El ejército estadounidense desplegado a lo largo de la frontera con México ante la llegada de caravanas de migrantes, puede intervenir en casos de violencia, pero estará armado solo con porras, dijo el miércoles en Washington el secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis.
El Pentágono recibió el martes una nota de la Casa Blanca en donde le daba más libertad para operar en la frontera, especialmente si los guardias fronterizos exigen apoyo militar en caso de violencia, dijo Mattis a periodistas.
Pero incluso si se llama a los soldados de refuerzo en caso de que se intenten forzar los pasos fronterizos, “ningún soldado estará armado”, dijo. “Probablemente serán miembros de la policía militar equipados con escudos, porras, sin armas de fuego”.
El presidente Donald Trump, quien ordenó el despliegue en la frontera, había creado una controversia antes de las elecciones de medio mandato, sugiriendo que las tropas estadounidenses podrían dispararles a los migrantes si éstos les lanzaban piedras.
“Si lanzan piedras como lo hicieron con la policía y el ejército mexicano, yo diría, considérenlo como un rifle”, dijo. Al día siguiente, revino sobre el asunto, y dijo que los soldados “no tendrán que disparar”.
El jefe del Pentágono indicó que no ha tomado ninguna decisión sobre la duración de este despliegue fronterizo, inicialmente previsto hasta el 15 de diciembre, porque “dependerá de la misión”.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, “en principio” solicitará una extensión de la misión, explicó.
Mattis calculó la cantidad de personal militar desplegado a lo largo de la frontera con México en 5.764, además de los 2.100 guardias nacionales que ya se encontraban en el sitio.
El costo de la operación actualmente se estima en 72 millones de dólares, pero “estoy seguro de que esa cifra va a aumentar”, concluyó.
Con información de: © Agence France-Presse