Los mexicas no sabían qué era esa rara enfermedad.
En 1520 empezó a esparcirse por la ciudad prehispánica de México-Tenochtitlan lo que llamaron hueyzahuatl, vocablo náhuatl que se traduce como “la lepra grande”, o “la de granos mayores”.
Era la viruela, que llegó en el peor momento: se encontraban en plena batalla por defender la capital del imperio mexica, también llamado azteca, ante los conquistadores españoles.
Pero se enfermaron. Y lo que fue una tragedia para unos, para otros fue una señal divina.
“Dios consideró adecuado enviar la viruela a los indios y hubo una gran pestilencia en la ciudad”, relató el soldado y cronista Francisco de Aguilar.
Los historiadores afirman que la viruela llevada a América en los viajes de los conquistadores desde Europa fue la primera pandemia en el conteniente hace 500 años.
Como ocurre con la pandemia de covid-19 que vive el mundo actualmente, mató a decenas de miles cuando pasó de las islas de El Caribe a México, Centro y Sudamérica a partir de 1520.
En el caso de México se calcula que mató entre 2 y 3,5 millones de nativos. Y fue un factor clave en la Conquista española.
Junto con una lengua, una cultura y una religión diferentes, los españoles también arribaron al nuevo mundo con enfermedades desconocidas para la población nativa.
Una de ellas fue la viruela, la enfermedad causada por el virus variólico que hace cinco siglos era muy mortal (solo fue erradicado hasta la década de 1970, con la aparición de una vacuna).
Los infectados padecían fiebre, dolores de cabeza y espalda intensos y la aparición de pápulas, vesículas o pústulas que caracterizan a este padecimiento. Y si en el siglo pasado tres de cada 10 morían, hace cinco siglos la tasa era mucho mayor.
Según el cronista Fray Bartolomé de las Casas, a finales de 1518 y principios de 1519 apareció un brote de viruela entre los indígenas de Santo Domingo, hoy República Dominicana.
Los españoles en general tenían “inmunidad de rebaño”, al ser una enfermedad común en Europa. Algo difícil de lograr actualmente con la pandemia de covid-19.
Fueron entonces los nativos los que padecieron severamente del virus desconocido hasta entonces en América.
“Según informaron los españoles, exterminó entre un tercio y la mitad de la población indígena”, explica la historiadora Sandra Guevara en un artículo del portal Noticonquista, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El brote se esparció por las islas del Caribe y en 1520 llegó a México a través de un ejército de 1.000 indígenas que llevó desde Cuba el comandante español Pánfilo de Narváez, quien tenía la misión de apresar al conquistador Hernán Cortés por desacuerdos con la Corona española.
A su paso por Cozumel y Veracruz, las poblaciones locales fueron “severamente perjudicadas” por lo que ya para entonces era una epidemia, explica Guevara.
Cortés hizo frente al intento de captura de Narváez y lo venció.
El militar y muchos de sus hombres, algunos portadores de la viruela, fueron apresados y llevados de vuelta a la capital mexica, México-Tenochctitlan.
Así que lentamente, a lo largo del año 1520, la enfermedad se esparció por la urbe, una de las más pobladas de América con alrededor de 200.000 habitantes.
En aquel año había una relativa paz entre la gente de Cortés y los mexicas. Pero una matanza en la que fue asesinado el jefe mexica Moctezuma desencadenó las hostilidades de la llamada Noche Triste.
La victoria indígena era importante y los ponía en una buena posición de expulsar a un grupo de conquistadores que en número era fácilmente vencible.
Pero la viruela cambió las cosas.
“Le sucedió a los indios una gran pestilencia (…) que fueron viruelas, que ninguno escapaba a quien daba”, escribió el cronista Juan Suárez de Peralta años después.
La epidemia del centro de México se agudizó en septiembre de 1520, con miles de muertos.
“No podían caminar; sólo yacían en sus lugares de descanso y lechos. No podían moverse; no podían menearse; no podían cambiar de posición ni yacer sobre un costado, ni boca abajo ni de espalda. Y si se movían gritaban mucho”, relató Fray Bernardino de Sahagún.
Guevara explica que la epidemia duró unos 60 días en México-Tenochtitlan y se extendió después a otros pueblos.
“Las quebradas y barrancos se henchían de cuerpos humanos” en Tlaxcala, el principal pueblo indígena aliado de los españoles, según Diego Muñoz Camargo.
Y también golpeó a los jefes guerreros indígenas, incluido el sucesor de Moctezuma, Cuitláhuac, quien falleció en noviembre de 1520.
Las fuerzas de los mexicas quedaron diezmadas por la pandemia que en aquel tiempo en general se caracterizaba por afectar a los hombres más valiosos para el combate.
“Cada vez que la enfermedad se presentaba, atacaba principalmente a los adultos jóvenes, contrariamente a lo que pasa con otras enfermedades en las que quienes están en los dos polos de la vida, los niños y los viejos, son los más afectados”, explica la historiadora Sandra Guevara.
La epidemia de dos meses en Tenochtitlan fue capitalizada por los españoles, que se reforzaron con la ayuda de otros pueblos indígenas y volvieron al contraataque a finales de 1520.
Pero no solo la viruela fue la única nueva enfermedad importada, también se sabe que los indígenas fueron afectados por la disentería y la fiebre tifoidea. Un tercio de la población había muerto.
El asedio y sitio de la debilitada ciudad de México-Tenochtitlan se prolongó unos meses más hasta que el histórico imperio cayó en agosto de 1521.
¿Qué tan clave fue la viruela en todo esto?
“Si la epidemia no hubiera existido, los mexicas podrían haber derrotado a los españoles y la vida de Cortés habría acabado bajo la hoja de obsidiana. Evidentemente, la epidemia debilitó la resistencia de Tenochtitlan”, señala Guevara.
Sin embargo, la viruela solo fue uno de los factores que se combinaron para la conquista de México.
Los historiadores señalan que el antagonismo entre tribus de indígenas, las estrategias de guerra españolas y sus armas, se sumaron a favor de la causa española.