– ¿Cuál es la situación, hoy, del sector privado organizado? ¿cree que está dividido?
La posición oficial del sector privado guatemalteco la debe dar el Cacif. Yo puedo opinar sobre cómo veo, en general, a los empresarios de Guatemala, y creo que, como cualquier otro gremio, es un sector que tiene diferencias, diferencias, e incluso, conflictos.
En general, las cámaras, y por lo tanto el Cacif, funcionan por consenso, y por eso es que, como ese consenso es tan difícil, por eso vemos esas posiciones públicas a veces ambiguas, indefinidas y que cuesta interpretarlas a veces.
– ¿Y cuál es su posición en el sector privado?
Yo, en lo individual, soy un empresario más de los tantos que hay. Mi participación cívica, mis opiniones son absolutamente en lo personal; opiniones por las que asumo total responsabilidad. Esa ha sido mi historia de los 40 años, este año, de participar en la vida cívica del país.
– Como una de las figuras más visibles del sector privado en las últimas décadas, ¿qué invitación hace a todo el empresariado?
Más que al empresariado, creo que a la sociedad, con todo respeto, con toda humildad, hago un llamado a que busquemos la forma de reencontrarnos, de volver a dialogar, de hacer un esfuerzo importante por bajarle el volumen, en la medida de lo posible, a todo eso que se llama manipulación de la información, la descalificación, la deformación de las personas, la destrucción moral de los individuos, de cómo esto ha provocado que tengamos un nivel de división y confrontación en la sociedad, que imposibilita el que podamos avanzar.
Hemos caído en la trampa de esos grupos oscuros, perversos, que se dedican a enfrentar a la sociedad, dentro de los mismos sectores y entre los mismos sectores de la sociedad, y el haber caído en ese juego significa que hemos perdido la confianza en nosotros mismos. En Guatemala ya nadie cree en nadie, los prejuicios y la descalificación han tomado un papel tan importante en nuestra sociedad que impide que siquiera podamos hablar del problema, mucho menos encontrar un consenso para que el país avance.
– ¿Cuáles son los grandes valores que este país debe reconocer en el sector privado nacional?
Ser empresario en Guatemala es difícil, hay que luchar en contra de la corriente casi en todo. El 90 y todos por ciento de empresarios en Guatemala son gente trabajadora, gente honesta, que ha dejado su vida por construir su empresa. La pequeña parte de la economía que funciona en Guatemala se debe a los empresarios, que hay pequeños, muy pequeños, medianos, un poco más grandes y grandes. La pequeña parte de la economía que funciona se debe a ellos, más todo el resto de la sociedad que participa con ellos.
Nos falta mucho por hacer, y dicho eso, por supuesto, como en todos los sectores, en el sector empresarial también hay delincuentes, también hay gente que ha cometido delitos. Otros estarán en otro tipo de problemas más “de moda” como es el financiamiento electoral, y que tendrán que corregirlo como parte de un mea culpa, de dar un paso al frente para asumir las consecuencias de lo mal que hemos construido nuestra democracia. Es una de las tantas cosas que hay que corregir.
Lo poco que hemos construido en Guatemala, que se debe a que ha habido por lo menos una parte de la economía que funciona, nos hace falta funcionar la otra, pues hay de todo. Somos una nación de gente esencialmente buena, a veces ingenua, muchas veces poco informada, caemos en ciertas trampas con demasiada facilidad, sobre todo cuando hay una capacidad de manipulación importante en ciertos grupos y personas.
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– ¿Y cuáles son los pecados originales históricos del empresariado en Guatemala y que ahora hay una oportunidad para corregirlos?
Creo que tiene más sentido hablar de los pecados de las élites del país que tienen que ver con la superficialidad, la falta de compromiso para con el país. Hacemos esfuerzos, pero son tímidos, hacemos mucho ruido y los resultados son pobres, no hay el nivel de entrega que el país necesita, cuando en una nación como en Guatemala se tienen los problemas que se tienen, todos los ciudadanos, sin importar en qué profesión o a qué sector pertenezcan, debemos dar un paso al frente y participar activamente, de manera responsable, en la vida cívica y política del país.
Guatemala lo necesita, la historia lo demanda. No nos van a perdonar que en este momento de la vida del país no seamos más responsables de lo que hemos sido, y demos ese paso al frente que tanto se necesita.
