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IPNUSAC
La octava legislatura ha mantenido un alto nivel de activismo parlamentario, posicionándose en el debate público, tanto por las controversias de algunos diputados en particular, como por la peculiar productividad parlamentaria, que no escapa a la crítica, y que hace hincapié en la baja calidad de los productos legislativos, algunos que ya han sido suspendidos por problemas constitucionales.
No se identifica una agenda legislativa priorizada que contribuya a orientar la ruta de desarrollo del país; por el contrario, el desorden en la aprobación de leyes ha puesto en colisión temas determinantes como la Ley Electoral y de Partidos Políticos con otras que merecen mayor discusión y consenso previo a incorporarlas a la agenda legislativa.
Los escándalos, negociaciones y opacidades de algunos diputados, alienta la pérdida de credibilidad y legitimidad de sus acciones, sin embargo, los temas de interés de actores del Legislativo se han ido concretando, lo que describe un aceptable nivel de efectividad.
Hay avances y desarrollo administrativos en el Congreso que permiten un adecuado nivel de acceso a la dinámica legislativa para su fiscalización, situación que mejora, sustantivamente, respecto de la séptima legislatura, que operó con total inaccesibilidad a medios de comunicación y programas de fiscalización ciudadana.
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Cristian Alvarez, analista, catedrático de Economía y Política, y director de Cadep, del la UFM
Primero creo que hay miedo a la Cicig. Vemos a algunos diputados con muchas reelecciones estar fuera de las discusiones. La mayoría de escándalos giran alrededor de la bancada oficial, que su falta de experiencia los ha llevado a no entender el tiempo correcto para actuar.
Para el gobierno central el Congreso representa un espacio complicado de negociación, pero como las fuerzas están repartidas bastante parejas, una discusión pública puede ser muy sana para la democracia, pero también muy desgastante para el presidente.
La ejecución presupuestaria estará marcada por todos los partidos, el presidente debe negociar con muchos actores para lograr niveles alcanzables de ejecución y transparencia. En esta nueva legislatura no será el presidente quien defina el rumbo del presupuesto de la nación, será el Congreso, y hay que estar muy pendiente de los arreglos en la comisión de Finanzas.
Creo que empezaremos a ver los resultados de prohibir el transfuguismo, y esperamos que sea un mayor protagonismo de las bancadas, es decir, de los partidos políticos, que con sus votos definan su ideología. Aunque con un poco de pesimismo, veo que tendrá lugar un protagonismo más individualista que de bancada, porque la reelección depende de cómo los evalúen su protagonismo a la hora de buscar una nueva bancada.
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Víctor Gálvez, director de Incidencia Pública de la URL
El Congreso de la República presenta una situación contradictoria. Por una parte, su presidente actual mostró un especial interés por colocarse, desde el inicio, al frente de los cambios esperados para la renovación de la política, al develar las escalas extremas de salarios, las plazas extras para pagar favores y hasta las plazas fantasma.
Se colocó así, como abanderado de tal posición, frente a las ambigüedades del Ejecutivo y del Organismo Judicial. No obstante, los hechos siguientes han mostrado el lastre que representa para continuar y profundizar los cambios –leyes pendientes y en general la agenda legislativa–, el origen de la mayoría de los diputados, producto de la escogencia según las reglas de la “antigua política” –durante la selección de candidatos en 2015 y las elecciones del mismo año–.
Esta contradicción no ha quedado resulta y el futuro se presenta incierto en cuento a la continuación de los cambios o su posible empantanamiento.
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ASÍES
A diferencia de legislaturas anteriores, durante estos primeros 100 días se han dado importantes avances en la aprobación de legislación en materia de justicia y de partidos políticos.
El Congreso ha sido conducido con eficacia por el presidente Mario Taracena, logrando la aprobación de leyes importantes, tales como las reformas a la Ley Orgánica del Organismo Legislativo, y las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. No obstante, el comportamiento público cuestionable de algunos diputados contribuye a desprestigiar al Legislativo en su conjunto.
