El partido CREO nació fuerte, y desde su primera participación política, en el 2011, logró una bancada representativa en el Congreso, empujada por la imagen académica de Eduardo Suger como presidenciable.
Desde el 2012 a la fecha, CREO ha representado a un círculo empresarial joven y conservador, aunque con cuadros con experiencia burocrática, con más críticas que reconocimientos.
Ahí, en esa estructura, se acomodó Julio Héctor Estrada Domínguez apenas el año pasado, para convertirse en el candidato a la presidencia de CREO.
Ya hace cuatro años lo intentó Roberto González, que sigue siendo uno de los cuadros fuertes del partido y con una trayectoria política en la administración edil de Álvaro Arzú y en el Ejecutivo, como ministro de Energía y Minas de Óscar Berger.
De la academia a la política
Al menos dos terceras partes de su vida, Estrada las ha dedicado a la academia y en el área económica privada, donde llegó a alcanzar un puesto de alta gerencia en el Foro Económico Mundial.
Personas cercanas a él coinciden que su trayectoria académica y laboral en el ámbito privado fue solo un camino recorrido para completar su objetivo: prepararse para cumplir con el perfil idóneo de un presidenciable. El camino estaba trazado.
La familia Estrada Domínguez ha tenido una presencia en el sector empresarial un poco menos que modesta. Después de tener en propiedad y administrar fincas de ganado y melón se involucraron en la construcción y el desarrollo de proyectos inmobiliarios.
El candidato siempre se desenvolvió en negocios cercanos al emprendimiento familiar que lideraba su mamá, Fanny Domínguez de Estrada, quien actualmente es la directora ejecutiva de la Asociación de Exportadores de Guatemala (Agexport), uno de los brazos fuertes del sector privado por su importante aporte económico para el país.
En el Foro Económico Mundial, una organización con sede en Suiza y desde donde se discuten los problemas económicos del mundo, Julio Héctor Estrada fue director asociado para América Latina.
Siempre en Suiza trabajó como oficial de Control de Riesgos de la banca privada y en el 2008, cuando Álvaro Colom asume la presidencia con el gobierno de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), es “recomendado” para ocupar un puesto en esa administración.
Julio Héctor Estrada acepta trabajar como director del Programa Nacional de Competitividad (Pronacom), una oficina creada en el primer año del gobierno de Óscar Berger y que entre sus atribuciones está impulsar acciones y políticas para mejorar la inversión y productividad, además de ejecutar proyectos y programas de convenios y llevar una agenda de desarrollo a nivel municipal y regional.
El paso de Estrada por Pronacom no es destacado por funcionarios de la UNE que recuerdan más su trayectoria lejos de esa agrupación política, de la que se separó en el 2012 para hacerse cargo de un proyecto personal: la Asociación Nacional de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica (ANADIE), que se presentó como la opción más viable para analizar y ejecutar proyectos de alianzas público-privadas, interés que sigue teniendo actualmente.
Para algunas personas que han visto de cerca el desempeño de Estrada, aseguran que ANADIE solo significó más territorio gubernamental ganado por el sector constructor para impulsar y captar proyectos, a través de una persona que fue educada para hacerlo y que logró concretarlo por su alto perfil académico y aceptación en el círculo empresarial.
Del Amor y odio en FCN-Nación
El gobierno del Partido Patriota avanzó, cayó y en el 2016 Julio Héctor Estrada fue el elegido por Jimmy Morales para dirigir el Ministerio de Finanzas.
Algunos aseguran que no fue casualidad, una empresa constructora familiar: Pedreiro, S.A. había donado Q50 mil para la campaña proselitista del Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación).
Estrada, aunque siempre aceptó la donación como legítima de su familia al proyecto de Morales, niega que el cargo de ministro haya sido un pago del partido para que él ocupara un puesto en el nuevo Gabinete, por el contrario, fue su amplia experiencia financiera y activismo gubernamental desde Pronacom y ANADIE que acreditaron su perfil para ser considerado en el puesto.