Dionisio Gutiérrez
– ¿Por qué cree que se sataniza a los empresarios en Guatemala?
Hay que reconocer que somos un país con una problemática social profunda. Nuestros números sociales dan vergüenza, tenemos los últimos lugares en todos los índices sociales en América Latina, estamos entre el primero, segundo y tercer peores lugares en cualquiera de los números sociales.
No hemos sido capaces de diseñar y buscar el consenso suficiente para tener un modelo de desarrollo con las tres plataformas que un modelo de desarrollo necesita. La primera es la plataforma institucional, la cual necesita de las instituciones de la democracia que le permiten funcionar, donde hay estado de Derecho, donde hay tecnocracia, donde hay políticas públicas a las que se les da seguimiento a través de distintos gobiernos, instituciones que hacen que la democracia, que la República y que hacen que el sistema funcione, que las leyes se respeten y que quien las incumple, pague las consecuencias.
El segundo eje del modelo de desarrollo debe ser el plan económico. Qué hacemos para que Guatemala pueda crecer seis puntos porcentuales por arriba del crecimiento de la población. En el caso de Guatemala tendríamos que estar muy cerca de ocho por ciento de crecimiento cada año durante 20 años para poder estar acercándonos a lo que es la primera etapa del desarrollo de un país.
Ese es el gran desafío que tenemos en Guatemala, tenemos que preguntarnos qué necesitamos hacer para que Guatemala pueda embarcarse en un crecimiento anual del ocho por ciento en nuestra economía durante 20 años. Ese es un ejercicio que nunca hemos hecho. Es un debate que sigue pendiente y tenemos que, en algún momento determinado, tomar la decisión de discutir ese tema con la profundidad que merece.
– Eso requeriría de una reforma fiscal… ¿qué tipo de reforma sería?
Es correcto. En los tres ejes o plataformas del modelo de desarrollo. La primera, es la plataforma institucional; la segunda, es el plan económico que incluye la política social y fiscal del país, de comercio exterior e incluye todo el tema de las leyes laborales, ley de Servicio Civil que debe ser parte del primer eje.
Sin duda alguna, este debe ser un plan económico integral donde el tema social sea prioritario. En un país donde, dependiendo quién da el dato oficial es 59.3 algunas personas dicen que estamos abajo del 50 en el nivel de pobreza, incluso cerca de 40. De cualquier modo, es un número vergonzoso, y esto es el resultado de que en los últimos 30 años la economía ha tenido un crecimiento neto de tan solo 1.3 por ciento en promedio.
Necesitaríamos 60 años para duplicar el ingreso per cápita y seguiríamos siendo un país pobre. Por eso digo que en el modelo de desarrollo el tema social debe ser prioridad, que incluye la política fiscal, una que tenga sentido para que la economía crezca de manera efectiva y robusta, y que, al final, las políticas fiscales sean un incentivo más para que venga la inversión, para que se creen oportunidades, y la economía crezca.
La tercera plataforma, dado que tenemos un país que es relativamente pequeño con una economía que tiene una masa crítica también pequeña, en el tercer eje del modelo de desarrollo tenemos que tomar conciencia que se debe discutir la necesidad de acuerdos económicos regionales, de un nivel alto de creatividad para hacer tratados de comercio con regiones económicas del mundo que nos permitan crecer a una velocidad más rápida e integrar a todos los que se han quedado atrás, generar esos 200 mil puestos de trabajo que Guatemala demanda cada año.
Cada año salen al mercado laboral más de 200 mil jóvenes que llegan a la edad de trabajar, y no encuentran la oportunidad que le piden a su país, porque Guatemala es capaz de generar solamente 25 mil empleos formales al año, es solo un 12 por ciento. Eso es otra tragedia.
Otro elemento fundamental del modelo de desarrollo es la educación, debe estar en el segundo eje. En Guatemala tenemos un promedio de 5.9 años de escolaridad en muchachos con más de 15 años, eso nos pone en el penúltimo lugar en América Latina, que tiene un promedio de cerca de 9.2 años. Cuando vamos al área rural baja a 3.4 años de escolaridad.
Un país con esos números sociales, de pobreza, educación, salud, con el crecimiento económico en el que hay que tomar en cuenta que en Guatemala la inversión total pública y privada está en 12.2 por ciento respecto al PIB, cuando en países como en Panamá está en el 55 por ciento… Somos el último país de Centroamérica y segundo de América Latina en inversión total.
