Jorge Romero, de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) explicó que por varios motivos no fue posible identificar a ninguna de las osamentas. Añadió que las muestras de ADN tomadas de los restos podrían haber sido insuficientes para identificarlos.
“Otro factor que habría incidido en la no identificación de las víctimas es que, los prisioneros habrían sido intercambiados durante su cautiverio con la finalidad de dificultar que fueran hallados por sus familiares”, afirmó Romero.
El coordinador del Movimiento Nacional de Víctimas del Conflicto Armado Interno Q' anil Tinamit, Miguel Itzep, afirmó que como familiares de desaparecidos durante la guerra, sólo ansían reencontrarse físicamente con ellos.
“Queremos darles cristiana sepultura y dignificar su muerte, porque es casi imposible que nuestros familiares continúen con vida luego de los horrores del enfrentamiento armado. También, a raíz del acompañamiento legal a casos de desaparición forzada, queremos justicia y no venganza”, destacó Itzep.
Miguel Quiej, coordinador del Consejo Nacional de las Comunidades para el Desarrollo Integral de Guatemala, dijo que por la gran cantidad de personas que continúan desaparecidas, esa institución a la que representa continuará brindando acompañamiento legal a las víctimas sobrevivientes.
“Nuestra misión es facilitar los procesos para que instituciones como el Ministerio Público, Organismo Judicial y otras, actúen y autoricen exhumaciones en cementerios clandestinos que aún existen en Quiché. Lamentó que en esta ocasión no hayan sido identificadas las víctimas mortales pero continuaremos con nuestra lucha hasta lograrlo”, afirmó Quiej.
Serapio Tum, sobreviviente del conflicto armado, expresó su tristeza porque no fue posible identificar los restos óseos, entre los que pudieran estar los de su hermano René, quien desapareció en 1980, durante lo más fuerte de la guerra interna.