La mayoría de políticos que han construido verdaderos feudos en algunos departamentos del país dan sus primeros pasos en la política dentro de los poderes locales, como alcaldes o concejales, para luego ir escalando puestos hasta llegar a los destinos favoritos, los organismos Ejecutivo y Legislativo.
Generan apatía
Luis Padilla, vicedecano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Rafael Landívar, asegura que este fenómeno es característico de las democracias frágiles de los países en desarrollo. “Anteponer los intereses particulares a los intereses de país es una de las principales características de estas personas”, dice.
El politólogo hace referencia a la apatía que pueden generar estas formas de hacer política, ya que ocasiona que personas con mayores capacidades para competir en procesos de elecciones queden relegados, porque se decide colocar en puestos de elección a los familiares de alguien.
Geidy de Mata, directora de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de San Carlos de Guatemala, asegura que esta práctica, enraizada en la cultura política del país, debilita aún más el sistema democrático.
“Poner a un familiar como candidato demuestra la prepotencia y el poco conocimiento de la representatividad”, afirma.
El Congreso, ejemplo
La mejor prueba es que 28 diputados de la actual legislatura buscarán que alguno de sus familiares y parientes en primero y segundo grados alcancen algún cargo de elección popular.
Las posibilidades son muchas, desde pequeños espacios como concejalías, hasta alcaldías, diputaciones y escaños en el Parlamento Centroamericano (Parlacen).
Una de las figuras más criticadas en las redes sociales ha sido la diputada Nineth Montenegro, del partido Encuentro por Guatemala, porque su hija, Alejandra García Montenegro, busca, con el mismo partido, un puesto en el Parlacen. Se le reprocha que con ello contradice su discurso basado en la exigencia de ética y transparencia.
Los grandes clanes
Los Rivera —Mixco—, Arévalo —Totonicapán—, Quej Chen —Alta Verapaz—, Alejos, Arzú y Soto —Guatemala— son algunos ejemplos de familias que han acumulado enorme poder en sus localidades y alta representatividad en diversos ámbitos políticos.
Uno de los casos más señalados en esta campaña ha sido el de la familia Rivera, fundadora del partido Victoria, y liderado por Abraham Rivera, actual diputado, y sus hijos Amílcar, alcalde de Mixco, y Édgar Abraham, además de la esposa del primero, Carolina, quien aspira a ser diputada.
Rechazo
“En Guatemala, los partidos políticos deberían llamarse partidos familiares, porque son círculos donde se inscriben todos”, se queja Leopoldo Lainez, lector de www.prensalibre.com, en el foro publicado sobre este tema, el cual generó la mayoría de nombres de familiares de políticos que se publican, y críticas a esta práctica. Sin embargo, no son los únicos, en todos los departamentos hay casos como estos. “Ya le encontraron sabor a la política, pero la decisión está en la población, que debería darles una buena lección”, dice Joaquín Coyoy, otro internauta.