Solo estamos mejor que Venezuela que tiene un nueve por ciento de crecimiento de impresión total respecto al PIB. ¿Qué quiere decir esto? Que la economía no crece porque no hay suficiente nivel de inversión.
Otro referente es la tasa de ahorro de Guatemala. En los últimos 10 años ha tenido un promedio del 12.2 por ciento respecto al PIB cuando debería estar arriba del 20 por ciento que es el promedio de América Latina. Somos el penúltimo lugar en tasa de ahorro.
¿Qué quiere decir cuando un país no tiene una tasa de ahorro suficientes? Que no hay capacidad de inversión ni de crecimiento en la economía. Tenemos problemas estructurales muy graves.
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– ¿Este modelo de desarrollo podría ser discutido con el Frente Ciudadano contra la Corrupción?
Es un tema que debe discutirse en todas las mesas del debate público en Guatemala y que debe ir construyéndose un diálogo, un lenguaje común, pero no debemos olvidar que, en última instancia, quienes deben decidir esto, son las posiciones de liderazgo del país.
Ahí es donde quisiéramos ver a un presidente de la República guiando el esfuerzo de desarrollo del país, un desarrollo integral, pero está ocupado en otras cosas. Quisiéramos ver a un Congreso legislando para que se facilite no solo la discusión, sino la implementación de un modelo de desarrollo. Y quisiéramos ver a las élites comprometidas, concentradas y dedicadas a ese esfuerzo. Esa debería ser su principal responsabilidad, pero también están ocupadas en otras cosas.
Dionisio Gutiérrez
– Hay incredulidad en algunos en cuanto su discurso y su veracidad, y creen que habría negociado, junto a varios empresarios, con Estados Unidos y la Cicig. ¿Qué responde a eso, de que se dude de su veracidad?
Yo respeto la opinión de todos. Sin embargo, debo decir que tengo la ventaja que en este año que cumplo 40 años de participación cívica muy activa en Guatemala, pueden ver con mucha facilidad, porque hoy en día la mayor parte es accesible en internet, cuál ha sido mi posición, mi discurso, mis batallas.
Solo en Libre Encuentro durante 20 años enfrenté prácticamente a todos los gobiernos que pasaron esos 20 años haciendo desastres en Guatemala.
Obviamente, empezando por el de (Jorge) Serrano, donde tuve una participación muy activa para regresar la democracia después del golpe de Estado que dio ese delincuente. Estuve luego muy confrontado con el gobierno de (Alfonso) Portillo desde la primera campaña donde también un elemento referente es el Jueves Negro que precisamente fue en este edificio, que ahí el que se quiera acordar lo hará.
Mi nivel de enfrentamiento con ese gobierno llegó al extremo de que quisieron prenderle fuego a este edificio con gente inocente adentro, porque era un ataque político en mi contra.
Luego vino el gobierno de (Álvaro) Colom, un gobierno del que me enfrenté desde el primer día porque ellos tenían como plan, además de los niveles obsesivos de corrupción que estaban implementando, un proyecto político que tenía como objetivo imponer una candidatura inconstitucional, que era la Primera dama, y que usaron durante esos cuatro años todos los recursos del Estado para ese proyecto, y los números sociales no mejoraron, los niveles de corrupción se multiplicaron, y el país se vio en un momento dado comprometido por la relación y el contacto que había con el grupo de países encabezados por Venezuela con el tema del socialismo del siglo 21.
Ahí hay mucha historia que no se ha querido ver, de lo cual había gente de ese gobierno que estaba trabajando y dedicada a eso, y yo lo expuse y lo enfrenté al extremo que en 2010 tuve que salir del país por amenazas de muerte y por estar diciendo las cosas que siempre he dicho, respeto a la democracia, al estado de Derecho y libertades civiles de los guatemaltecos, y hoy estoy sentado frente a ustedes porque me siento con la autoridad moral para hacerlo. No le debo nada a nadie, y si alguien tiene algo, hoy que ya la justicia está funcionando un poco mejor, que vayan a los juzgados, si no, van a pecar de omisión de denuncia, y ahí nos vemos las caras.
