“Dios, llévame al cielo”: el desgarrador pedido de una niña víctima de acoso escolar en Mendoza

Agustina está por cumplir 6 años y desde que comenzó en la escuela pide llorando: “¡Dios, llévame al cielo!”. Así lo cuenta llorando su papá. La angustia de la pequeña es la de toda la familia, que no sabe cómo ayudarla ni qué hacer para que vuelva a ser la niña dulce y alegre que era hasta hace poco más de un año.

Desde el jardín de niños, algunos compañeros la discriminan, otros la hacen a un lado durante el recreo y en el aula, según cuenta su familia. Le dicen “gorda chancha” y está angustiada porque ese maltrato hasta le cambió el carácter, según dice desconsolado su padre.

Desde que comenzó a recibir hostigamientos en la escuela se convirtió en una niña solitaria y ahora se muestra enojada y no responde cuando le preguntan qué le pasa.

“Ya el año pasado le decían cosas en el jardín, pero por ahí como era más chica no se daba cuenta, pero ahora sí y le duele lo que escucha. Todos los días regresa a casa llorando, enojada, nos pide no ir más a la escuela y dice que se quiere ir al cielo. Nos enteramos de que este no es el primer caso de maltrato en la escuela, hay nenes que hasta son golpeados por sus compañeros”, dice Juan Carlos Palma, padre de Agustina.

La menor no contó nada de lo que le sucedía. Al empezar primer grado su familia la vio entrar a su casa llorando, molesta y que hasta tiraba su mochila. Dejó de ver los dibujitos como antes, las pocas veces que sale a jugar lo hace sola. Su carácter cambió por completo.

Cada vez que le preguntaban qué pasaba se negaba a hablar y su familia comenzó a preocuparse. Fue su hermana Sara, de 18 años, la que logró que le contara la razón de su sufrimiento.

“Dijo que en la escuela se ríen de ella, que le dicen ‘gorda cerda’, ‘gorda chancha’, ‘gorda p…’ ¡Tiene cinco años y tiene que escuchar todo eso!”, reclama su padre.

En un intento desesperado de hacer algo para ayudarla, su madre Verónica la grabó contando qué le dicen sus compañeros de escuela y compartió esas imágenes con sus hermanas. Una de las tías de Agustina subió el video a sus redes y se volvió viral.

El padre de la pequeña dijo que se reunió con la directora de la Escuela Nº 1-105 Lindor Castillo, de La Arboleda, en Tupungato, Mendoza, Argentina.

“¿Sabés qué me dijo? Que Agustina va a quedar como estúpida, como una tonta, por los videos que subieron a las redes. Y dijo que es una niña que se duerme en clase, que va al comedor a pedir pan… ¡y lo decía de una manera que me dio mucha colera! Mi hija es una nena con mucha energía, ¿cómo va a decir que duerme en el salón?”, dice angustiado Juan Carlos.

Video desgarrador

“No quiero ir más a la escuela. Me dicen gorda. Me tratan de gorda chancha, estoy cansada. Me tienen harta”, se queja entre llantos, Agustina, con mucho enojo y a la vez, una tristeza infinita. Se trata de una grabación de pocos segundos, pero contundente.

“¡Mi Dios! ¿Qué está pasando? No lo quería hacer público, pero basta. Ella es mi sobrina y recibe bullying todos los días en la escuela. ¡Tan sólo tiene 5 añitos! ¡Basta de bullying! Los niños también sufren. Pónganse todos en el lugar del otro”, escribió angustiada en su perfil de Facebook Mariela Paz, tía de la pequeña, junto a las imágenes que tienen miles de compartidos, reacciones y comentarios.

En febrero pasado, la historia de Drayke Hardman, el niño que se suicidó en Estados Unidos tras sufrir acoso escolar, conmocionó al mundo. Pero no hace falta irse a otro país para escuchar acerca de ese problema.

“Nuestras escuelas tienen tristes protagonistas de estos lamentables sucesos todo el tiempo. Es más, hay chicos que, a poco de comenzar las clases están angustiados de pensar en volver a las aulas y pasar por ese calvario”, opinó entonces Laura Lewin, capacitadora, autora y consultora en temas de gestión educativa, neuroeducación y manejo del aula, en una columna que publicó el medio Infobae.

Lo que piden los padres

Después de que se difundiera el video, que fue grabado el lunes 11 de abril, Agustina no fue a la escuela y no ir le da tranquilidad, sintiéndose mejor en la seguridad que le ofrece su hogar y su familia.

“Se siente mejor estando en casa, pero basta mencionar la escuela para que se ponga mal. Se encierra. Esto es para nosotros un proceso difícil y como papá se me parte el corazón de ver a mi hija así y de saber que esté padeciendo tanta crueldad”, señaló Juan Carlos.

El padre de la menor recuerda que el año pasado llegaba del jardín, pedía el celular y se quedaba sola viendo los dibujitos y no contaba nada. La veía rara y le preguntaba qué le pasaba, pero no lo decía y cree que para esos días había iniciado el hostigamiento y pidió ayuda en la escuela.

Dice que en ese entonces habló con la maestra para contarle lo que estaba sucedía con su hija. “Me dijo que iba a tomar cartas en el asunto, pero siguió pasando. Nosotros aguantamos la situación como familia y Agus terminó el jardín, pensamos que eso iba a terminar en primer grado y no fue así. Siguió ocurriendo y ella comenzó a darse cuenta de la gravedad de las cosas que le dicen en cada insulto… La dejaron apartada, empezó a jugar sola en la escuela y nosotros notamos su cambio de actitud y seguía sin querer contar qué le pasaba”.

La reunión en la escuela

Verónica y Juan Carlos se reunieron con la directora de la escuela para llevarle tranquilidad a la niña, pero no la encontraron.

“La directora la culpó a ella de salir al recreo para ir al comedor a pedirle a la celadora que le dé galletas y pan… También me dijo que debe ser diabética y me preguntó si está en tratamiento médico por el peso… Yo esperaba que ella llamara a los padres de los niños que la insultan para hablar con ellos. Eran cuatro las familias las que debpua juntar. No conozco a ninguno porque por mi horario de trabajo pude ir pocas veces a la escuela y creo que no son del barrio”, señaló.

Para ellos, tras la reunión fallida en la escuela, no queda más que dar el paso siguiente y elevar la situación en la Dirección de Escuelas porque “han habido varios casos de niños golpeados adentro de la escuela, hay otras denuncias”, dice Juan Carlos.

“Cuando le dije a la directora que haría eso, como tomándome el pelo, me dice: ‘¿Conocés la escuela Toro? La Dirección está a la vuelta, si la quiere hacer…’ Yo fui a contarle lo mal que se siente mi hija y me encontré con actitudes que no vienen al caso y que no esperaba. Me dijo que los videos que subió mi cuñada fueron una payasada”.

Juan Carlos y Verónica, como toda la familia de Agustina, solo desean que su hija vuelva a ser la misma nena que era. “Cada vez que yo llegaba de trabajar, ella se sentaba en mis piernas, me abrazaba y me decía: ¡Papi te quiero mucho!, ya no lo hace. No es el amor de nena que era antes. Por todo esto que le están haciendo está así, no pude ser por otro motivo”.