Guatemala

Un vuelo ritual

La ancestral danza El Palo Volador, que se escenifica del 8 al 15 de agosto en Joyabaj, Quiché, no es la única que se presenta en el país, ya se representa también en Chichicastenango y Cubulco, Baja Verapaz; sin embargo, Joyabaj es conocido como la cuna de este ritual.

Danzantes, con trajes rojos, descienden ceremoniosamente, en representación de ángeles.

Danzantes, con trajes rojos, descienden ceremoniosamente, en representación de ángeles.

No se sabe con exactitud por qué esta danza se llama de esa manera, ya que, según Carlos René García, del Centro de Estudios Folclóricos (Cefol), fue practicada en casi toda Mesoamérica desde mucho antes de la Conquista.

“Hay registros de que se bailaba en varias partes de Guatemala, aunque en la actualidad solo se efectúa en Quiché y Baja Verapaz”, comentó.

García expuso que la danza de Joyabaj es considerada la menos contaminada por la influencia comercial, ya que todavía se representa como un ceremonial espiritual, al contrario del que se organiza en Chichicastenango —diciembre—, el cual recibe inversión del Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), ya que su objetivo es atraer visitantes.

En Joyabaj la danza se presenta en agosto, durante la conmemoración de la feria patronal en honor de la Virgen de la Asunción.

La trama

Existen varias versiones sobre el significado de la danza, pero la más aceptado es la que está inspirada en el pasaje del Popol Vuh, donde los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué convirtieron en monos a sus hermanos mayores —Hunbatz y Hunchouén—, pues estos habían intentado deshacerse de los héroes prehispánicos.

Este pasaje es lo que representan dos de los danzantes, quienes utilizan trajes negros con cola y hacen malabares mientras descienden de un palo de pino de más de 30 metros de alto, del que cuelgan con cuerdas y giran al compás de una canasta colocada en la punta del poste.

Durante el descenso, los acompaña música de marimba de tecomates. Este ritual es también llamado baile de monos.

García refirió que el acto también podría representar el relato del Popol Vuh en que los primeros hombres —de madera— fueron convertidos en monos por los Creadores, y el de la muerte de los 400 muchachos a manos de Zipacná.

Luego de los monos, en el ritual participan otro par de danzantes, quienes visten de rojo, descienden ceremoniosamente —sin piruetas— y portan chinchines y banderas del Guatemala y del Vaticano. Esta parte es llamada el descenso de dos ángeles, aunque también es conocida como Danza de San Miguel.

García comentó que la danza es prehispánica, pero perdió mucho de su autenticidad después de la Conquista, ya que los indígenas tuvieron que adaptarle símbolos religiosos y protagonizarlas en fechas apropiadas al santoral católico, para que no fueran prohibidas por las autoridades eclesiásticas y civiles.

Ello generó un sincretismo religioso y cultural que se refleja actualmente en la danza.

ESCRITO POR: