“Me gané una beca para estudiar en la Escuela de Comercio y no pude desaprovechar la oportunidad”, cuenta durante la conversación que tiene lugar en una de las sobrias salas del edificio sede en el Centro Cívico.
Es el menor de seis hermanos, pero considera que ha recibido muchas bendiciones en su vida, de las cuales ve como las mayores a sus dos hijas. Desde hace dos años dirige el Banco Central, que tiene como misión mantener la estabilidad macroeconómica de país.
A todo esto, ¿dónde y cuando nació?
En La Libertad, Petén, el 6 de noviembre de 1958. Viví una infancia muy feliz, a pesar de la pobreza. No teníamos luz eléctrica ni agua potable, pero disfrutábamos mucho de jugar futbol. Hacíamos nuestras propias pelotas con la resina de los árboles de hule.
Usted es contador público y auditor, ¿cómo llegó esta carrera a su vida?
Cuando tenía 15 años me gané una beca para estudiar en la Escuela de Comercio, en la capital. Me tuve que venir. Fue una etapa difícil, pues hubo que trabajar para pagar los gastos. En realidad mi idea era ser médico, pero en la Universidad, Auditoría era la carrera que había de noche y que permitía trabajar.
A dos años como presidente del Banco de Guatemala, ¿cuáles han sido los principales desafíos?
Hacer un trabajo muy efectivo de cara al día que me toque entregar la institución. Pienso que la dejaré mejor de lo que la recibí.
¿Cómo recibió la entidad?
La recibí muy bien, con buenos equipos de trabajo. Todo ello me permitió hacer una revisión amplia del plan estratégico y la organización del Banco de Guatemala. Ajustamos la organización a la estrategia de largo plazo. Se hicieron algunos cambios administrativos de fondo.
¿Cómo cuáles?
Por ejemplo, alinear la parte directiva del Banco de Guatemala con la parte económica y de pronósticos, para afinar el esquema de metas de inflación.
¿Qué se pretende con los cambios a la Ley de Bancos?
Los cambios ya se aprobaron por el Congreso de la República y entrarán en vigencia en abril. Van enfocados a fortalecer el sistema bancario, la supervisión financiera, el Fondo de Protección del Ahorro.
¿Qué beneficios ve en la Ley del Secreto Bancario?
Esto es una excepción a un artículo de la Ley de Bancos y Grupos Financieros que se llama la reserva bancaria; es algo necesario para el país, pues hemos asumido compromisos de transparencia —en el manejo de dinero para evitar prácticas como el lavado—, y una de las formas de ejercitarla es a través de permitir a la administración tributaria que pueda tener acceso a la información bancaria y de contribuyentes que ellos estimen pertinente revisar, siempre y cuando exista orden de juez competente.
¿No representa riesgo para los usuarios?
No, porque la iniciativa hace que la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) selectivamente determine a qué contribuyentes va a examinar y tengan que justificar eso ante su directorio, y a su vez es este el que plantea la solicitud al juez.
En otro tema, ¿cómo ve las perspectivas de crecimiento económico de Guatemala?
Esperamos cerrar este año con un crecimiento de alrededor del 3 por ciento.
¿De qué depende esto?
Todo ello gira alrededor de las cifras de comercio exterior, del crédito, las remesas y otros factores que les imprimen mayor dinamismo al consumo interno, a la inversión e incluso en los ingresos y gastos del Gobierno.
¿Cómo calificaría las perspectivas de la inflación?
La mejor contribución que el Banguat le puede dar al país es propiciar una inflación baja y estable.
Ha habido una disciplina de política monetaria y fiscal importante. Esto ha contribuido, en parte, a anclar las expectativas de inflación de los agentes económicos.
También nos ha ayudado a que los precios del petróleo, el trigo y el maíz se mantengan a niveles estables, y todo ello nos permite que podamos cerrar con una inflación abajo del 4 por ciento.
A veces el Banco de Guatemala interviene en el mercado para comprar o vender dólares, a fin de mantener el precio. ¿Podría explicar cómo se ha manejado esto?
De enero a la fecha se han negociado en el mercado interinstitucional de divisas alrededor de US$15 mil millones. El Banco de Guatemala únicamente ha participado en la compra de US$72 millones y en la venta US$173 millones. En total hemos tenido ventas netas por US$101.7 millones. La relación entre US$15 mil millones que se han negociado y US$101.7 que hemos participado equivale al 0.6 por ciento. Casi no hemos participado en el mercado bancario. La oferta y demanda han fijado el tipo de cambio.
¿Cuáles son los criterios para intervenir?
Hemos participado cuando se aplica la regla cambiaria. Esta establece que hay que intervenir cuando el tipo cambiario varíe en el 0.6 por ciento del promedio móvil de los últimos cinco días, ya sea para arriba o para abajo. Entonces el Banco de Guatemala debe intervenir con cuatro posturas de US$8 millones cada una, es decir que podemos comprar y vender un máximo de US$32 millones diarios.
¿El crecimiento económico se traduce a mejores ingresos fiscales?
Por supuesto, a mayor crecimiento de la economía hay mayores ingresos fiscales, pero no es de manera proporcional. Lo que sucede es que en el producto interno bruto hay un crecimiento determinado, pero hay muchas actividades que están exentas de impuestos.
¿Considera que en Guatemala el lavado de dólares distorsiona la economía?
Uno de los principales flagelos que hay, no solo en Guatemala, sino en el mundo, es el lavado de dinero proveniente de actividades ilícitas. En el país hay actividades como la narcoactividad, la corrupción, la defraudación tributaria y la extorsión, que generan recursos económicos que los delincuentes tratan de integrar la economía. Esto puede llevar a inflar algunos precios.
Finalmente, ¿hay algo que venga a su mente en esta época del año?
La paz, la tranquilidad con la que se vivía en mi tierra cuando era niño. La gente moría de viejita, no teníamos médicos ni centros de Salud, lo que había eran curanderos y comadronas. Todo era tan sano.