Un descuido de sus padres provocó que la vela que iluminaba la humilde morada familiar en Sololá cayera sobre la cuna donde el niño dormía.
El fuego le ocasionó severas quemaduras al pequeño. Su cabeza y rostro quedaron desfigurados.
En Guatemala, hasta hace cinco años, un niño con las quemaduras que sufrió Erick habría muerto víctima de infecciones posteriores.
Pero, en esa ocasión, la cirujana plástica Lourdes Santizo creyó que el niño tenía una esperanza de vida si recibía la atención y los cuidados adecuados.
Durante más de un año, el pequeño recibió las mejores atenciones de las enfermeras y el resto del personal del hospital.
?Era nuestro chinchín; todas lo cuidaban y consentían. Incluso, fue aquí donde le celebramos su primer cumpleaños?, cuenta Santizo, cirujana plástica del Hospital Roosevelt y directora de la asociación Arco Iris.
De alta
Erick fue dado de alta. Y aunque en su rostro quedó para siempre grabada la tragedia, es un milagro que esté vivo.
Santizo considera que a largo plazo se podrán reconstruir sus facciones.
Hasta la tragedia de Erick, en Guatemala, niños con un 40 por ciento de quemaduras en su cuerpo tenían escasas probabilidades de sobrevivir.
Con el pequeño, quien sufrió quemaduras en más del 80 por ciento, se pudo experimentar que los menores quemados ?podían salir adelante con tratamientos adecuados?, dice.
Las limitaciones económicas del centro hospitalario motivaron a Santizo y a otros médicos del área a crear la asociación Arco Iris, con el propósito de obtener una unidad especial para los niños quemados, y proporcionarles prótesis y medicinas para su recuperación.
Las estadísticas de los hospitales nacionales registran que cada año por lo menos 300 pequeños sufren quemaduras severas. Líquidos calientes, corrientes de electricidad y cohetes son las principales causas de las lesiones.
Dolor y esperanza
En medio del dolor, indica la cirujana plástica, la asociación Arco Iris ha vivido momentos reconfortantes.
Por ejemplo, que Marvin Oseas Buch, de 12 años, continuara con el tratamiento de rehabilitación.
El año pasado, el menor ingresó con graves quemaduras en la cara y brazos. En apariencia, un descuido cuando jugaba cohetes provocó el accidente.
Los paramédicos que lo atendieron no descartaron que Marvin fuera el único sobreviviente de una explosión en una fábrica clandestina de cohetes en San Raymundo. La hermana del menor murió en el siniestro. ?Los padres nunca han aceptado esta teoría?, añade Santizo.
Además, el Hospital Shriners, de Boston, aceptó colaborar con la rehabilitación de algunos niños. En el último año, seis pequeños han sido atendidos en el extranjero. Tres más esperan viajar el próximo mes.
Aunque los frutos son pocos, Santizo cree que en el futuro será creada una unidad especial para atender a estos pequeños.
Cómo ayudar
Para colaborar con la asociación Arco Iris puede comunicarse por los teléfonos 3630769-70
? Se puede donar pañales desechables, etapas 3, 4 y 5, y juguetes nuevos o usados.
? Requiere de multivitamínicos nutricionales, como Sustacal o Ensure pediátrico, y vitaminas infantiles en jarabe o masticables. Analgésicos en gotas para niños, jarabe y supositorios, como acetaminofén, cataflam o neomelubrina.
? La asociación Arco Iris también ha habilitado la cuenta número 02-00028-1, en el Banco Agromercantil.