El caso más reciente tuvo lugar el pasado domingo, cuando Redoine Faid, un reconocido ladrón de joyas y autor de libros sobre "bandidos", escapó de forma aparatosa de una cárcel de Francia.
Parecen escenas de películas, pero tuvieron lugar en la realidad.
Las fugas de cárceles y los “forajidos” que las protagonizan siempre nos han fascinado.
Y es que, pese a las estrictas normas de seguridad y vigilancia en gran parte de las prisiones del mundo, algunos de sus reclusos más notables se las ingenian para escabullirse del peso de la ley.
El caso más reciente tuvo lugar este domingo, cuando Redoine Faid, un reconocido ladrón de joyas y autor de un libro sobre “bandidos”, escapó de forma aparatosa de una cárcel de Francia.
Todo empezó con varios hombres fuertemente armados a la entrada de una prisión en París, donde Faid cumplía una sentencia de 25 años por un robo en el que murió una policía.
Mientras desviaban la atención de los guardias, un helicóptero aterrizó en el patio de la prisión y el gánster, de 46 años, huyó.
El helicóptero voló hacia la cercana área de Gonesse y posteriormente la policía lo encontró quemado.
Pero no es la primera vez que el reconocido gánster francés, considerado un tiempo la persona más buscada del país, escapa de la cárcel.
En su primera fuga en 2013, generó varias explosiones en el penal y logró salir tras tomar a cuatro guardias de rehenes.
Estuvo varias semanas fugitivo, hasta que finalmente fue capturado.
Mientras la policía de Francia lo busca nuevamente, te contamos otras fugas espectaculares de la cárcel que, si no han inspirado una película todavía, probablemente lo hagan en un futuro cercano.
El líder del cártel de Sinaloa le tenía cierta alergia a la cárcel y por eso protagonizó algunas de las escapadas más increíbles de la historia de América Latina: primero en un carrito de lavandería y luego a través de un túnel de más de 1,5 kilómetros de largo.
Esta última tuvo lugar en junio de 2015, cuando Guzmán se escabulló por un hueco de su celda y recorrió el conducto en una moto que conducida por uno de sus secuaces.
El penal donde se encontraba era considerado el más seguro de Latinoamérica.
Estuvo fugitivo hasta enero de 2016 y, tras su captura, fue extraditado a Estados Unidos.
Cuando cuatro miembros del grupo criminal Los Urabeños escaparon en 2014 de una cárcel de Medellín, en Colombia, hasta el presidente Juan Manuel Santos tuvo que tomar cartas en el asunto.
Los condenados, la hermana del jefe máximo del clan y otros tres aliados, se hicieron de unos documentos falsos en los que se les concedía la libertad inmediata.
Salieron tranquilamente por la puerta principal de la cárcel y hasta varias horas después, inexplicablemente, nadie constató que se trataba de un silenciosa y “legal” fuga.
Choi Gap-Bok daba clases de yoga en Corea del Sur antes de ser enviado a la cárcel por robo en 2012.
Pero una vez en su celda, utilizó las habilidades del arte milenario para escapar.
Se untó aceite en el cuerpo y se escabulló por el orificio por el que le entregaban la bandeja de la comida, de unos 15 centímetros de alto por 45 de largo.
Y según la investigación de la policía, logró colarse por allí en poco más de 30 segundos.
Dejó sobre la cama un muñeco hecho con sus almohadas.
El escape de este domingo de Faid tuvo su antecedente en Francia en 1986, con el trasfondo de una atrevida historia de amor.
Michel Vaujour es quizás la persona que se ha fugado en más ocasiones de una cárcel francesa: lo ha hecho cinco veces y, la última, fue en un helicóptero pilotado por su mujer.
Ocurrió el 26 de mayo de 1986 en la prisión de La Santé.
Luego de pasar unos cursos de piloto de helicóptero, Nadine Vaujour alquiló uno, lo voló hasta el patio de la cárcel y lanzó una soga a su marido para que se trepara a la aeronave.
La fuga lo llevaría a medio mundo antes de que fuera capturado nuevamente.
Es una de las fugas más famosas de la historia y tuvo lugar en la conocida isla frente a la bahía de San Francisco, donde a mediados de siglo XX eran enviados los presos considerados más peligrosos de Estados Unidos.
Era considerada la cárcel más segura del país, pero Frank Morris, Clarence y John Anglin demostraron que no era del todo así.
Con grandes dosis de paciencia, cucharas y cuchillos robados de la cocina de la prisión, cavaron por meses un agujero que les permitió salir de la isla.
Su paradero desde entonces fue un misterio y las autoridades los dieron por muertos al intentar cruzar las aguas llenas de corrientes de la bahía.
Pero en enero de 2018, una carta que fue analizada por el FBI en 2013 dio la vuelta al mundo.
En ella se leía:
“Mi nombre es John Anglin. Escapé de Alcatraz en junio de 1962 con mi hermano Clarence y Frank Morris. Tengo 83 años y me encuentro en mal estado. Tengo cáncer. ¡Sí, nosotros lo conseguimos aquella noche!”.
El FBI no negó su autenticidad.