La conformación actual ha distorsionado la representación popular, dado que los bloques legislativos actuales surgieron del transfuguismo y no de los resultados electorales. No obstante, el freno puesto en la Ley Orgánica del Organismo Legislativo es un avance sustantivo cuyos resultados se podrán evaluar en el futuro.
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Elena Díez y Juan Alberto Fuentes Knight, del Movimiento Semilla
Uno ve un Congreso que en estos primeros 100 días da la sensación de que hay que renovar la clase política del país, y es urgente. Con esos políticos que tenemos no avanzarán las expectativas.
La plaza el año pasado nos dejó la idea de una reforma electoral, pero esta se atranca en el Congreso, lo que uno observa es que ya empezaron las tranzas, el mercado, y las presiones.
El transfuguismo es uno de los problemas, pero la clase política debe renovarse. Están extorsionando, lo que querían hacer con la gobernadora de Alta Verapaz era una extorsión. Eso es lo que sale a luz, pero me imagino que aunque se retractó, el ministro de Salud medio lo denunció también, que lo que hacen es pedirle plazas, y así ha sido la política.
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José González-Campo, presidente de Cacif
El Congreso debiera ser el poder del Estado donde los representantes electos por el pueblo discutan temas por el interés de la nación. El Legislativo tiene el desafío enorme de recuperar la credibilidad de la población y, aunque ha habido acciones importantes para tratar de recuperarla, no deja de ser cierto que siguen existiendo prácticas perversas del pasado y comportamientos personales que distan mucho de los que debiéramos esperar de nuestros representantes.
Tenemos un Congreso con una dinámica compleja, con bancadas poco cohesionadas y recién conformadas por el transfugismo y, por lo tanto, sin lineamientos claros. Hace falta una agenda legislativa que realmente responda a las urgencias de país con discusiones abiertas, de alto contenido técnico. En ese sentido, hay que pensar si la recién aprobada Ley Electoral realmente logra los cambios requeridos para que podamos elegir mejor y tengamos mejores opciones con partidos más democráticos.
Además, es importante abordar los temas de la Ley del Servicio Civil, las reformas a la SAT y la discusión de reformas al sector justicia por la vía de las leyes ordinarias.
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Ricardo Barrientos y Enrique Maldonado, economistas del Icefi
Luces y sombras. Por el lado negativo, la bancada del oficialista FCN-Nación protagonizó un escándalo mayúsculo al incumplir la promesa de campaña electoral de Jimmy Morales, en cuanto a que su partido no incorporaría diputados tránsfugas. Y es que al 14 de enero, en el inicio de la octava legislatura, el oficialista FCN-Nación era la quinta fuerza política en el Congreso con sólo 11 diputados (7% de los 158), pero a la fecha, con la incorporación de tránsfugas, pasó a ser la primera fuerza parlamentaria con 37 diputados (23% de los 158).
Por el lado positivo, la nueva Junta Directiva aprobó e implementó medidas que limitan el transfuguismo. Después de muchos bloqueos logró publicar la nómina salarial del Congreso –desvelando anomalías escandalosas–, y la Comisión de Finanzas Públicas y Moneda, otrora bastión de la opacidad y el tráfico de influencias, ha venido trabajando con una política de transparencia y puertas abiertas, con la participación de la sociedad civil.
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Daniel Pascual y Aracely Saucedo, dirigentes del CUC
El Congreso no ha hecho su trabajo como debería, porque han eliminado recursos para programas necesarios. Por ejemplo, eliminaron Q500 millones a programas del ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación.
Eso implica menos recursos para pequeños productores que siempre se han dedicado al cultivo de granos básicos.
Debemos seguir a la expectativa de cómo se comportan los diputados y el trabajo que hacen en el tiempo que les queda pero ojalá que corrijan el rumbo. Lo malo es que hay muchos que ya han estado antes y podría seguir más de lo mismo y que no cambien.