Estoy aquí con ustedes diciendo lo que digo porque me siento con la autoridad moral y porque no le debo nada a nadie.
Luego siguió el gobierno de (Otto) Pérez Molina. Terminé Libre Encuentro a finales del 2010 después de 20 años. Llegó el gobierno de Pérez Molina, un personaje al que conocí en la época del Serranazo y con quien ya no tuve mayor contacto hasta la época final del 2010 cuando él era el político de la oposición más perseguido y yo era el civil del lado de la sociedad más perseguido por el gobierno de la UNE, y cuando Pérez Molina llega al gobierno, al cuarto mes de ser presidente, yo denuncié que era otro gobierno que iba a llevar a Guatemala por los caminos perdidos.
Tuve enfrentamientos con Pérez Molina desde el cuarto mes. Ya no tenía Libre Encuentro, y desde ese momento he salido públicamente como lo he hecho, en un editorial que hice en el programa Dimensión en el 2014 denunciando la corrupción y lo incapaz que era el gobierno del Partido Patriota, y luego, en una carta que circuló donde exijo la renuncia de Pérez Molina antes de que él al final saliera.
– ¿Por qué decidió salir en este momento, después de tres años?
He decidido salir públicamente en los momentos en que creo que es indispensable salir. Aparte de eso, me dedico a otras cosas ahora en la parte académica y tanques de pensamiento, pero no estoy en un medio de manera permanente. Esa es la razón por la que salgo de una manera más intermitente, pero mi posición no ha cambiado en los últimos 40 años.
– En esta coyuntura, el apoyo a los presidentes, el sector empresarial ha sido financista de gobiernos. ¿Cambiará algo en la campaña del próximo año?
Creo que el proceso electoral del 2019 va a ser el más pobre en la historia de la democracia. Nadie va a querer dar un centavo porque el tema se complicó. El comisionado (Iván) Velásquez tiene razón en decir que el pecado original de la democracia es el financiamiento electoral. También es cierto que hay que dividir ese pecado en tres áreas.
Una es el financiamiento que viene del narcotráfico y la corrupción, que ha sido más del 70 por ciento en los últimos procesos electorales por eso es que íbamos camino a un narcoestado, todos. Y luego sí ha habido una parte de la sociedad que, de su chequera personal, de la chequera de su empresa, daban aportes a proyectos políticos, dinero lícito que estaba en una contabilidad y pagaba impuestos, pero se violaron las normas que establecen la ley Electoral respecto al financiamiento electoral.
Hay gente que tiene problemas y que debe resolverlos con medidas proporcionales por el hecho de ser el origen del dinero lícito, y por otro lado, que cada quien presente su caso y lo vaya resolviendo, y ahí tendrán identificados a un buen número de ciudadanos pero probablemente, si profundizan, no va a alcanzar los estadios, parques y colonias enteras para poner a toda la gente que ha tenido el tema de dar desde Q5 hasta cantidades bastante más fuertes en ese estilo que fue la cultura del país que debe cambiar.
Dionisio Gutiérrez
– ¿Por qué organiza un evento como el Encuentro Ciudadano del miércoles?
Desde el momento en que el gobierno de (Jimmy) Morales declara non grato al comisionado Velásquez, se han venido dando una serie de eventos atentatorios en contra de este esfuerzo de lucha en contra de la corrupción y la impunidad, se han ido unificando, haciendo alianzas de grupos oscuros y criminales alrededor del gobierno.
Partidos políticos, gente de la sociedad de diferentes sectores, grupos del crimen organizado, entre otros, y hay exmilitares, probablemente hay militares, de hecho, algunos han sido capturados recientemente.
Estos grupos, de una manera automática, porque tienen enemigos comunes e intereses comunes, han formado esta alianza perversa en la que han estado buscando la forma de desmantelar el esfuerzo que se está llevando a cabo contra la corrupción y la impunidad.
A partir de ese momento del non grato, se ven esta serie de esfuerzos y al mismo tiempo se prenden una serie de alarmas en Washington, en Naciones Unidas, y por supuesto, en Guatemala y la región, y empezamos distintas personas, grupos, tanques de pensamiento y organizaciones, dentro y fuera de Guatemala, a trabajar con la idea de fortalecer, acuerpar y acompañar al esfuerzo que se está llevando a cabo contra la corrupción para mantenerlo y que se respeten los esfuerzos que se han hecho en Guatemala.
