Debido a lo corto de la campaña electoral y que, en esta ocasión a diferencia de procesos anteriores, no hubo una “precampaña” los partidos tratarán de explotar al máximo cada mitin y actividad en los que participen y difícilmente, consideran los expertos, darán a conocer sus estrategias para cumplir lo que prometen, lo cual “es lamentable”.
El politólogo Luis Fernando Mack expuso que la campaña “empezó como siempre, con cancioncitas, con eslóganes y candidatos abrazando niños y mujeres, que es lo que ofrecen todos los partidos políticos”.
Añadió que también se han acentuado las campañas de desprestigio que son utilizadas como una herramienta de los políticos para evitar hablar de sus planes y centrarse en ataques a los contrincantes por lo cual “la propuesta de gobierno no aparece por ningún lado”.
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“Algunos dicen que están preparando los planes, pero no hay candidatos que estén hablando de propuestas serias lo cual es lamentable porque más que promesas lo que necesitamos son planes de gobiernos serios, consolidados y equipos de gobierno”, añadió.
De acuerdo con Mack, la actual campaña será igual que las anteriores en donde los candidatos ofrecerán más de lo mismo y en donde se arreciarán los ataques, por lo corto de la campaña, y en ese sentido resaltó que al menos ocho partidos optaron por no firmar el pacto de no agresión al que convocó el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Luis Fernando Mack, politólogo
¿Es estrategia?
Pero esa carencia de explicación sobre cómo cumplirán los candidatos presidenciales sus promesas electorales responde no solo a la ausencia de planes concretos, sino también a que tratan de generar una afiliación emotiva con los votantes de tal manera que dicen lo que la gente quiere escuchar.
Cristhians Castillo, politólogo del Instituto de Problemas Nacionales de Guatemala de la Universidad de San Carlos, expuso que, también a lo corto de la campaña, los candidatos harán promesas sobre los temas que más afectan a la población, como la seguridad y la economía; sin embargo, con el fin de lograr esa conexión emocional no explicarán cómo piensan alcanzar o financiar sus planes.
“Lo que hacen los partidos es que sondean cuáles son los temas que a la población le interesa escuchar y arman un plan de gobierno y no tienen claridad de cómo se desarrollarán, y los lanzan a debate político como oferta electoral porque eso es lo que la gente quiere escuchar”, afirmó Castillo.
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El politólogo calificó de “lamentable” esta forma de proceder de las agrupaciones propia de la cultura política de Guatemala y lo atribuyó a que los partidos no son más que vehículos electorales estructurados para ganar elecciones a los que solo les preocupa llegar al poder para defender intereses personales o particulares.
Mack consideró que una campaña basada en promesas sin la explicación de cómo se cumplirán no solo de una estrategia para “engañar a los votantes”, sino que también obedece a que los partidos, en realidad, no cuentan con planes sólidos para hacer realidad sus ofertadas electorales.
“La mayor parte de partidos son caudillistas que centran la propuesta en su figura, fuerza y capacidad de oratoria, pero no hablan de planes bien estructurados ni de proyectos de largo plazo que demuestren que han tenido mucho tiempo de estar pensando en los problemas y que tienen equipos para resolverlos”, apuntó.
Explotan sentimientos
Jahir Dabroy, analista político de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asíes), coincidió en que los candidatos presidenciales en contienda tratarán de explotar las emociones y sentimientos del electorado, cuya gran mayoría desconoce sobre temas de gestión pública o separación de poderes, por ejemplo.
Cristhians Castillo, analista Ipnusac
Al ser un electorado poco informado, precisó Dabroy, los candidatos se centran en brindar soluciones potenciales que conozcan todos y ofrecen soluciones de la noche a la mañana en cuestiones de seguridad y economía, por ejemplo, lo cual es una mentira.
El politólogo añadió que los presidenciables podrían, incluso, enfocarse en cuestiones religiosas y moralistas puesto que saben que Guatemala es “un pueblo muy dado a cuestiones religiosas” que espera que los problemas se solucionen con un milagro. Además, prácticamente ninguno de los candidatos cuenta con una trayectoria destacada, ni académica ni política.
No obstante, afirmó que los guatemaltecos ya no son engañados con “cancioncitas” u obsequios ya que la credibilidad de los partidos está agotada lo que podría derivar en más abstencionismo.
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