"Nosotros huimos de la violencia, no queremos violencia", le contó a BBC Mundo uno de los migrantes hondureños que ha llegado hasta Tijuana, en México, con la esperanza de poder cruzar a Estados Unidos.
Comenzaron a trabajar en el frío de la mañana y se movieron rápidamente, desenrollando carrete tras carrete de alambre de espino, atándolo a postes clavados en el suelo.
Tras las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, Donald Trump apenas ha mencionado a los "bien curtidos criminales" que conforman la caravana de migrantes centroamericanos que iban a perpetrar una "invasión" a su país.
El ejército estadounidense desplegado a lo largo de la frontera con México ante la llegada de caravanas de migrantes, puede intervenir en casos de violencia, pero estará armado solo con porras, dijo el miércoles en Washington el secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis.
Tras acusar a la caravana de buscar una "invasión" contra su país, el presidente estadounidense Donald Trump dispuso el envío de hasta 9.000 soldados a su frontera sur.
"La crisis es real y está justo al otro lado de este muro", dijo la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, amenazando con detener y expulsar a todos los integrantes de la caravana migrante que intenten cruzar ilegalmente desde México.