Las caravanas de migrantes se han convertido en un reto de logística para la Ciudad de México.
Son miles. Y su llegada sorprendió a Ciudad de México (CDMX), una de las ciudades más grandes de América Latina.
La primera de varias caravanas de migrantes que partió de Honduras a mediados de octubre llegó a la capital mexicana a inicios de noviembre: al menos 4.500 personas, entre niños, mujeres, adolescentes y hombres jóvenes que saturaron el albergue que dispuso el gobierno de la ciudad en el estadio Jesús Martínez “Palillo”.
Algunos llegaron enfermos, dijo el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva. Otros llegaron deshidratados y hay casos de niños con desnutrición.
Y aunque la caravana ya anunció su intención de reemprender el viaje hacia la frontera con Estados Unidos este mismo viernes por la mañana, desde el sureste del país se acercan otros dos grandes grupos de migrantes.
Según las primeras estimaciones de las autoridades, esto podría hacer que en la ciudad se concentraran al menos 7.000 personas necesitadas de refugio.
Todo un reto para una ciudad que, según organizaciones civiles, ya vio como las capacidades del gobierno local quedaban rebasadas con la llegada de los primeros migrantes, a pesar de ser la única “ciudad santuario“ para la migración que hay en México.
Para organizaciones como la ONG Sin Fronteras, esto prueba que el modelo de refugio diseñado por las autoridades de la capital no estaba preparado para la llegada masiva de migrantes.
BBC Mundo solicitó al gobierno de Ciudad de México información sobre las acciones para atender la emergencia, y detalles sobre la estrategia para aplicar la declaratoria de “ciudad santuario” en este caso, pero no quiso hacer comentarios.
Desde abril de 2017, la capital mexicana se convirtió en “ciudad santuario” para los migrantes por iniciativa del entonces jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
Pero, originalmente, el objetivo era recibir a los mexicanos deportados por el gobierno de Estados Unidos.
El planteamiento fue que, sin importar su estado de origen, tendrían derecho a los servicios de apoyo que se ofrecen en CDMX a la población vulnerable.
Es decir: atención médica, becas y capacitación para desempleados o pensión en caso de los ancianos, entre otros.
La estrategia incluyó una red de protección a los deportados con los gobiernos de varios estados del país.
Pero, para Irazú Gómez, coordinadora de Incidencia en la organización civil Sin Fronteras, esa a declaratoria de “ciudad santuario” tiene un problema de origen.
“No está dirigido a las personas que debería”, le dice a BBC Mundo.
“Debería proteger a los extranjeros que transitan o radican en Ciudad de México, no al connacional que ya está protegido por el Estado (mexicano)”.
De hecho en otros países el concepto de “ciudad santuario” es distinto a la forma como se entiende en la capital mexicana, explica Gómez.
En Estados Unidos, por ejemplo, el término se refiere a las poblaciones donde no se cuestiona el estatus migratorio de los habitantes.
En algunas ciudades europeas existe una protección a quienes son perseguidos en sus países de origen por su actividad cultural, activismo pro derechos humanos o trabajo periodístico.
Antes de definirse como un espacio de protección a migrantes, el gobierno del entonces Distrito Federal (antecedente de lo que hoy es CDMX) ofreció refugio al escritor Salman Rushdie.
Fue en 2014. Ese año las autoridades afirmaron que la capital mexicana era un santuario para el autor, y otros como él que padecieran una situación de asedio y amenazas de muerte.
Ese es parte del reto que enfrenta la única “ciudad santuario” de México.
De acuerdo con protocolos internacionales, la decisión de adoptar ese estatus implica garantizar a los extranjeros los mismos derechos que a los mexicanos, como señala la Constitución del país.
Pero el requisito no está claro en el caso de las caravanas de migrantes, coinciden especialistas.
No se ha informado, por ejemplo, cómo podría asegurarse el empleo a los migrantes que decidan permanecer en la capital mexicana.
Y tampoco está definido el respaldo de la red de albergues que se propuso cuando nació la declaratoria de “ciudad santuario” en la capital del país.
Ese es un elemento importante según organizaciones civiles, pues muchos de quienes permanecen en la capital mexicana seguirán su viaje a la frontera con Estados Unidos.
Y, hasta ahora, las autoridades de Ciudad de México insisten en que la estancia de los migrantes centroamericanos será temporal.
Eso afirma el jefe de Gobierno Ramón Amieva. “Somos ciudad santuario para quienes regresan expulsados por Estados Unidos”, señala.
En el caso de las caravanas de migrantes “nos han manifestado que están en tránsito y que la intención que tienen es llegar a la frontera con Estados Unidos”.
Para ellos, entonces, la definición de CDMX es distinta dice Amieva: “En ese caso somos ciudad hospitalaria“.