Por eso, el evento de Fundación Libertad y Desarrollo, en el Tercer Encuentro Ciudadano, tiene que ver con eso, con la gran pregunta, ¿Guatemala, Estado democrático o Estado capturado? Y vamos a hablar de estos temas, de los niveles de cinismo, de abuso y desvergüenza que estamos viendo en actores del gobierno, tratando de debilitar, desvirtuar y eventualmente aniquilar este esfuerzo histórico que se está llevando a cabo en Guatemala en contra de la corrupción.
– ¿Qué piensa preguntarle al comisionado y la fiscal?
El plan es que vamos a tocar todos los temas con la mayor profundidad que se pueda y lo que el tiempo nos permita. Vamos a tocar el nivel de captura que tiene el Estado según ellos, cómo sienten ellos que avanza el esfuerzo en el que están comprometidos el señor comisionado y la señora fiscal, la importancia que tiene el que los distintos sectores de la sociedad, especialmente las élites, tomen conciencia de apoyar este esfuerzo que ellos lideran.
Este es un momento estelar en la historia del país en el que tenemos que tomar una decisión valiente que, aunque haya cosas que no nos gusten o se critique como se ha hecho en muchos casos, de que se han cometido errores, es absolutamente claro cuál es el lado correcto de la historia, de qué lado hay que estar para que el país avance y que logremos instalar una democracia real de instituciones como estado de Derecho.
El problema que tenemos es que, en 2015, la implosión del gobierno patriotero todos la celebramos sin excepción, pero en el momento que se empezaron a tocar intereses en otros grupos y sectores, el combate a la corrupción ya no gustó tanto, y entonces se activaron estos netcenter y estos grupos y personajes oscuros que se dedican a desvirtuar, manipular, confundir, enfrentar, etiquetar, descalificar, y esto ha provocado desinformación y desconfianza. Entonces los ciudadanos tenemos que ser más audaces, más cuidadosos en saber distinguir y filtrar lo que estamos viendo.
Aquí hay una batalla histórica en este momento de Guatemala que debemos aprovechar con un capítulo muy delicado que viene en unos días que es la elección del próximo fiscal general, un momento que todos debemos acompañar.
– ¿Qué espera que salga de este Tercer Encuentro?
Nuestro objetivo es que logremos en la sociedad un esfuerzo de reflexión, que la gente diga 'podremos estar en desacuerdo en muchas cosas', incluso, 'podremos tener prejuicios unos de otros', que son los prejuicios que se han construido por esta manipulación y desinformación de la que somos víctimas todos por el mal uso de la tecnología, pero que pongamos por un momento en mucho tiempo, en primer lugar a Guatemala y tomemos conciencia de que la mayoría de guatemaltecos queremos un mejor país, que podríamos o deberíamos ponernos de acuerdo para unificar ese esfuerzo y hacer que el país avance.
Que ese encuentro ciudadanos, que va a ser un evento a tope y que hemos visto que el nivel de diversidad que hay de personas que asistirán, además de todos los rincones del país y actores de la sociedad, ayuda aún más a que ese momento pueda ser de unidad, de reflexión y de compromiso, por el objetivo que planteamos en nuestro encuentro ciudadano.
– ¿Cuál es el mensaje que pudo haber percibido el presidente del Frente Ciudadano contra la Corrupción, con la unión de tantas personas de distintos sectores?
Estoy convencido que el presidente se ha perdido en su laberinto, es evidente. Creo que está a tiempo de rectificar, de no tomar decisiones que sean irreversibles y que le cuesten a él, a su gobierno, y al país. Los mensajes que se han venido dando con la formación de este Frente contra la Corrupción, y que es una iniciativa extraordinaria y necesaria, además de la visita de la embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, además de otras expresiones que se están dando directamente desde los diferentes sectores de la sociedad, del cuerpo diplomático especialmente la embajada americana… hay mensajes muy fuertes. Si no los han escuchado es porque están sordos.
Espero que sepan traducir estos mensajes con claridad para que tomen las decisiones responsables que el país necesita y que no sigan cometiendo locuras.
– ¿Cómo ve la relación del sector privado con el presidente?
Creo que ha habido un enfriamiento y esto lo digo como una percepción, no tengo datos porque no soy parte de las cámaras ni del sector privado organizado, pero la impresión que hay es que ha habido un distanciamiento, que creo que ya era hora.
