Política

Gobierno busca formalizar anexos de acuerdo migratorio con EE. UU. para que se puedan implementar

Este mes se han movilizado cientos de migrantes centroamericanos por el país con el objetivo de llegar a Estados Unidos, pero han encontrado obstáculos en México. Mientras que en Guatemala aún no hay claridad sobre las condiciones con las que se aprobó el acuerdo migratorio con ese país, por lo que el Gobierno de Alejandro Gimmattei analiza los anexos del convenio.

Fuerzas de seguridad mexicana bloquean el paso de migrantes centroamericanos el 23 de enero 2020, en  de Chiapas. (Foto Prensa Libre: EFE)

Fuerzas de seguridad mexicana bloquean el paso de migrantes centroamericanos el 23 de enero 2020, en de Chiapas. (Foto Prensa Libre: EFE)

“Encontramos un acuerdo de asilo que es el que está firmado, reconocido por el gobierno, tiene incluso opinión favorable de la Corte de Constitucionalidad y lo estamos cumpliendo. Han venido una serie de salvadoreños y hondureños producto de esos envíos, pero sí han venido más de 500 y de los cuales la mayoría han preferido regresar a su país”, indicó Giammattei este martes en conferencia de prensa.

Agregó: “de ahí en adelante hay supuestamente siete anexos los cuales encontramos como borradores, no está firmado ni uno solo, ayer -lunes- me comuniqué con el secretario Wolf y quedamos que la semana entrante viene una comisión técnica del gobierno de Estados Unidos a hablar con el Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Gobernación y el Instituto Nacional de Migración para que podamos definir los alcances del acuerdo, porque no existen esos anexos, no los podemos asumir, pedimos que nos sentemos para formalizar lo que ya está funcionando. Eso no causa gastos, porque la Acnur y OIM se hace cargo, pero las caravanas sí nos hacen gastar”.

Giammattei respondió sobre el paso de caravanas de migrantes centroamericanos que se esperan para estos días por el país y el trato que han tenido de parte de las autoridades mexicanas.

Al respecto, expresó: “No puedo juzgar lo que hagan del otro lado del Suchiate. Si están preparando caravanas, no van a pasar, hemos seguido atendiendo a los migrantes y no ha habido quejas sobre la atención, somos respetuosos”.

“Les hemos dicho que no pasen niños, hemos sido muy drásticos porque encontramos a una mujer en Tecun Umán, desesperada, una hondureña, vendiendo a sus dos hijos, porque ella quería pasar y dejarlos. Hemos devuelto 19 niños no acompañados en situación lamentable, se rescataron en Las Cruces, Petén, y en Tecún Umán y se entregaron a las autoridades hondureñas”, dijo.

El mandatario aseguro que “niño que pase tiene que pasar con los papeles respectivos. Lo que sí puedo decir es que México no va a permitir que la gente pase, ya lo demostraron. Nosotros tuvimos que poner buses de regreso para mandar un montón de gente. Tuvimos colaboración de la Organización Internacional para las Migraciones que nos apoyó un poquito, pero no lo suficiente. Salud hizo jornadas, pero no podemos impedir que la gente pase, no podemos discriminar a la gente, hay libre paso”.

Prensa Libre intentó obtener una explicación más profunda sobre los borradores que recibieron por parte del ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Brolo, y su director de Comunicación, Joaquín Samayoa, ofreció que haría la consulta y daría la información, pero ya no respondió.

Secretismo y presiones

 Para analistas en temas migratorios, el hecho de que Giammattei revelara que tales anexos no existen, confirma que las negociaciones y la firma final del acuerdo se hicieron en un círculo de secretismo y opacidad donde el objetivo era esconder la información de a qué se comprometía el país.

Para Pedro Pablo Solares, analista independiente, no sorprende el anuncio que hizo el mandatario guatemalteco toda vez que los acuerdos y medidas respecto a la migración que impulsaron en conjunto las administraciones de Donald Trump y Jimmy Morales “se caracterizaron por ser impulsivas y no profesionales”.

Para el analista, desde el propio hecho de que haya sido el Ministerio de Gobernación y no el de Relaciones Exteriores el que negoció el acuerdo muestra que no hubo ese filtro de expertos en relaciones internacionales para evaluar la viabilidad jurídica del mismo.

Respecto a la visita de siete funcionarios estadounidenses que vendrán al país para hablar del acuerdo, Solares teme que el gobierno de Giammattei pueda tener presiones que lo motiven a continuar la política de “evadir o esconder” lo que se negocia toda vez que los contenidos del acuerdo no favorecen al país.

Al hablar de si hay o no razones que hagan pensar que el mandatario guatemalteco comienza a recibir presiones de EE. UU., el analista expuso que antes de asumir la presidencia, Giammattei hablaba más abiertamente en contra de los acuerdos, pero ahora parece que ese “impulso por la protección del bienestar nacional se vio menguado”.

“Posiblemente podríamos decir que el presidente le está pasado aquello de que es diferente verla venir que bailar con ella”, ironizó Solares.

Hablar con claridad

Úrsula Roldán, directora de Proyección y Dinámicas Globales de la Universidad Rafael Landívar, coincidió en que no extraña el anuncio que hico el presidente guatemalteco debido a que desde un principio se vio la manera opaca en que se negoció el acuerdo “que no pasó por ningún procedimiento ni legal ni político” tanto en EE. UU. como en Guatemala para que cobrara vigencia.

La inexistencia de esos anexos, añadió Roldán, confirma el secretismo de las negociaciones que llegaron al extremo que ni la propia Acnur (oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) llegó a conocer de qué se trataba puntualmente el acuerdo, cuando es la entidad de las Naciones Unidas encargada de dar asesoría a los estados en materia de asilo y refugio.

Roldán ve positivo que Giammattei haya hecho esa revelación y afirma que el Gobierno de Guatemala debe abordar abiertamente el tema con la delegación estadounidense que vendrá al país la próxima semana.

“Que EE. UU. diga claramente qué le pide a Guatemala, a qué quiere que se comprometa con qué recursos y cómo afectaría eso al resto de país centroamericanos”, precisó Roldán.

Programa poco demandado

El Instituto Guatemalteco de Migración informó que, hasta ayer 316 personas, entre hondureños (188) y salvadoreños (128), habían sido deportados al país bajo el Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA), de estos apenas 13 habían solicitado la protección del Estado guatemalteco.

UU. deportó a familias completas que lograron llegar hasta su frontera sur para pedir asilo, prueba de ello es que en los números de retornados bajo el ACA se incluyen a 131 menores de edad.

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