En una entrevista con Prensa Libre, Zelaya insiste en que la crisis política y social debe tener como punto de convergencia la búsqueda de consensos, y los primeros que deben demostrar esa voluntad son el presidente Alejandro Giammattei y el vicemandatario Guillermo Castillo, para evitar problemas más graves, a tan solo 11 meses de haber asumido sus respectivos cargos.
¿Qué factores han abonado para llegar a esta crisis?
No podemos negar que a Guatemala y al mundo entero el tema de la pandemia le trajo una serie de elementos nunca antes vividos y, en el caso de Guatemala, recientemente se sumaron las tormentas naturales que tuvimos que afrontar, pero eso no justifica; explica realmente una ciudadanía más crispada, pasando un año de muchas penurias, de flagrante pobreza, la desnutrición han llegado a casi todos los hogares guatemaltecos, pero con especial referencia a todo el mundo rural. Entonces, de verdad, cuando se viene acumulando esta serie de insatisfacciones, no hay la atención de servicios básicos de salud en el momento inicial de la pandemia y, como detonante, el vergonzoso comportamiento del Congreso de la República, cuyo punto máximo fue esa precipitada aprobación del Presupuesto -2021-, con una gran desfachatez, que no hay quien pueda expresar una razón a favor de ellos.
No se dio a la oposición ni a sus mismos diputados oficialistas un tiempo para conocer un dictamen de 127 páginas. En fin, todo se hizo de una forma criticable e indignante. Me parece que todo esto lleva a la primera manifestación en la cual, claramente, hay que separar la forma pacífica de la gente que llegó a la Plaza, y un grupo vandálico que pudo, impunemente, avanzar desde la Avenida de La Reforma hacia la Municipalidad de Guatemala y terminó en el Congreso. Ahí sí hubiera habido alguna forma de detenerlos. Igual ayer —el sábado—, se marca con claridad la primera parte de la manifestación, muy pacífica, con sus demandas, pero la segunda y tercera parte no son más que provocaciones para que haya hechos de violencia.
¿Cómo se puede entender el manejo de las protestas por parte del Gobierno?
En este momento el Gobierno está ante una situación complicada, pero ya que se decidió pedir una misión exploratoria de la OEA —Organización de Estados Americanos—, ojalá eso sirva para escuchar a distintos sectores de la sociedad, a las fuerzas políticas y, finalmente, llegar a tener un panorama un poco más cierto de qué condiciones y posibilidades hay para un diálogo, encuentro, priorización de agenda, porque, definitivamente, nuestra historia ha demostrado que si no es con acompañamiento de organismos internacionales pocas veces lo hemos logrado nosotros mismos, desde los Acuerdos de Paz.
El Ejecutivo hace frente a esta crisis en medio de diferencias entre el mandatario y el vicepresidente Guillermo Castillo. ¿Cuáles pueden ser los alcances de las tensiones entre el binomio presidencial?
La primera conciliación que deben hacer es encontrar formas de dirimir sus diferencias de un proyecto que ofrecieron a la ciudadanía, así que nos merecemos que ambos recapaciten, enfrenten sus diferencias y adquieran un compromiso donde, en última instancia, el vicepresidente vea acotada su agenda, donde tenga un amplio poder de decisión, recursos, y la influencia que la Constitución le confiere. Es la última instancia.
Un factor que ha conllevado cuestionamientos al gobierno es el Centro de Gobierno. ¿Debe el presidente desintegrarlo?
Es fundamental que se le encuentre a esa dependencia un lugar que lo pueda justificar más. Por ejemplo, el vicepresiente debería tener una injerencia muy directa, -igual que- la Secretaría de Planificación, en caso de que el Centro de Gobierno siguiera existiendo, pero han sido muy difusas las atribuciones que tiene y si se necesita para eso un ente, habría que revisar la ley del Ejecutivo, que tiene distintas instancias que podrían hacer ese seguimiento.
El presidente convocó a un diálogo con varios sectores y Asíes decidió no atender ese llamado. ¿Por qué?
Seamos muy precisos. Se nos invitó a una reunión técnica para analizar cuáles eran los caminos por seguir en el Presupuesto, De pronto, se cambia la tónica de la reunión y se amplía. Diferente era una reunión técnica que ampliarse a instituciones que respetamos y trabajamos con ellos, pero la agenda se cambia. Que se entienda que nuestra esencia es hacer propuestas y nuestra propuesta ahí está.
¿Todavía hay tiempo de que el Gobierno convoque a un diálogo multisectorial?
Esperemos ahora que la Misión de la OEA escuche a todos los sectores y, entonces, de ahí se pueda generar algún informe de la Secretaría General. No es tan fácil, dado que en Guatemala el espectro de partidos políticos está muy agotado, que en el Congreso la oposición no han tenido el suficiente espacio y todavía está en un proceso de articulación para actuar como tal. Es un error dialogar al margen de los partidos políticos, porque si estamos en la idea de que fue por mandato ciudadano, ellos están ahí. Es un factor para tomar en cuenta.
¿Cuál tendría que ser el papel de los diputados de oposición?
Tendría que verse una oposición unificada, que vaya dialogando a profundidad. Hay que entender: la oposición la conforman diferentes partidos porque no piensan igual, por lo que tiene que haber un período de aproximación que ante la crisis se debería facilitar. Y del lado del oficialismo. lo mismo. Si al menos mandaran el mensaje de cambiar la junta directiva, ya sabría uno que aunque haya personas muy radicales, es el momento de buscar una intermediación, porque los temas más extremos, como una nueva -Asamblea- Constituyente hay que platicarlo, y no es en las calles que se encontrará el mecanismo, si este fuera el caso.
Es muy complicada la situación del país y afecta la convivencia, los ingresos fiscales.
¿El presidente Giammattei todavía está a tiempo de recuperar el liderazgo del país y qué debe hacer para retomar el camino?
La carta que le envió al vicepresidente es un giro muy positivo: lamento que no haya querido recibir la misión —de la OEA—. Yo quisiera que él lo reconsiderara por la sensatez que siempre ha demostrado. El presidente, el tono de esa carta al vicepresidente ojalá fuera lo que guiara sus actos de gobierno, como representante de la unidad nacional, que tiene que saber que los políticos siempre van a estar bajo la lupa social. Eso así es, y el que no quiera ser objeto de interés público no puede estar en la política y menos en las más altas magistraturas. Lo que se quiere es que él cumpla con los procesos que la Constitución le manda y realmente se esmere.