“Venimos a las 3 de la mañana, para celebrar este triunfo que es de todos los guatemaltecos”, aseguró una de las primeras jóvenes que, con piñata en mano gritaba “sí se pudo”.
Las manifestaciones, que comenzaron el 25 de abril para repudiar la corrupción en el Gobierno y en el sistema político, este jueves se transformaron en una fiesta para celebrar la renuncia de Pérez Molina, señalado por el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, de ser uno de los cabecillas de la red de defraudación aduanera La Línea.
En la Plaza todavía había charcos de agua, testigos de una fuerte lluvia que se registró durante la noche de miércoles, como haciendo eco al dicho que dice “después de la tormenta, llega la calma”.
Tiempo de festejo
Jóvenes, adultos y hasta niños, comenzaron a llegar en mayor medida a eso de las 7 de la mañana, algunos, con la mochila en los hombros que se detuvieron durante un momento para celebrar, y después se dirigieron a su trabajo o centro de estudios.
Un grupo llegó preparado con cohetillos, los que hicieron estallar mientras el resto de los ciudadanos gritaba de alegría. El Himno Nacional fue entonado con fervor, mientras la bandera empezaba a ondear con el poco viento que había en ese momento.
Otros aprovecharon para trabajar en el lugar, pues no tardó mucho tiempo para que los vendedores ambulantes ofrecieran gorras, sombreros, cohetillos y cornetas plásticas.
“Yo era un empresario, pero fui víctima de este Gobierno, por problemas económicos tuve que cerrar mi negocio y ahora soy vendedor ambulante”, aseguró uno de los comerciantes que ofrecía cohetillos a Q5. Un estudiante universitario se acercó a comprarle el producto.
Testigos activos
La emotividad subía de tono con cada minuto, un niño, de unos 2 años, ondeaba una Bandera Nacional mientras jugaba en su motocicleta de plástico, cerca de su mamá que ofrecía banderines, banderas y sombreros. Los gritos de “Otto, te vas a ir al bote” y “Hoy fue Otto, mañana Baldizón”, no dejaban de sonar.
A eso de las 9.30 de la mañana, un grupo nutrido de estudiantes, de la Escuela Normal para Maestros de Educación Musical “Jesús María Alvarado”, llegó a la Plaza de la Constitución, se pidió silencio a los asistentes y con un sentimiento de fervor patrio se entonó, de nuevo, el Himno Nacional.
La presencia de mujeres de la tercera edad, que buscaron un lugar para sentarse, mientras ondeaban banderas y gritaban “sí se pudo”, agregó un toque especial al festejo.
La algarabía sobrepasó la Plaza, quienes transitaban en sus vehículos frente al Palacio Nacional de la Cultura también sonaban sus bocinas, algunos se detuvieron por unos minutos y ondearon la Bandera Nacional.
El festejo se traslado por unos minutos a la Casa Presidencial, y también a la sede del Tribunal Supremo Electoral, en donde se pide firmeza en contra del partido Libertad Democrática Renovada (Líder), por no acatar las sanciones de ese ente.
La presencia de estudiantes de medicina, médicos, adolescentes, personas que vestían traje indígena y hombres con traje sastre, demostraron, una vez más, que el movimiento ciudadano que rechaza la corrupción, no necesita de acarreos o regalos, solo basta querer a Guatemala.