El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala dio a conocer ayer, en un comunicado, que José Alberto de la Cruz y Mario Enríquez Reyes Velásquez fueron ultimados con escopeta calibre .12 milímetros.
Este tipo de armas, según comunicado oficial, no forma parte del equipo reglamentario que portan las Fuerzas de Defensa de Belice.
Esta versión fue dada a conocer inicialmente por el embajador de Guatemala en Belice, Jorge Skinner-Klée Arenales, el martes último, en el paraje donde yacían los cuerpos de los campesinos.
Los miembros de la Cancillería acudieron al lugar acompañados por un médico forense de la Fiscalía Distrital del Ministerio Público de Poptún, Petén.
De parte de las autoridades beliceñas viajaron un agente, un forense y un delegado del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, indica la Cancillería.
También estuvo presente y acompañó a la delegación conjunta el sacerdote Salvador Cutzal, párroco de Poptún, agrega el comunicado.
Por el estado de descomposición de los cadáveres, los forenses indicaron que era mejor inhumarlos en el lugar.
Los cuerpos tenían adheridos en la ropa, piel y cabello restos de aserrín; cerca de ellos se encontraba derribado un árbol de caoba, en proceso de corte, para ser trasladado.
Según la Cancillería, los familiares de los campesinos expresaron que éstos se dedicaban al corte de la planta ornamental llamada xate.
Los cuerpos
El martes recién pasado, cuando los forenses José Reyes Ramos Herrera y Nelson Martínez Blanco, enviados por los gobiernos guatemalteco y beliceño, respectivamente, llevaron a cabo la necropsia, se percataron de que los cadáveres estaban completos.
A los cuerpos no les faltaban miembros sino sólo tejidos, producto de la descomposición, por el tiempo -nueve días- transcurrido desde su muerte. Los forenses tampoco reportaron la existencia de múltiples perforaciones.
Por el contrario, los médicos mostraron el cráneo de Reyes Velásquez, que tenía lo que, al parecer, era una perforación de bala de pistola. Asimismo, la camisa de la víctima en mención tenía dos perforaciones, hechas supuestamente por una arma corta.
El embajador Skinner-Klée indicó en dicha ocasión que querían descubrir la verdad, y que el casquillo hallado en el lugar era de un arma defensiva y no ofensiva, en muchos casos usada por cazadores.
Versión inicial
La muerte de los dos campesinos beliceños continúa sin ser dilucidada. Los familiares de Mario Enrique Reyes Velásquez, 22, y José Alberto de la Cruz Alvarez, 21, responsabilizan a los soldados beliceños de la muerte de los campesinos.
El sacerdote Salvador Cutzal, de la parroquia San Pedro Mártir, de Poptún Petén, respaldó los señalamientos.
Las víctimas eran oriundas de las aldeas El Toronjo y Santa Rosita, Dolores, Petén, y el 3 de diciembre salieron a efectuar sus labores cotidianas.
Sin embargo, no regresaron, por lo que los familiares reportaron su desaparición a las autoridades militares.
Una comisión, integrada por vecinos de la citada comunidad, emprendieron su búsqueda, y encontraron sus cadáveres dos días después de su desaparición.
Una de las víctimas tenía dos perforaciones de bala, y la otra, una.