Monseñor Víctor Hugo Martínez, presidente de la Conferencia Episcopal, CEG, pide porque las autoridades sepan aprovechar los próximos dos años para corregir el rumbo, y para todos, reflexión y solidaridad en estas fiestas.
¿Qué significado tiene la Navidad para la iglesia que usted representa?
La Navidad es un nuevo nacimiento del Señor, estamos en una etapa de gracia, de amor y sobre todo de cambio. Allí está nuestra responsabilidad como cristianos, porque tenemos que cambiar de actitud para que las cosas puedan ir por un mejor rumbo.
¿Por qué cree que con los años se ha ido perdiendo el espíritu navideño?
Es la desgracia más grande que hay, todo se convierte en mercantilismo y se pierde el valor de lo que debería ser la fe cristiana. Esta época debe ser de valor espiritual, lo otro está de más. Los intereses comerciales nos hacen olvidar la importancia de la época, en la que debe prevalecer la solidaridad humana.
¿Cuál es el mensaje que usted envía durante estas fiestas?
Como Juan Pablo II, yo también espero una nueva apertura de los hombres, que se cree una nueva esperanza y que todos luchemos para crear las condiciones necesarias para mejorar el mundo.
No nos debemos dejar llevar por el pesimismo, tenemos que confiar en que existe un Dios que siempre quiere lo mejor para todos sus hijos.
Tenemos que luchar para ser cada día mejores y poner nuestra fe en el único Dios verdadero que nos ama y no nos defrauda.
¿Cómo vio el desarrollo del país este año?
Bastante negativo. Hay descontento, la clase política no responde a las necesidades de los ciudadanos y éstos se sienten frustrados por la situación económica que afrontan. Vemos correr toda una cadena de corrupción e inmoralidad en el gobierno, sin señales de una respuesta a esta problemática.
¿Para el 2002, qué podemos esperar?
Los primero cuatro meses serán muy difíciles, por la crisis económica que puede venir. Pero espero que la población no pierda la esperanza de que las cosas cambiarán y vendrán nuevos tiempos.
¿Debemos tener esperanzas?
Como dice el dicho, no hay mal que dure cien años ni enfermo que lo aguante. La esperanza en medio de todo lo negativo debe mantenerse.
Espero que lo que por meses se ha venido acumulando de expectativas de un diálogo, verdaderamente cuaje y que empiece una era en la que los funcionarios sean protagonistas de algo nuevo y que le puedan responder a los guatemaltecos. Que ya no se burlen del pueblo que creyó en sus promesas.
Tenemos que estar unidos, fortalecer nuestras instituciones y exigir que las cosas cambien durante el próximo año, el cual por cierto es muy importante para la Iglesia Católica, porque se llevará a cabo la canonización del Beato Hermano Pedro, que es uno de los personajes más importantes en la historia del país, y que siempre ayuda a todos a salir adelante.
También se efectuará el Congreso de Misiones, que inyectará esperanza para todos.
El líder evangélico David Munguía, quien recientemente tomó posesión como presidente de la Alianza Evangélica de Guatemala, está preocupado por la inseguridad y el mercantilismo en que se han convertido las fiestas navideñas.
Hizo un llamado para que la población ore y así Dios pueda iluminar la mente de nuestros gobernantes.
¿Qué significado tiene la Navidad para la iglesia Evangélica?
La natividad para nosotros es una época que se aprovecha para predicar las narrativas de los evangelistas Mateo y Lucas sobre el glorioso nacimiento de Cristo. Es una oportunidad de compartir, de estar con la familia, reunirse con los amigos y orar por la paz de la familia y del país.
¿Por qué cree que con los años se ha ido perdiendo el espíritu navideño?
Se ha centrado en lo que se vende en los mercados. Es un mercantilismo, y eso no es la Navidad. Poco a poco se ha ido perdiendo el verdadero sentido de la época, por centrar las energías en comprar y comprar.
Tanto una iglesia como la otra tienen sus tradiciones, pero lamentablemente se van perdiendo por ese consumismo que existe, y tristemente los niños ya están pensando la Navidad como la época sólo para gastar.
Es una lástima porque la Navidad debería hacerlos sentir en un tiempo ideal para compartir, y lo más importante es recordar la encarnación del Dios Todopoderoso en Jesús.
¿Cuál es su mensaje para estas fiestas?
Estas fiestas son propicias para que todos cultivemos a Dios en nuestros corazones y aprovechemos para la reunión familiar, orar por la paz del país y compartamos con los demás. El pueblo cristiano está llamado a orar para que Jesús nazca en el corazón de todos los guatemaltecos.
Yo hago un llamado a la reconciliación nacional a toda la población, trabajadores, empresarios y gobierno, en especial al presidente, Alfonso Portillo, para que se deje usar como instrumento de Dios y que sea un siervo de El.
Espero que Portillo tome en cuenta esta sugerencia, porque si no se le va a recordar como un mandatario que no supo dirigir la Nación.
¿Cómo vio el desarrollo del país este año?
Ha sido muy violento y contradictorio. Hubo conflicto en los distintos sectores que conforman la sociedad, una democracia incipiente, poco desarrollo, porque no ha habido despegue.
¿Hay algún temor para el 2002?
Como ser humano, la inseguridad. Sea cristiano o evangélico, no se vive en un estado de Derecho. Espero que se agilice la justicia porque así como la Biblia es la palabra de Dios y nosotros la tratamos de cumplir, así esperamos que se cumplan las leyes de este país. De esta forma se dejaría de perder tiempo en el Congreso.
¿Qué expectativas tiene con el inicio de un nuevo año?
El futuro se ve oscuro; sin embargo, creo que este es un país bendito, y si el pueblo cristiano se une en oración y se propone impactar en todo sentido a las comunidades de este país podríamos salir adelante.
Nosotros los cristianos siempre pedimos a Dios por una nueva esperanza.
Cada fin de año tenemos el sentir del advenimiento del Señor.