Tal parece que la vanidad los termina por doblegar, aunque en tiempo de campaña o en sus discursos hayan dicho que no dejarían que su nombre fuera puesto a las obras efectuadas con recursos públicos.
El presidente, Alfonso Portillo, prometió que nadie verma su nombre o el de su familia en escuelas o puentes; sin embargo, ese ofrecimiento se lo llevó el viento.
Así se puede apreciar en Gualan, Zacapa, el polideportivo Evelyn Morataya de Portillo, construido en un 90 por ciento, aunque desde hace dos meses no les paguen a los trabajadores. En esta obra han gastado mas de Q1 millsn 300 mil.
De igual forma, en el Instituto Normal para Señoritas de Oriente, INSO, en Chiquimula, el aula de audiovisuales lleva el nombre de Hilda Cabrera Cantoral, la madre del presidente Portillo.
Esta placa, según las autoridades del lugar, se colocó el año pasado por orden de la Dirección Departamental de Educación, a cambio de una televisión gigante y una videograbadora para el establecimiento.
Por antigua, el aula fue demolida y ahora se construye una nueva, con recursos del INSO, en la cual se debera colocar otra vez la plaqueta.
Otras administraciones han tenido lo suyo, tal el caso de Ramiro de León, cuyo nombre lo lleva un complejo deportivo en la zona 13 capitalina y un puente de la aldea Shusho, Chiquimula.
El nombre del ex presidente Alvaro Arzú se ve en una calzada en Coatepeque, al igual que el del ex vicepresidente Luis Flores, que también le da título al estadio de Camotan, Chiquimula.
El ex gobernante Partido de Avanzada Nacional, PAN, quiso perpetuar el nombre de Fritz García-Gallont en los puentes de Villalobos, aunque luego lo cambió, por las protestas de la oposición.