“Deseo reconocer y agradecer el servicio, compromiso y el trabajo efectuado por la señora vicepresidenta”, decía Pérez Molina el 8 de mayo de 2015, con una voz entrecortada, sin corbata y un semblante que se adivinaba como la antesala a una crisis, que cuatro meses después lo llevó a él a renunciar también.
Ha pasado un año y la justicia ha avanzado; un año en el que la investigación de La Línea finalmente involucró no solo a Baldetti, también a Pérez Molina.
Un año y tres procesos penales después, Baldetti es investigada por defraudación aduanera, asociación ilícita, fraude, lavado de dinero, entre otros cargos de tres procesos distintos, La Línea, TCQ y el Lago de Amatitlán.
La primer mujer en alcanzar la vicepresidencia se quedó sola, algunos de sus más allegados colaboradores en su gestión la acompañan en los procesos penales, incluso Juan Carlos Monzón, su secretario privado y alguna vez el hombre de más confianza en la vicepresidencia, ahora es colaborador eficaz de la fiscalía, y fue él quien señaló a Baldetti de recibir dinero producto de sobornos.
La mujer que comenzó su gestión, un 14 de enero de 2012, prometiendo luchar por la transparencia gubernamental, terminó involucrada en tres procesos de corrupción, ocupando ahora una celda en la cárcel Santa Teresa, en la zona 18.