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Algo que parece ser contradictorio. El partido de gobierno ocupa la presidencia del Congreso y sus diputados encabezan comisiones legislativas clave, lo que no significaría problema para que al menos las propuestas presidenciales figuren en el orden día.
Pero la fuerza que tiene Giammattei dentro del Congreso se extiende más allá que sus 17 diputados del partido Vamos. La alianza oficialista ya demostró el año pasado que tienen el poder para aprobar la ley que deseen, incluso dejando a un lado los tramites y la discusión para impulsar iniciativas de urgencia nacional.
Entonces ¿Cuál es el problema? Según analistas en materia política la respuesta es sencilla: falta de voluntad. No encuentran coherencia en las palabras que daba Alejandro Giammattei como candidato presidencial, a los actos que ha impulsado Alejandro Giammattei como presidente de Guatemala.
Las iniciativas
Cuando era candidato y buscaba el voto prometió declarar terroristas a los pandilleros, al llegar a la presidencia presentó la iniciativa 5692, pero la propuesta contaba con una serie de inconsistencias legales a criterio de diputados y analistas en seguridad.
La iniciativa fue conocida por tres comisiones de trabajo; dos dieron un dictamen favorable con modificaciones y la última un dictamen a favor, pero luego de esa la sugerencia legal quedó en el olvido.
La 5693es otra de las promesas de campaña olvidadas en el Congreso. Busca respaldar a los agentes de seguridad que actúen en legítima defensa contra un criminal, pero esa iniciativa ni siquiera tiene dictamen.
Algo muy similar con la 5694, la que pedía el cierre de la Secretaría de Asuntos Administrativos y de Seguridad de la Presidencia (SAAS), cuando era candidato aseguró que lograría un ahorro millonario con la clausura de esta dependencia, pero la iniciativa de ley ya no caminó, tampoco tiene dictamen.
El presidente también aseguró durante su discurso de toma de posesión impulsar cuatro leyes de carácter económico; la ley de competencia, la creación de zonas francas, la ley de leasing y la ley general de telecomunicaciones, algunos proyectos ya encaminados en el Congreso pero a los que aún les restan trámites para ser una nueva norma.
Entre las propuestas presidenciales entra la ley del presupuesto para el 2021, aprobada de urgencia nacional por la alianza oficialista, sin discusión y en plena madrugada; despertando dudas que generaron un estallido social, que terminó obligando a la alianza retractarse de lo aprobado.
Recientemente se aprobó la ley de vacunas para combatir el covid – 19, que si contó con el apoyo de todo el Congreso, pero fue solo después que la presidencia retiró un primer documento, en donde la forma de compra de las vacunas era con más préstamos.
Sin voluntad
Los antecedentes reafirman la fuerza que ya demostró la alianza oficialista todo el año pasado, lo que significa que esas iniciativas de ley no avanzan porque no existen intenciones reales de hacerlo, según
Geidy de Mata, directora del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac).
“Cuando estoy en campaña trato de proponer y crear un imagino social señalando la importancia de la transparencia en la ejecución de los recursos y luego me doy cuenta, en el momento de asumir, que no hay coherencia entre el discurso y la acción. Así como ha mantenido su apoyo en el Congreso al día de hoy, que incluso lo incrementó dentro de la agenda legislativa, debiera de generarse una revisión y retomar esos compromisos establecidos en aras de mejorar su credibilidad, lo que se vislumbra es que las propuestas no estaban entre sus prioridades y que faltó lobby político en el Congreso”, señaló.
Por su parte Fernando Ixpanel, analista político de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), es claro en decir que la pandemia alteró la productividad legislativa, pero asegura que no es excusa porque luego los diputados retomaron sus labores.
“Fue uno de los ejes principales de su campaña y tendría que haber una voluntad política para solicitar que se aprueben, coordinarlo con distintos actores y hacer este cabildeo en cada una de sus distintas iniciativas según la prioridad que se tiene desde el Ejecutivo, pero no se pudo observar toda esa promoción de las iniciativas”, resaltó.
Para Francisco Quezada, investigador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), las propuestas no eran las mejores, aunque asegura que tampoco fue una equivocación, porque dio la pauta a una discusión política de altura.
“Cuando lanzamos una propuesta la consideramos internamente, pero lo más sano es cuando sale públicamente a discutirla y se retroalimenta por diferentes perspectivas, fue sano que el presidente planteara desde la candidatura esta propuesta y también fue sana la discusión, no creo que sea un error, pero es someterlo a discusión”, precisó.
Oficialistas en silencio
Consultamos con el jefe de bloque de la bancada oficial, Mynor Mejía, su postura referente a las iniciativas de ley del presidente y su nula aprobación. El congresista indicó por medio de un mensaje que quien daría detalles sería el subjefe de bloque, a quien se le envió la misma pregunta pero no fue posible obtener una respuesta.