Las conferencias de prensa del 4 y 6 de febrero, por ejemplo, son recordadas porque el presidente se molestó ante algunas preguntas relacionadas con declaraciones patrimoniales, nombramientos, supuestos medicamentos vencidos y transfuguismo. Reacción similar tuvo en otros momentos, en junio y julio.
La incomodidad que Morales mostró en los primeros meses parece haber evolucionado por el ritmo de trabajo a un cansancio que también se ha manifestado en quejas.
Cuando llegó a Alta Verapaz, el 3 de agosto último, para reunirse con los alcaldes de ese departamento, indicó en su discurso: “Si me preguntan si quiero ser presidente, ya lo pienso dos veces”.
Asimismo, durante el Desayuno Nacional de Oración, en el que se desahogó, reconoció que la Presidencia era “una carga muy difícil sobre los hombres de un hombre”, pero complementó que el amor de Dios lo ayudaba a manejar los temores.
Lo último fue el 1 de septiembre, cuando el presidente sucumbió ante el cansancio y se le vio dormir por momentos durante la presentación pública del proyecto de presupuesto para el 2017.
Tres exgobernantes coinciden en la “carga” que representa la Presidencia y que es comprensible la somnolencia de Morales, por lo maratónico del trabajo.
El vocero presidencial, Heinz Hiemann, afirmó que el gobernante enfrentará “con actitud positiva” los más de tres años que le restan de gobierno.
Proyecto histórico
El exmandatario Vinicio Cerezo opina que la carga de la presidencial depende del momento histórico que viva el gobernante de turno.
“Hay presidencias más complicadas y presidencias menos complicadas, dependiendo de lo que está sucediendo en el país y en el mundo, pero es evidente que es más fácil de manejar la Presidencia, aún en situaciones complicadas, cuando se tiene un proyecto histórico, un plan de gobierno y un equipo de trabajo que se ha preparado para tratar de resolver los problemas o se ha entrenado para eso”, expresó.
Cerezo agregó que tuvo un gobierno “sumamente complicado”, con cuatro intentos de golpe de Estado.
“Pero en el fondo, si uno está comprometido con el proyecto, es un dirigente político con principios y valores ideológicos y se metió a la política para sacar adelante el proyecto que uno pretende, entonces le parece menos complicado”, resaltó el expresidente. “Sí son jornadas de trabajo muy fuertes y uno tiene que medirse para que no suceda eso —quedarse dormido en actos—”, dijo.
Mezcla de factores
“Es, en efecto, una carga pesada, en parte por las grandes dificultades históricas y problemas no resueltos de años y siglos que exhibe un país tan desigual, y en parte por una institucionalidad débil que muchas veces no alcanza a hacerse cargo de los temas que constitucionalmente le tocan y a brindar servicios de calidad a la población”, comentó el ex vicegobernante Eduardo Stein.
Añadió que, muchas veces, el aparato del Estado era una “rara mezcla” de una agenda que se concentra en manejar crisis y una incepción de corrupción “tan grave”, lo que hace “una carga pesada” el manejo de la cosa pública.
“No me acuerdo ni que Óscar —Berger— ni que yo nos hayamos dormido en un acto público, pero haber sentido sueño sí. En ocasiones había días de hasta 14 horas de trabajo”, afirmó Stein.
Además, advirtió: “Un mandatario o vicemandatario que se deje encerrar en estos círculos de aduladores o de gente que quiere controlar las decisiones de un presidente o un vice es de las cosas más peligrosas en cualquier gobierno”.
“Excelente consejo”
El expresidente Álvaro Colom compartió un consejo que le dio Francisco Dall’Anese, exjefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
“Un día yo me quejé de cansancio con Francisco Dall’Anese. ‘Estoy bien cansado’, le dije. ‘No se queje, un presidente no se puede quejar por una razón: a usted no lo obligaron a ser presidente, usted quiso ser presidente. Entonces no tiene derecho a quejarse’, me contestó, y fue un excelente consejo, porque el problema de un presidente que se queja es que desanima a todo su entorno, y uno tiene que aguantar”, aseguró Colom.
Añadió que se tomaba un día a la semana de “verdadero descanso” en la Base Naval del Pacífico y reconoció que se quedó dormido durante un cambio de Presidencia en la Corte de Constitucionalidad. “El cansancio es una cosa humana, y el mayor error lo cometió el vocero —Hiemann—. Nunca hay que mentir”, afirmó Colom, en referencia a la explicación oficial de que Morales no se durmió, sino que reflexionaba.