– ¿Llegó a hablar usted con el presidente Jimmy Morales?
No lo conozco, nunca lo he visto en mi vida.
– ¿Cuál es el mensaje que le manda a Álvaro Arzú?
Que, como cualquier otro ciudadano, y más él en su posición de alcalde de la capital, sepa llevar con responsabilidad cualquier proceso en el que se vea involucrado y que confíe en que la justicia le absolverá si no hay ningún problema, o que asuma las consecuencias, si lo hay.
– ¿Por qué se da una queja del sector privado con la presunción de inocencia y cuál debe ser la forma en que se den a conocer las investigaciones contra el sector privado? Lo mismo del supuesto exceso de prisión preventiva que algunos señalan…
Somos producto de una cultura monárquica, absolutista, de cacique y de todo eso que tiene que ver con autoritarismo y abuso. Nos está costando cambiar. Cualquier guatemalteco de cualquier sector, debe asumir las consecuencias de sus actos, no debe esperar privilegios ni impunidad. Hay mucha confusión, hay desinformación, hay manipulación y también hay ignorancia, y eso se puede traducir como irresponsabilidad. Debemos enterarnos mejor de la relación que hay entre prisión preventiva y presunción de inocencia.
Alguien que esté detenido en forma preventiva mantiene su presunción de inocencia. Lo que sucedió ahí es que el juez determinó que hay suficientes evidencias que indican que puede haber delito y que, por lo tanto, es más seguro para el Estado y estado de Derecho, que esa persona se quede en prisión preventiva. Eso es así en Guatemala y en cualquier parte del mundo.
Dicho eso, hay mucha hipocresía en toda esta dinámica que está viviendo Guatemala, porque de los 23 mil 500 privados de libertad que hay en Guatemala, el 54.2 por ciento está en prisión preventiva y desde hace muchos años.
Qué es lo que pasa. Hasta ahora que hay delincuentes de cuello blanco, amigos, conocidos, parientes y gente más encopetada detenida en forma preventiva, ahora nos empieza a molestar de que “por qué tanta prisión preventiva”, cuando lo que ha pasado aquí es que el Estado ha mantenido abandonado y desfinanciado al sistema judicial, no ha tenido ni los recursos humanos ni económicos para poder avanzar y procesar todos los casos que tiene, de ahí la lentitud, de ahí la pesadez, de ahí los problemas que salen de un sistema judicial que ha sido abandonado por el Estado y la sociedad.
Incluso, a propósito, porque el tema de la impunidad es una cultura que se ha venido construyendo de una forma perversa y estratégica por parte de los grupos y personas que quieren mantener al Estado capturado, entonces, es un tema muy serio y al que se le debe poner más atención.
– ¿Qué piensa de lo que dijo Iván Velásquez, de que los financistas anónimos reconozcan sus errores y pidan perdón?
Que tiene toda la razón, que estoy de acuerdo y que espero que esto suceda pronto, porque ha sido parte de la cultura en Guatemala. Hay gente que ha participado en la política de esa forma, con la mejor de las intenciones, sin ningún objetivo delincuencial, pero cometieron un error que debe reconocerse, corregirse y resolverse con un debido proceso y respetando las leyes.
– ¿El gobierno y este Congreso tienen credibilidad para recibir y aprobar iniciativas y reformas que nacen de la ciudadanía?
No.
– Entonces, ¿se espera hasta el 2020?
Hay que poner toda la presión que podamos como sociedad, hay que exigir, pero hay que tener cuidado con esperar, porque no tienen ni la autoridad moral ni la capacidad para hacer lo que el país necesita en este momento. Lo que sí deberían de intentar darnos es una sorpresa, están a tiempo.
– ¿Qué opina del discurso que el presidente y otros políticos han dado de que nadie es superior a la ley, pero, cuando se les presenta un antejuicio para poder investigarlos, afirman que “se atenta contra la institucionalidad”?
Es parte de la construcción que se ha hecho del Estado de Guatemala, que ha sido diseñado y construido para la construcción e impunidad, para el saqueo y el abuso, para el cinismo y la vergüenza, y aquí vemos ese ejemplo con el antejuicio, ejemplo de cómo se abusa de un sistema para lograr impunidad.
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