meses de transición para acordar y acomodar los equipos de trabajo, pero que lamentablemente esos meses servirán para concretar “la agenda de impunidad y la corrupción”, porque el partido gobernante aprovechará para “despellejar los últimos” recursos que queden y por el otro lado preparará las condiciones para que sus actos queden en la impunidad.
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