El presidente Donald Trump busca apaciguar este martes a su propia bancada en el Congreso, claramente incómoda ante el imparable escándalo por la separación de miles de niños inmigrantes del resto de sus familias en la frontera estadounidense con México.
Más allá de la furia indisimulada de los legisladores de la oposición demócrata, los propios republicanos no esconden la incomodidad con la creciente controversia y las justificaciones esgrimidas hasta ahora por el gobierno.
En ese cuadro, Trump anunció para este martes una visita al Congreso para reunirse con integrantes de la bancada republicana, con quien debe discutir las opciones que se analizan para hallar una salida a la situación.
Trump y altos funcionarios ya dejaron claro que el gobierno no pretende retroceder en su política de separar familias arrestadas al ingresar clandestinamente al país, a pesar del ya ensordecedor coro de críticas indignadas por semejante iniciativa.
“Yo no quiero niños siendo retirados de sus padres. Pero cuando buscamos procesar a los padres por venir aquí ilegalmente, algo que se debe hacer, hay que separar a los niños”, dijo el mandatario en un discurso ante pequeños empresarios.
En tanto, varios legisladores demócratas visitaron centros de acogida de niños separados de sus familias en la frontera y expresaron su furia al encontrarse con que los menores son mantenidos en instalaciones divididas en “jaulas”.
Diversos sondeos ya muestran el rechazo mayoritario de los ciudadanos estadounidenses a esta situación, en un cuadro que podría claramente tener efectos en las elecciones legislativas de medio término.
El gobierno, en tanto, se aferra con firmeza a la teoría de que la separación familiar es resultado de la ley vigente, y que los legisladores demócratas son los responsables por esta situación, al negarse a votar una ley de reforma del sistema migratorio.
Como forma de preparar el terreno para su visita al Congreso, Trump apeló a la red Twitter: “¡Los Demócratas son el problema!”, reiteró.
Según el presidente, a los demócratas “no les importa la criminalidad y quieren inmigrantes ilegales, no importa cuán malos puedan ser, para inundar e infectar nuestro país, como el MS-13”, en referencia a la Mara Salvatrucha.
Los republicanos controlan las dos Cámaras del Congreso, pero Trumpresponsabiliza a los demócratas porque en el Senado precisa de 10 de sus votos para que una ley resulte aprobada.
En la actualidad, en el Congreso circulan dos proyectos de ley relativos a la cuestión migratoria.
El primer proyecto es claramente de ‘línea dura’, apoyado por los sectores más ultraconservadores, y el segundo es considerado de “compromiso” con los demócratas.
Este último proyecto pone fin a la separación de familias, protege de la deportación a aquellos inmigrantes llegados al país en su infancia (los llamados Dreamers), aumenta el presupuesto de defensa fronteriza y reduce las cuotas de inmigración legal.
Este martes, sin embargo, los gobiernos de Colorado, Nueva York, Maryland y Massachusetts se negaron a enviar tropas de la Guardia Nacional a la frontera sur.
“No seremos cómplices de esta tragedia humana”, dijo el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.
En medio de la avalancha de críticas, el Fiscal General y Secretario de Justicia, Jeff Sessions, opinó este martes que las comparaciones con acciones de los nazis en Alemania era “una real exageración”.
De acuerdo con datos oficiales, solamente entre el 5 de mayo y el 9 de junio las autoridades fronterizas separaron a 2.432 niños cuyas familias están arrestadas en espera de proceso criminal por ingresar clandestinamente al país.
En la actualidad, el departamento de Salud y Servicios Humanos tiene bajo su cuidado nada menos que 11.700 niños y menores de edad extranjeros, retenidos en unos 100 albergues distribuidos en 17 estados del país.
En este escenario, las reacciones se tornan más duras, inclusive por parte de aliados tradicionales que suelen tener cuidado de no irritar a Washington.
En una videoconferencia, el ministro mexicano de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, dijo que la política de ‘tolerancia cero’ que permite la división de las familias es “cruel e inhumana”.
“Quiero a nombre del gobierno y del pueblo de México expresar nuestra más categórica y enérgica condena a una política cruel e inhumana”, expresó.
Sandra Jovel, canciller de Guatemala, por su parte, dijo a la prensa que la separación de familias es “un tema de preocupación para el gobierno”.
En tanto, el gobierno de El Salvador también expresó su “preocupación” por la práctica de la separación familiar, una medida que “implica violación de derechos humanos”.
Con información de: Aldo GAMBOA © Agence France-Presse