Si eres de los que intenta recuperar el sueño perdido durante la semana en sus días libres, puede que notes el resultado en la balanza.
Se sabe que los hábitos de sueño poco saludables pueden influir en el peso corporal, pero un nuevo estudio señala que recuperar el sueño perdido de golpe tampoco favorece la pérdida de peso.
El estudio, publicado en febrero de 2019 en Current Biology, dividió a 36 hombres y 36 mujeres sanos en tres grupos y les asignó diferentes requerimientos de sueño en un período de 10 días. Ninguno de los participantes tenía problemas para dormir ni ningún impedimento del sueño, como algún recién nacido en casa.
El descubrimiento más interesante sobre esta división estuvo en que el tercer grupo enfrentaba mayores consecuencias para su salud.
Los dos grupos que sufrieron la falta de sueño observaron consecuencias en su peso. Estudios anteriores ya habían demostrado que el aumento de peso está relacionado con la falta de sueño por la acción de algunas hormonas. Kenneth Wright, autor del estudio, dijo para un medio internacional.
Una de las cosas que nosotros descubrimos, y que otros han descubierto en el pasado, es que, cuando las personas no duermen lo suficiente, tienden a comer más, en parte porque su cuerpo está quemando más calorías. Pero lo que pasa es que las personas comen más de lo que necesitan y por eso suben de peso.
Esto se debe, en parte, a la acción de las hormonas que regulan el apetito, dice Vsevolod Polotsky, director de investigación del sueño en la Universidad Johns Hopkins, y que no estuvo involucrado en el estudio. La hormona leptina disminuye el apetito, mientras que la hormona grelina lo increment», explica el experto. Sabemos que la falta de sueño causa que la leptina disminuya y la grelina aumente, por eso estás más hambriento [si duermes menos].
Dormir más los fines de semana podría traer consecuencias graves para la salud. El investigador indicó que las personas que dormían lo más que podían volvían a sus horarios sin insuficiente sueño, su cuerpo tenía más dificultades para regular el azúcar en la sangre.
El tercer grupo mostró un incremento en su sensibilidad a la insulina en sus músculos e hígado. Este resultado no se encontró en el segundo grupo, que tenía horarios regulares de sueño restringido. Esto es importante, ya que el tejido muscular y el del hígado son de los más importantes a la hora de procesar el azúcar en sangre después de comer.
Eso nos ayuda a entender por qué tenemos un riesgo incrementado de condiciones como diabetes si no dormimos lo suficiente. Los horarios de sueño cortos, insuficientes, conducen a una dificultad para regular el azúcar en sangre e incrementan el riesgo de síndrome metabólico [aumento de la presión arterial, azúcar alta en sangre, exceso de grasa corporal y niveles altos de triglicéridos, según la Clínica Mayo] a largo plazo.
El estudio también hizo un descubrimiento interesante: había diferencias en la forma en que los hombres y las mujeres recuperaban el sueño y, por tanto, aumentaban de peso. Solo los hombres fueron capaces de recuperar el sueño perdido el fin de semana. Los hombres durmieron horas de más la noche del viernes y del sábado, pero las mujeres solo lo hicieron el viernes. Para el sábado, ellas volvían a un horario de sueño normal o restringido.
A pesar de que lograban recuperar las horas de sueño, los hombres del tercer grupo aumentaron mucho más de peso que sus pares mujeres durante el estudio. Los hombres del segundo grupo mostraron un aumento de un 2,8 % en su peso corporal y los del tercer grupo, un 3 %. La duración del estudio, de solo 10 días, convierte a estos números, aparentemente pequeños, en cifras más significativas.
Las mujeres del segundo y tercer grupo subieron de peso un 1,1 % y 0,5 % respectivamente. Más investigación es necesaria para averiguar si existe una diferencia en que la falta de sueño afecta a las personas de diferente género.