Guatemala

El presupuesto es contradictorio

La estimación para el 2002 tiene cifras que se consideran frágiles principalmente en los ingresos del Estado

El presupuesto para 2002 no se percibe como un instrumento que plasme medidas integrales para cumplir con los acuerdos de paz ni del Pacto Fiscal, expresa Ana de Molina, ex ministra de Finanzas Públicas y ahora analista de la Asociación de Investigaciones Económicas y Sociales, Asies.

Según De Molina, se debe tener una visión integral no solamente para incrementar la carga tributaria, sino para mejorar el destino que se dará a esos recursos.

Desde su perspectiva, la autorización de un presupuesto alto para el Ministerio de la Defensa y en menor porcentaje para Salud o Educación son señales contradictorias que van contra los acuerdos de paz.

¿Que opina del presupuesto para el próximo año?

Para hablar del presupuesto 2002 no podemos dejar de analizar el cierre previsto para el presupuesto 2001. En ese sentido, no refleja un escenario alentador, principalmente en las variables del sector macrofiscal, como el déficit, ahorro en cuenta corriente y carga tributaria.

El presupuesto 2002 tiene cifras frágiles en cuanto a los cálculos estimados, especialmente de los ingresos.

La tendencia entre septiembre y octubre es de una mayor recaudación, ¿cree que esto se mantenga el año entrante?

Me parece que hay una señal positiva importante que ratifica que la carga tributaria no se incrementa sólo por el aumento de tarifas, sino también por medidas no tributarias, como la fiscalización y control.

Si en este momento el Impuesto al Valor Agregado, IVA, tiene una buena tendencia se debe a la vía de la fiscalización.

Pero la fiscalización no debe ser sólo en los ingresos, también tiene que darse en los egresos; ¿qué debe hacer el Gobierno para reducir el déficit fiscal?

Una de las áreas contenidas en el Pacto Fiscal es la evaluación y control. En un país con insuficientes ingresos tributarios, los recursos deben ser destinados a prioridades claras.

La calidad del gasto preocupa a muchas personas, ¿qué debe hacer el Gobierno para mejorar ese aspecto?

Hay que considerar la existencia de la estrategia de reducción de pobreza, pero no debe suplir el compromiso de los acuerdos de paz. Se debe tomar en cuenta que Guatemala tiene indicadores de desarrollo humano por debajo de los estándares requeridos a nivel internacional.

Se tiene que invertir más en educación, pero no invertir con crecimiento ordinario, deben lograrse incrementos sustantivos. En salud ocurre lo mismo.

La distribución de recursos tal y como la plantea el actual presupuesto, ¿es buena o mala para el país?

Diría que hay que hacer cambios importantes, no pretendamos que con un presupuesto se solucionen los problemas del país. La desatención social requiere de procesos y gradualidad. Sin embargo, el presupuesto se puede valorar en la medida que permita una mejor asignación del gasto público.

El presupuesto está siendo asignado en forma tradicional, con un crecimiento vegetativo del gasto ante un crecimiento prácticamente vegetativo de los ingresos. Se requieren medidas de fondo, con visión de largo plazo, no necesariamente coyunturales.

El presupuesto plantea un incremento considerable para el Ministerio de la Defensa; en cambio, hay otras dependencias que no se atienden con la misma prioridad. ¿Qué impacto tendrá esto en el corto plazo y cuánto afectará en el largo plazo?

El presupuesto da señales contradictorias, especialmente en la asignación institucional a áreas como la defensa. Está en dirección contraria a los acuerdos de paz, ya que debiera haber más asignación para salud o educación y para fortalecer instancias como la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público o la Procuraduría de los Derechos Humanos.

¿Qué pueden hacer los guatemaltecos para que el Gobierno cumpla con las metas de largo plazo?

Guatemala ha avanzado, y a nivel de la sociedad ha habido una toma de conciencia cada vez más importante de una participación propositiva. Es posible que en este momento el grado de interlocución no sea el más conveniente; sin embargo, la experiencia del Pacto Fiscal demostró que es posible el diálogo y potenciar consensos.

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