Vicky Baker / BBC
Un video que circula en la red muestra a quien ya ha sido calificado como “el hombre más solitario del mundo”.
En las imágenes se ve a un hombre musculoso, de unos50 años, cortando un árbol con un hacha en medio del Amazonas.
El video fue compartido por la Fundación Nacional del Indio (Funai), el órgano del gobierno de Brasil que establece y desarrolla las políticas relacionadas con los pueblos indígenas.
Según este organismo, se trata de un miembro de una tribu indígena que vivió completamente solo durante los últimos 22 años, después de que los demás integrantes de su tribu fueran asesinados.
BBC Mundo te cuenta lo que se sabe de este intrigante video.
Funai estuvo monitoreando al hombre desde 1996.
Este video sirve como una prueba de que todavía está vivo, lo cual es necesario para renovar una orden de restricción en el área que habita en el estado noroccidental de Rondonia, Brasil.
La zona, que abarca unas 4.000 hectáreas, está rodeada de granjas privadas y campos deforestados, pero la orden impide que alguien la invada y la ponga en peligro.
Según la Constitución de Brasil, los derechos de los indígenas sobre sus tierras son definidos como derechos originarios.
“Tienen que seguir demostrando que este hombre existe“, le dijo a la BBC Fiona Watson, directora de investigación y defensa de Survival International, una ONG que defiende los derechos de los pueblos indígenas.
“También hay una motivación política para publicar el video”, dice Watson. “El Congreso está dominado por los agronegocios, y a Funai se le ha recortado el presupuesto. Se está produciendo un gran asalto a los derechos de los indígenas en el país”.
En varias ocasiones, los agricultores han impugnado los reclamos de Funai.
Lo cierto es que sabe muy poco, pese a haber sido tema de varias investigaciones, artículos de prensa y un libro titulado “El último de la tribu: la épica búsqueda para salvar a un hombre solitario en el Amazonas“, del periodista estadounidense Monte Reel.
El hombre se clasifica como “no contactado”, lo que significa que, hasta donde se sabe, nadie distinto a su tribu le ha hablado alguna vez.
Se cree que es el único sobreviviente después de que un grupo de seis de ellosfuera atacado por granjeros en 1995.
A su tribu nunca se le ha puesto un nombre y no se sabe qué idioma hablaron.
Durante años, los medios brasileños lo han llamado “el Indio del Agujero” porque realiza profundas zanjas, posiblemente para atrapar animales o esconderse.
También ha dejado chozas de paja y herramientas hechas a mano como antorchas de resina y flechas.
Hasta ahora, lo único que se tenía de él era una foto borrosa.
La tomó un cineasta que acompañó a Funai en un viaje de monitoreo. La foto aparecía fugazmente en un documental brasileño de 1998 titulado Corumbiara.
Los activistas dicen que están contentos y sorprendidos de descubrir que el hombre tiene aparente buena salud.
“Está muy bien, cazando, manteniendo algunas plantaciones de papaya y maíz”, le dijo al diario británico The Guardian Altair Algayer, un coordinador regional de Funai.
La agencia tiene una política de evitar el contacto con grupos aislados, y dice que el hombre ha dejado claro que no quiere ser contactado, ya que en el pasado le disparó flechas a personas que intentaban acercarse a él.
“Ha sufrido una experiencia muy violenta, ve el mundo como un lugar muy peligroso”, dice Watson, quien visitó la zona y vio los campamentos del hombre.
Se cree que la mayoría de su tribu fue diezmada en la década de los 70 y 80 después de que se construyera una carretera en las cercanías, lo que provocó un aumento en la demanda de tierras con fines comerciales.
Hoy, agricultores y madereros ilegales todavía quieren apoderarse de esas tierras.
También podría verse confrontado por los llamados “pistoleros”, hombres armados que patrullan el área al servicio de ganaderos.
La selva amazónica de Brasil es el lugar con más tribus no contactadas en todo el mundo, según Survival International.
El contacto con el mundo exterior también lo pone en riesgo de morir de gripe, sarampión u otras afecciones comúnmente tratables, ya que la inmunidad de estas personas ante enfermedades es baja.
“En cierta manera, no necesitamos saber nada sobre él”, dijo Watson.
“Pero es un símbolo de lo que estamos perdiendo: esta tremendadiversidad humana”, concluyó.