“Hay mucha gente que todavía no tiene claro, no solo por quién votar, sino lamentablemente hay gente que piensa ¿vale la pena votar en este horizonte con toda la gama de lo que existe? Todo esas son dudas que uno las encuentra en la sociedad”, expuso monseñor de Villa.
De acuerdo con el obispo, los guatemaltecos se han decepcionado y han perdido la confianza en los políticos tradicionales por procesos partidarios que vienen “desde hace muchos años”, lo cual es preocupante.
“Algunos creen en una oferta —electoral— que al día siguiente es diferente a lo que han ofrecido. Todo eso genera un ambiente de desasosiego dentro de la sociedad guatemalteca”, precisó de Villa, quien también es presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG).
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El pasado 8 de enero la CEG emitió un comunicado en el que expresó su profunda preocupación por el clima de confrontación que vive Guatemala, causado por la pugna que mantiene el Ejecutivo con otros organismos del Estado.
“La preocupación nuestra es en definitiva cómo apostamos por encontrar un rumbo que ayude a mejorar las condiciones del país y de la gente que más golpeada está por diferentes motivos. Cómo logramos encontrar que la clase política responda a esas inquietudes y necesidades”, añadió.
Aunque no quiso profundizar sobre aspectos relacionados al proceso electoral, el obispo de la Diócesis de Escuintla, Víctor Hugo Palma, indicó que “estamos llegando a un punto de mucha desconfianza”, y no se puede desconfiar de la política porque todos en el mundo la practican.
“Siempre se ha dicho que en Guatemala la forma más fácil de hacerse rico es la política y eso es lamentablemente muy cierto”, indicó Palma, quien agregó que la próxima semana los obispos se reunirán para hacer un pronunciamiento del proceso electoral y se definirán perfiles del candidato ideal para ocupar algún puesto de elección.
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Jóvenes de Guatemala y a Jornada Mundial de la Juventud
Los obispos también hablaron del mensaje que dejó al país el papa Francisco luego de la visita que efectuó a Centroamérica en enero pasado cuando estuvo en Panamá con motivo de la Jornada Mundial de Juventud.
En ese sentido, monseñor de Villa externó su preocupación por la pobreza que sufren miles de guatemaltecos que viven en la marginalidad, y que, en el caso de los jóvenes se ven forzados a “caer en vínculos ilegales -como- maras, sicariato y cosas parecidas”.
No obstante, y pese a la situación dramática que enfrenta el país, manifestó que el mensaje del Papa Francisco fue de mucho ánimo para Centroamérica, sobre todo para los obispos que regresan “entusiasmados y comprometidos”.
“Creo que los obispos hemos regresado más ilusionados y comprometidos con la misión de fe y de evangelización de cara a nuestras propias realidades sociales, para estar concernidos con la gente que sufre por diferentes motivos”, precisó.
Para el obispo de la Diócesis de Sololá-Chimaltenango, en Guatemala hay mucha gente joven; sin embargo, la falta de empleo para ellos se ha convertido en un drama. Esa falta de oportunidades, agregó, “termina provocando los grandes flujos migratorios que se ven ahora”.
Conectar la esperanza con la realidad
Al respecto, Palma precisó que la Jornada Mundial para la Juventud fue “muy importante” para los jóvenes en general, y afirmó que los obispos regresaron con alegría y entusiasmo, pero también con un compromiso por atender mejor a ese sector de la población.
Para Palma, el compromiso se divide en tres acciones: escuchar, acercarse y dialogar, mientras que el papel del joven dentro de la sociedad e iglesia no debe limitarse a recibir y cumplir indicaciones puesto que sus ideas están “llenas de frescura”.
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Lo importante, destacó monseñor Palma, es conectar el mensaje de vida y esperanza con las duras realidades que vive la juventud de Guatemala, marcadas por la pobreza y poco acceso a servicios educativos, lo que provoca sentimientos de desamparo y soledad que derivan en migración irregular.
Además, ese sector de la población que está “desolado” por no encontrar oportunidades, se encuentra amenazado por el crimen organizado quien ha encontrado en la juventud “un campo para jalar gente para sus fines malévolos”, añadió el obispo de Escuintla.
Los obispos agregaron que la juventud guatemalteca, al igual que la del resto del mundo, enfrenta riesgos relacionados con la tecnología, como la presión mediática que los hace caer en el consumismo o termina quitándoles la libertad, al caer, por ejemplo, en el alcoholismo, la pornografía o la adicción al celular.
Estos problemas son igual de perjudiciales para jóvenes de clases pudientes como para aquellos que viven en áreas rurales muy alejadas, aseguran.
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