Estrada asume la cartera del Tesoro y desde ahí planteó, de nuevo, la necesidad de que las Alianzas Público-Privadas “deberían ser el modelo de éxito para los servicios estatales, en otros casos, incluso, la concesión era la ruta propuesta”. Esa era la línea en la que había trabajado los últimos ocho años y era consecuente con el camino recorrido.
Estrada iba más allá y en una entrevista concedida en febrero del 2016, aseguraba que las Alianzas Público-Privadas eran la solución y sentenciaba, incluso, que el libramiento de Chimaltenango no iba a estar listo antes de 15 años, porque cuando se le presentó al entonces ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi un proyecto de alianza empresarial, este lo rechazó y optó por la obra pública.
Mal vaticinio, ya que la administración de Morales inauguró en abril último el tramo carretero, 12 años antes de lo previsto por su exministro de Finanzas.
Diputados de oposición califican el desempeño de Estrada como mediocre, complaciente y oportunista, aunque sí cercano a Jimmy Morales en los primeros dos años de su gobierno.
Mediocre porque no logró llevar a cabo ninguna acción ministerial para optimizar los presupuestos y los desembolsos muchas veces se atrasaron, perjudicando la capacidad de ejecución.
Complaciente, porque Estrada fue uno de los ministros que, por su cercanía con una parte del sector empresarial, se volvió útil al presidente Morales, que poco a poco lo metió a su círculo de confianza y él ganó espacios privilegiados adentro del Gabinete, llegando a dirigir la Comisión de Gestión Estratégica, una dependencia crerada en la Presidencia para coordinar y asesorar a Morales en diversos temas, una figura que muchos consideraron como una especie de “primer ministro” o el “ministro más cercano al Presidente”.
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Por último, Estrada es considerado oportunista, porque en el momento que Morales consumó la expulsión del jefe de la Cicig, Iván Velásquez, él decidió renunciar al cargo y separarse del oficialismo, y para darle vuelta a su imagen y encarar su siguiente reto: la presidencia de la República. Sin embargo, unos audios de una reunión privada y que se hicieron públicos, daban cuenta que Estrada, en septiembre del 2013, había sido uno de los orquestadores de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), para beneficiar en primera instancia al presidente Jimmy Morales, que enfrentaba una acusación por financiamiento electoral ilícito.
Ese intento de reforma desde el Congreso, del que Estrada según el audio filtrado había sido gestor, fue parte del denominado Pacto de Corruptos que había conseguido reformar el Código Penal para excarcelar a políticos señalados de corrupción, pero también a privados de libertad sindicados en crímenes de sangre.
Unidos por Óscar Berger
CREO está integrada por gente que políticamente se conoció en el gobierno de la Gran Alianza Nacional (GANA), de la línea de Óscar Berger y forman un círculo de influencia, de manera directa o no, con el candidato presidencial.
Roberto González, que compite por la alcaldía capitalina, fue concejal de Óscar Berger y luego lo acompañó al Ejecutivo, como ministro de Energía y Minas.
Uno de los fundadores del partido es el empresario Rodolfo Neutze, que trabajó en la Portuaria Quetzal durante la administración de Berger, tiempo durante el cual impulso la ampliación de la terminal de contenedores, una iniciativa que fue ampliamente cuestionada por diputados de la oposición por supuestas inconsistencias en el proceso de inversión de unos Q90 millones, algo que Neutze negó y, por el contrario, insistió en la construcción ante la saturación de los espacios y la pérdida de competitividad del puerto y del país.
En estas elecciones, CREO también propone la reelección de Óscar Chinchilla, otro burócrata de Berger que durante su administración dirigió la Superintendencia de Telecomunicaciones (SIT) y llegó a presidir el Congreso, en medio de señalamientos por acuerdos que hizo con el oficialismo y otros partidos que ya marcaban su rechazo a la Cicig.
En su historial también se le vincula con la empresa constructora SEDICO, de la que fue cofundador y figuró como contratista del Estado, ligado a una red de oenegés, Comunicaciones, algunas comunas y el Fondo Nacional para la Paz.
Julio Héctor Estrada llega, además de sus títulos y expertiz empresarial, acompañado de un partido consecuente que conoce la administración pública desde el área empresarial.
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